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Estos son los chequeos médicos clave que debe hacerse un adulto hasta la vejez

Las revisiones periódicas pueden ayudar a detectar enfermedades de forma precoz y poder tratarlas

Estos son los chequeos médicos clave que debe hacerse un adulto hasta la vejez

Los chequeos médicos empiezan a ser más importantes a partir de los 40 años. | Online Marketing (Unsplash)

Los chequeos generales tienen un papel muy importante en la detección precoz de enfermedades y, por tanto, poder tratarlas a tiempo. Pero no todo el mundo conoce la periodicidad con la que hay que acudir a esas revisiones o hasta qué punto son determinantes para ciertas enfermedades.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que no es lo mismo un chequeo básico y preventivo que otro más en profundidad y que incluya pruebas más específicas. Tampoco es lo mismo las pautas que se siguen los médicos con pacientes que no tienen síntomas de enfermedad que aquellos que tienen antecedentes o tienen determinados factores de riesgo. Además, todo varía según la edad y el momento vital de la persona.

Los expertos abogan cada vez más por centrar las recomendaciones en este último sentido. El presidente del Organismo de Coordinación del Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud (Papps) y miembro de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), Francisco Camarelles, explica a Cuídate Plus que «los chequeos generales indiscriminados sobre población sana son actualmente motivo de debate y controversia».

«De hecho, en España, en Atención Primaria no hacemos chequeos sino que aplicamos recomendaciones preventivas a los pacientes que acuden a nuestras consultas, según su edad y sexo. Es un enfoque muy distinto, ya que el objetivo es motivarles para mejorar los comportamientos saludables», señala el presidente.

El responsable del Grupo de Cronicidad de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Francisco José Sáez, opina igual que Camarelles. Explica que el concepto de «chequeo periódico» se está dejando de lado en la población sana y que las estrategias están centrándose en la detección precoz o cribado de algunas enfermedades. Algunos ejemplos son diferentes tipos de cáncer, la presencia de factores de riesgo cardiovascular o algunas patologías autoinmunes.

El chequeo general

La coordinadora del Grupo de Trabajo de Actividades Preventivas de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), Esther Redondo, describe que un chequeo general tipo «incluye, además de la exploración clínica básica y de la historia clínica, un análisis básico y un electrocardiograma».

Estos análisis «deben revisar, al menos, las cifras de glucosa, colesterol, creatinina (para evaluar la función renal), las defensas (leucocitos o glóbulos blancos) y descartar una posible anemia (cifras de hemoglobina). Dependiendo del resultado de la anamnesis y la exploración inicial, pueden estar indicadas otra serie de pruebas complementarias en cada caso concreto. Eso sí: el beneficio para la salud no está en los chequeos médicos o pruebas realizadas en sí sino en la mejora de los hábitos de vida».

A estas pruebas básicas se le añaden más o se hacen de forma más específica según los años del paciente. Además, y aquí la edad es independiente, los expertos recomiendan tener en cuenta otros chequeos o revisiones, como la de la vista y la odontológica, una vez al año.

Adolescencia y 20 años

Una adolescente.
Una adolescente. Foto: Pixabay

«Tanto en hombres como mujeres, se recomienda incluir la determinación de los niveles de colesterol en sangre en cualquier analítica solicitada por el paciente, con una periodicidad mínima de 4 años a partir de los 18», apunta Camarelles. También es importante, en los casos de personas sexualmente activas en las que haya dudas o que el paciente lo pida, realizar pruebas del VIH y actualizar las vacunas.

«Se recomienda preguntar sobre el consumo de tabaco y aconsejarles sobre el abandono del hábito. La periodicidad mínima de esta detección del tabaquismo es de cada dos años. Asimismo, es importante tomar la tensión arterial», añade el doctor. Además, en las mujeres es recomendable la citología cervical cada tres años a partir de los 25 años. Esta prueba consiste en la toma de una muestra citológica de la vagina y del cuello uterino para poder diagnosticar, en caso de que las haya, las lesiones precursoras del cáncer de cuello de útero o de otro tipo de tumores.  

Década de los 30-40 años

Para Redondo, los 40 años marcan un punto de inflexión en la visita al médico de la población adulta general. Hasta esa edad solo debería acudir a la consulta si aparecen síntomas o problemas de salud, «pero, a partir de esa edad, toda persona debe incluirse en una dinámica de prevención basada en unas pruebas básicas, cada 1-2 años o más, dependiendo de la prueba o exploración».

«Otra cuestión es que tengan antecedentes de algunas enfermedades concretas, en cuyo caso, dependiendo de cuáles sean, puede estar indicado comenzar antes los controles o pruebas para su diagnóstico y tratamiento precoz», puntualiza Camarelles. Además, señala que en las mujeres de esta edad, además de la citología para descartar cáncer de cérvix es también recomendable hacer la prueba del virus del papiloma humano (VPH) cada cinco años.

Además, es recomendable vigilar más de cerca, a partir de los 30 años, las alteraciones cutáneas. En caso de que los lunares cambien de color o de tamaño, por ejemplo, es mejor acudir al médico y comunicárselo.

Entre los 50 y los 60 años

Algunas enfermedades merecen especial atención a partir de los 50 años, según señala Sáez, tanto los hombres como las mujeres. «Es el caso del cáncer de colon, por lo que se recomienda la determinación de sangre oculta en heces cada dos años, entre los 50 y los 70», explica.

Además, «también es importante la detección de factores de riesgo cardiovascular con toma de tensión arterial (de hecho, la hipertensión es uno de los problemas que con más frecuencia se detectan en estos chequeos); peso y talla, cada dos años; detección de colesterol y glucemia en sangre, cada 5 años, y evaluación de hábitos tóxicos (alcohol, tabaco y otras drogas), cada dos años».

En las mujeres se recomienda iniciar a los 50 el cribado del cáncer de mama, con la realización de mamografías bienales hasta los 70 años. En caso de que haber antecedentes familiares, lo recomendable es empezar a realizar estas pruebas antes. «También en estas edades debe mantenerse el cribado de cáncer de cuello de útero con citologías cada 3-5 años», recuerda el doctor.

A partir de los 60 años

Una pareja de personas mayores.
Una pareja de personas mayores. Foto: Pixabay

Camarelles señala que, además de lo recomendado para la década anterior, a partir de los 60 se añaden otras medidas. Por ejemplo, el consejo sobre el ejercicio físico en mayores de 65 años con riesgo de caídas. «El cribado de cáncer de cérvix sigue practicándose hasta los 65 años y la detección de hipertensión y la valoración del riesgo cardiovascular son también acciones que continúan haciéndose», puntualiza.

Además, para Sáez a partir de esta edad empieza también un nuevo calendario de vacunación en adultos. Aquí destacan dos: la vacunación antigripal, de forma anual, y la antineumocócica, que puede ser con una sola dosis en caso de la vacuna conjugada, o cada 5 años, en el de la polisacárida (esta última está financiada en toda España, mientras que la primera solo en algunas regiones).

Por último, Redondo afirma que también hay que explorar en mayor medida aspectos mentales, como la memoria o la orientación. También hay que prestar atención a la situación sociofamiliar y a las limitaciones físicas o sensoriales, «que tanta influencia pueden tener en la prevención de caídas o discapacidad importante».

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