Las abuelas que revolucionan las redes
Las ‘influencers seniors’ permiten acabar con las concepciones erróneas que existen acerca de la tercera edad
Rosa, a sus 82 años, cuenta con 7,2 millones de seguidores en TikTok y usa las redes sociales «porque divierten». Trabajó gran parte de su vida como limpiadora de un hospital. Ahora es viuda, madre de cinco hijos, abuela de diez nietos y hater de la clásica definición de anciana.
Está cansada de que a la gente de su edad se le relacione con actividades sedentarias como pasar el día en un sofá viendo la televisión o tejiendo ganchillo. Huye de la idea de comportarse como si la muerte fuera un evento cercano. TikTok e Instagram le ayudan diariamente a lograr esa escapada. «Estoy disfrutando de una segunda oportunidad y lo hago como una enana», cuenta con una sonrisa que va de oreja a oreja.
Conbuenhumor es la cuenta que comparte con su nieto Christian, quien le ayuda a crear todo su contenido. «Ella es la actriz y yo todo lo demás», dice el tiktoker, que también asegura entre risas que su abuela se ha llevado el papel protagonista.
Juntos forman una de las parejas más exitosas y divertidas dentro del panorama digital español. La naturalidad, familiaridad e innegable conexión de este dúo ha conducido a Rosa a ocupar el puesto de la abuela de TikTok más famosa de España y la segunda del mundo. «Sola no sería igual, ya me ha pillado mayor esto de las redes», relata la influencer jienense, que no quiere ni acercarse a la posibilidad de tener un móvil propio. La yaya de España ya siente bastante control a causa de las redes sociales: «Voy caminando por la calle y muchos me conocen, aunque yo siempre me paro encantada».
El equipo de Conbuenhumor surge en noviembre de 2013, cuando ni siquiera existía Tiktok como red social. Christian quiso dar sus primeros pasos en el mundo de la comunicación creando una cuenta de Instagram y publicando vídeos en Youtube.
En un principio, lo hizo para practicar y enseñar a la sociedad su potencial como periodista. En estas plataformas hacía de presentador y se inventaba numerosos programas, hasta que un día decidió invitar a su abuela a participar.
Ninguno estaba preparado para tal acogida. Recibían una enorme cantidad de comentarios positivos, aunque también muchos otros de seguidores extrañados por el contraste de edad.«Algunos me decían que me reía de la gente mayor y ridiculizaba a mi abuela, ahora, en cambio, todos están enamorados de ella», afirma Christian. Desde sus inicios, Rosa lo ha hecho por diversión y su nieto lo disfruta como un verdadero fan de los medios de comunicación. Ambos coinciden y demuestran día a día que la tecnología puede unir a todas las generaciones.
Arte en TikTok
Precisamente, gracias a una intensa relación entre nietos y abuela surge la cuenta de Pinturaconmalu. María Lourdes es artista plástica, muralista, maestra y cuentacuentos. Con 77 años recién cumplidos, tiene 746.7000 seguidores en TikTok. La idea de compartir su arte en redes surgió durante el confinamiento, cuando los mayores tenían que tener especial cuidado y evitar al máximo salir al exterior.
«Yo era una persona muy activa que trabajaba mucho y con la pandemia me sentí encerrada», cuenta la pintora. Al detectar este inconveniente, sus nietos le aconsejaron que emplease su tiempo libre en crear contenido para redes sociales. Gracias a ellos, la maestra transformó el horror de la pandemia en una oportunidad para difundir su pintura. Poco a poco le fue dando forma a un perfil que rápidamente tuvo muy buena aceptación.
María Lourdes considera a una de sus nietas «la productora original» de todos sus vídeos. Viven juntas y siempre está ahí para orientarle. Cada día descubre algo nuevo de ella, pues para la muralista la parte más difícil de las redes sociales es saber manejarlas. «Todavía me falta mucho, hay cosas que no controlo pero voy aprendiendo poco a poco», confiesa la artista tímidamente.
Aún así, Malu defiende a capa y espada que la tercera edad es compatible con el ámbito tecnológico. Según la tiktoker mexicana, todas las personas como ella tienen un hueco en las redes sociales, pero claramente no saben aprovecharlo. El problema se encuentra en el desconocimiento, no saber bien dónde se pueden desarrollar. Algunas amigas suyas utilizan redes sociales, pero ninguna en la forma en la que ella ha tratado de hacerlo: «No conozco casi ninguna persona de más de 60 años que haga un contenido como el mío».
