Por esto la indecisión es señal de inteligencia y no de inseguridad
La Universidad Técnica de Dresde, ha publicado un nuevo estudio en la revista ‘Personalities and Individual Differences’ en el que se reformula la escala de Frost
Un hombre pensando. | Unsplash.
La toma de decisiones nos acompaña desde que nos levantamos, ¿qué voy a tener para desayunar?, hasta el final del día, ¿qué serie me pongo en Netflix? Y es que la vida es el conjunto de decisiones. Algunas personas, por su forma de ser, tienen más tendencia a sufrir estrés y ansiedad como consecuencia de la indecisión cuando hay que elegir entre una opción u otra. Cuando esto ocurre en el ámbito laboral se le llama Síndrome de Hamlet que recibe el nombre por la famosa frase de Shakespeare ‘Ser o no ser’.
«Un síndrome laboral que afecta a aquellas/os profesionales que tienen que por lo general se encuentran gestionado equipos y deben tomar decisiones, ya que las personas que sufren el Síndrome de Hamlet, al igual que en la obra Shakespeare, son personas que viven en una continua duda, lo que les dificulta a la hora de tomar decisiones importantes, y sobre todo, ágiles», cuenta Manuel Romero para LinkedIn.
Estas personas «poseen una elevada capacidad de análisis previo de las situaciones que se les presentan pero no son capaces de tomar una decisión acorde al mismo en el tiempo requerido, lo que repercute si es algo crítico, en agravar los problemas. Estas personas, eternizan la respuesta a cuestiones debido a análisis exhaustivos y extensos que dilatan sobre manera, las decisiones sobre las acciones a desarrollar».
El porqué de tardar en decidir y llevar a cabo excesivos análisis es por el miedo a decidir: «demandan continua información sobre la situación, lo que repercute en las ‘vueltas’ que les dan a todas la cuestiones, por el temor a las consecuencias que pueda tener si se equivocan».
La indecisión no siempre significa inseguridad
Aunque Romero señala la parte negativa de tener dificultades a la hora de tomar decisiones, no es el único punto de vista, hay quienes no ven en esta cualidad un inseguridad sino inteligencia. La Universidad Técnica de Dresde, Alemania, ha publicado un nuevo estudio en la revista Personalities and Individual Differences en el que se reformula la escala de Frost.
Hagamos un paréntesis para explicar en qué consiste esta escala: es el «medidor» que se utiliza en los pacientes para evaluar su indecisión y se les hace elegir entre cuatro afirmaciones con una puntuación del 1 (totalmente en desacuerdo) al 5 (totalmente de acuerdo). «Intento aplazar la hora de tomar la decisión lo máximo posible», «me cuesta planificar mi tiempo libre», «a menudo me preocupa tomar la decisión equivocada» y «siempre me cuesta decidirme por asuntos triviales».
En este nuevo estudio en vez de preguntarles por cuánto cuesta tomar una decisión, buscaban entender las emociones y pensamientos a la hora de enfrentarse a un juicio. Por ejemplo, si sus pensamientos a veces eran contradictorios, si se sentían muy divididos entre las diversas posiciones para enfrentarse a un problema o si, cuando cambiaban de opinión sobre un tema, sentían como si físicamente se movieran de un lado para otro. A esto lo han llamado la ‘cualidad del indeciso’.
Jana-Maria Hohnsbehn, profesora de psicología social y autora del estudio, ha hablado con la BBC para explicar las conclusiones: «Si estas declaraciones resuenan con nosotros, entonces probablemente tengamos una gran ambivalencia de rasgos»
«El sesgo de confirmación es uno de los errores cognitivos más comunes, lo que nos impide analizar evidencias racionales en nuestras relaciones personales hasta en nuestras opiniones políticas». Y añade: «La cualidad del indeciso nos previene de este tipo de pensamiento simplista y también puede ayudarnos en otras áreas de nuestra vida». Por lo tanto, el resultado no evalúa lo indecisa que es una persona sino la capacidad de analizar los problemas y verle todas las caras antes de elegir.
