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La ciencia demuestra que el alcohol envejece y potencia la demencia

Este tipo de bebida es la droga más consumida y está confirmada su relación con el desarrollo de varios tipos de cáncer

La ciencia demuestra que el alcohol envejece y potencia la demencia

Diferentes bebidas alcohólicas | Pixabay

Si hay algo de lo que no hay duda es de que el alcohol es la droga más consumida. Aunque situar esta bebida dentro de esa categoría, el propio Plan Nacional sobre Drogas destaca que cumple con la definición. Es una droga depresora del sistema nervioso central e inhibe, de forma progresiva, las funciones cerebrales. Por tanto, afecta a la capacidad de autocontrol, produciendo en un inicio euforia y desinhibición.

Estos efectos a corto plazo serían los que están detrás de buena parte de las muertes producidas por el consumo de alcohol derivadas de accidentes de tráfico, laborales o por violencia. No obstante, son los efectos a largo plazo los que producen más muertes y enfermedades. Y no hay que hablar de los casos de alcoholismo como tal, sino del consumo de alcohol como factor de riesgo de padecer una enfermedad crónica.

El alcohol es un carcinógeno confirmado (es decir, que produce o favorece la aparición de cáncer). Está clasificado, además, en el grupo uno por la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El alcohol es la causa última de gran parte de los casos de cáncer de hígado, de mama o del aparato digestivo.

En lo referente a la enfermedad cardiovascular, existe algo de polémica sobre si el consumo de alcohol con moderación podría o no ser beneficioso para el corazón. De aquí surge el típico dicho de que el cardiólogo recomienda tomar una copa de vino en las comidas; sin embargo, el oncólogo lo desaconseja.

Nuevos datos sobre el consumo de alcohol y el envejecimiento

Pero las enfermedades crónicas no son lo único que puede aparecer como consecuencia del alcohol. Nuevos estudios indican que el consumo de esta bebida envejece. Para saber si esto es cierto, los investigadores midieron el estado de metilación del ADN de jóvenes de 15 y 20 años.

Este método, denominado GrimAge, determina ciertos cambios en el ADN que están asociados con la edad y les asigna un valor de edad biológica. Esta edad biológica puede ser mayor o menor que la cronología real; por tanto, indica un rejuvenecimiento o un envejecimiento acelerado del sujeto.

Que el consumo de alcohol provocaba una aceleración del envejecimiento en tejidos como el hepático o el sistema inmune era algo ya conocido. Sin embargo, este estudio es uno de los pocos que ha analizado el envejecimiento producido por el consumo continuado o aguado de alcohol y, además, según el tipo de bebida. El estudio, además, lo han llevado a cabo en personas jóvenes; esto puede permitir observar de forma más clara el efecto que tiene el consumo de alcohol sobre el envejecimiento.

Concretamente, en el estudio CARDIA han participado cerca de 1.000 personas. Esta investigación analiza el riesgo de padecer una enfermedad coronaria en personas jóvenes. Compararon, por tanto, a aquellas que beben alcohol de forma habitual con los que no lo hacían.

Los resultados no dejan lugar a duda

Después de analizar el reloj epigenético GrimAge en estos jóvenes y obtener su edad biológica, los investigadores observaron que tanto el consumo continuado de alcohol como el consumo agudo (las personas de botellón de fin de semana) están asociadas con un envejecimiento acelerado.

Tras un análisis por tipo de bebida, encontraron también un efecto claro entre consumo total de alcohol o licores y envejecimiento. En el caso de la cerveza esta relación era menos fuerte; en el consumo de vino, además, no existe. Es interesante también la relación encontrada entre atracones recientes de alcohol y el envejecimiento prematuro.

En el estudio, además, no solo analizaron el reloj biológico. También hicieron lo mismo con algunos biomarcadores asociados al envejecimiento prematuro, como son la hormona leptina o el inhibidor de activación del plasminógeno I (PAI-1). En los dos casos, los investigadores encontraron niveles de estos biomarcadores que indican un envejecimiento acelerado.

Campaña de la OMS sobre el consumo de alcohol y sus efectos sobre la salud

La importancia de los patrones de consumo de alcohol

Una jarra de cerveza.
Una jarra de cerveza. Foto: Pixabay

Los investigadores han señalado la importancia del patrón de consumo: las características de cada una de las bebidas no es lo único que hay que tener en cuenta. Los distintos patrones de consumo a diferentes edades y asociados a distintas bebidas pueden influir en los resultados. Por ejemplo, observaron que el consumo de licor o cerveza era menor cuanto mayores eran los jóvenes (en edad cronológica); aumentaba, por el contrario, el consumo de vino.

Además, los participantes de más edad son los que se daban atracones de alcohol con menos frecuencia. Esto es lo que puede haber penalizado al licor y, especialmente, a la cerveza. Por el contrario, habría beneficiado al vino (eran menos probables las borracheras de tinto que las de cubatas o cervezas, según el estudio).

Hay que recordar, además, que explicaciones como los polifenoles del vino no parecen ser convincentes. Para poder obtener una dosis diaria de un gramo de resveratrol serían necesarios unos 700 litros de vino. El principal factor en este caso sería, además, la graduación de las bebidas y su frecuencia y cantidad de consumo, que son las variables que determinarán la ingesta total de alcohol.

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