Los medicamentos que están relacionados con el desarrollo de una infección cerebral grave
La leucoencefalopatía multifocal progresiva está causada por el virus John Cunningham, un virus que porta hasta el 80% de la población
La leucoencefalopatía multifocal progresiva está causada por el virus John Cunningham, un virus generalmente inofensivo que porta hasta el 80% de la población y se produce cuando el virus se reactiva y ataca el cerebro con consecuencias potencialmente mortales. Los investigadores llevaban mucho tiempo buscando una explicación de por qué el virus provoca esta infección en algunas personas y no en otras.
Una nueva investigación ha confirmado un fuerte vínculo entre cuatro mutaciones genéticas y la leucoencefalopatía multifocal progresiva (LMP), una infección cerebral rara pero a menudo mortal que pueden desencadenar docenas de fármacos aprobados, según publican sus autores en la revista Frontiers in Neurology. Esperan que estos hallazgos permitan a los médicos detectar a los pacientes con mayor riesgo.
El estudio descubrió que, en las personas que tomaban fármacos inductores de LMP, tener una de las cuatro variantes genéticas aumentaba el riesgo de leucoencefalopatía 8,7 veces de media. Una de las variantes multiplicaba por 33 el riesgo.
Ocho medicamentos llevan una advertencia de recuadro negro para la LMP, la advertencia más fuerte que da la FDA norteamericana. Más de 30 medicamentos adicionales llevan otras advertencias sobre la LMP. En total, se han notificado a la FDA casos de LMP en pacientes que tomaban más de 75 medicamentos. La lista incluye muchos de los tratamientos más eficaces contra la esclerosis múltiple (EM), los cánceres de la sangre, la artritis reumatoide, la enfermedad de Crohn y el rechazo de trasplantes de órganos.
Así descubrieron la relación entre los medicamentos y la infección
En este estudio, los investigadores demostraron en primer lugar que cuatro variantes genéticas eran mucho más frecuentes en los pacientes que desarrollaban LMP inducida por fármacos que en la población general. A continuación, buscaron estas variantes en el grupo de control ideal: pacientes con EM portadores del VJC y que tomaban un fármaco de alto riesgo desde hacía años, pero que no desarrollaron LMP. Los resultados fueron aún más contundentes cuando se compararon con estos controles emparejados.
Casi el 11% de los pacientes con LMP dieron positivo en al menos una de las cuatro variantes. Para poner este hallazgo en perspectiva, estas variantes explican un porcentaje mayor de casos de LMP que las conocidas mutaciones BRCA explican los casos de cáncer de mama. Además, su poder predictivo supera los niveles que han llevado a la FDA a exigir el cribado genético para otros medicamentos de riesgo.
La LMP inducida por fármacos está aumentando a medida que se desarrollan más terapias inmunosupresoras. Sólo en Estados Unidos, en 2021 se registraron más de 500 casos en el sistema de notificación de acontecimientos adversos de la FDA. Estos medicamentos se prescriben ampliamente y en Estados Unidos casi 1 millón de personas tienen EM, otro millón y medio tienen cánceres de la sangre comúnmente tratados con medicamentos que inducen LMP, y 850.000 estadounidenses han recibido trasplantes de órganos.
«Es fundamental poder identificar las mutaciones genéticas que aumentan enormemente el riesgo de una persona de padecer esta infección devastadora», advierte el doctor Lawrence Steinman, profesor de neurología y ciencias neurológicas, pediatría y genética de la Universidad de Stanford, que no participó en el estudio. Su laboratorio desarrolló Tysabri, un potente medicamento contra la esclerosis múltiple que fue retirado temporalmente del mercado a causa de la LMP y que ahora lleva un recuadro negro de advertencia. «El cribado preventivo de estas variantes debería formar parte de los cuidados estándar. Ojalá tuviéramos herramientas más potentes como ésta para otras terapias«, afirma.
Otro experto independiente en LMP, el doctor Joseph Berger, jefe de esclerosis múltiple de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania y autor principal del Comité de Directrices sobre LMP de la Academia Estadounidense de Neurología, concluye que «determinar la susceptibilidad genética a la LMP es un método muy prometedor para reducir el riesgo de enfermedad. Una prueba sencilla y barata puede resultar revolucionaria en este sentido», asegura.