Quizás por motivos como ese Pinturaconmalu ha logrado destacar y diferenciarse dentro del panorama mediático. «Tener fans ha sido la experiencia más hermosa que he tenido en mi vida, es maravilloso», afirma la influencer con orgullo. Ella lo relaciona con cuestiones de aceptación. Le fascina saber que hay seguidores que sin conocerle personalmente le quieren y admiran. Principalmente, porque le hacen sentir que su labor es útil para una pequeña parte de la sociedad. La protagonista de esta cuenta de TikTok se siente verdaderamente afortunada por haber encontrado una experiencia así a su edad. Sus fans le han hecho conocer un sentimiento que no sabía que podía existir.
Instagram no tiene edad
En Instagram Aída cuenta con 2.231 seguidores. Maprilita, Aida, Irene, Paula, Andrés, Marina y Javi son los nietos de esta mujer de 85 años que decidió en 2015 adentrarse en el universo de las redes. En la biografía de su perfil deja bien claro que su contenido no lo sube ella pero dar likes es su tarea favorita. Para Abuelagolosinas, una red social es un espacio para entretenerse y hacer funcionar la mente, «un ejercicio fundamental» para las personas de su edad. Ante todo, ella usa Instagram para comunicarse con sus followers, por los que se siente realmente querida.
«Sobre todo me gusta hacer reír, esa es mi meta diaria, sacarles a todos una sonrisa», relata Aída con el entusiasmo que tanto le caracteriza. La abuela moderna considera que sus publicaciones funcionan porque entretiene de distintas maneras. No solo muestra sus dotes culinarias, sino que también sabe meterse en el papel de humorista. Tiene vídeos principalmente con su nietas. Ellas son las verdaderas artífices de todo este entramado porque Aída asegura que sola no se atrevería: «Yo casi no sé moverme por Instagram, me da un poco de vergüenza admitirlo pero es así».
El mayor inconveniente de Abuelagolosinas con las redes sociales aparece cuando «quiere hacer un montón de cosas y no sabe hacer ninguna».
La influencer cree que no busca aprender más de lo que ya sabe porque tiene a quien se lo haga: «Igual soy un poco gandula en ese sentido», admite casi susurrando. Aunque esta decisión relacionada con quién lleva las riendas de la cuenta también depende de sus nietas. «Saben que si las manejara yo sola seguramente haría disparates y tendría problemas a cada momento», dice Aída riéndose de sí misma. A pesar de ello, en algunas ocasiones, le gusta imaginar ideas para futuros vídeos para no tener que esperar a que sean siempre otros quienes lo hagan por ella.
Para esta abuela canaria tener fans supone un orgullo. Lo define como una oportunidad para rodearse de «mucha juventud». Cree que a cualquiera le gustaría estar en contacto con tanta gente como ella actualmente. Aída sí conoce a más mujeres de su edad que usan redes sociales pero «tan locas» como Abuelagolosinas, ninguna.
Rosa, María Lourdes y Aída son el ejemplo idóneo para demostrar que la vejez puede tener un hueco en este mundo tan tecnológico y digitalizado. Innegablemente, las tres encuentran diariamente dificultades asociadas al manejo de las redes sociales. Son perfiles que no se han criado con ello y de manera inevitable les cuesta. Aún así, aprenden igualmente, además, de manera muy veloz.
JUBILAB ayuda a las ‘influencers’ mayores
Tania Vera, directora de JUBILAB, lleva dedicándose durante cuatro años a contribuir a la innovación en geriatría. Busca romper con los paradigmas relacionados con la vejez y mejorar la calidad de vida de las personas mayores en cuanto a inclusión social. JUBILAB es un laboratorio de innovación que ayuda a personas mayores de 60 años que deciden emprender y que necesitan obtener habilidades digitales para hacerlo.
«Los influencers mayores permiten acabar con las concepciones erróneas que existen acerca de la tercera edad», aclara Vera. La directora de JUBILAB argumenta que cada etapa de la vida supone un eslabón para alcanzar la siguiente, la vejez es la última, «pero no por ello debe tener menos valor». La creación de nuevas redes o plataformas para estar conectados es imparable. Las personas de la tercera edad necesitan intermediarios y «esos somos nosotros».
Los abuelos requieren a jóvenes intuitivos en el área digital que ayuden y traten de alejarles de la frustración ante el cambio. Conbuenhumor, Abuelagolosinas y Pinturconmalu constituyen perfiles que surgen gracias a una combinación de generaciones. Ninguna de ellas presta demasiada atención a los followers y muchas veces no se entienden con las tecnologías. Sin embargo, aprenden de sus nietos día a día y disfrutan como niñas de la casualidad que les ha llevado a la fama. Estas tres mujeres se consideran privilegiadas por poder divertirse haciendo mucho más que tejer ganchillo.