La ciencia vincula este mítico bocadillo del almuerzo con el cáncer de colon
La Organización Mundial de la Salud ya advirtió de los riesgos de este alimento en un informe de 2015
La infancia es sinónimo de bocadillos diarios. Incluso la adolescencia. Son la comida estrella de los recreos, tanto en colegios como institutos. Además, también son protagonistas de muchas meriendas. A pesar de esto, la educación alimentaria en España ha cambiado mucho a lo largo de los años. De esta forma, lo que hace unos años era un alimento común en estas comidas, ahora se ha descubierto que guarda relación directa con el cáncer de colon.
Este es el bocata, o sándwich, de jamón york. En realidad, este producto como tal no existe: es una denominación que no está recogida por la norma de calidad sobre derivados cárnicos que regula este embutido en España. Este es el Real Decreto 474/2014, una normativa que solo acepta tres categorías principales.
Estas son el jamón cocido extra, jamón cocido (a secas) y fiambre. La de mayor calidad es la primera, ya que debe contener, obligatoriamente, más de un 80% de carne de cerdo. El fiambre, por otra parte, es todo lo contrario. Está elaborado a partir de multitud de ingredientes (como fécula de patata, proteínas de leche y de soja, sal, lactosa , potenciadores de sabor…) y, además, su porcentaje de carne es muy bajo: apenas un 50%. Esto lo convierte en un gran ultraprocesado.
Relación entre el jamón york y el cáncer de colon
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya abordó este tema en un informe publicado en 2015. En este reconocía que el jamón york es una carne procesada y que, además, favorece la aparición de cáncer de colon. Esto es algo que también ocurre, por ejemplo, con las hamburguesas y los perritos calientes.
«La carne procesada se refiere a la carne que se ha transformado a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado u otros procesos para mejorar su sabor o su conservación. La mayoría de las carnes procesadas contienen carne de cerdo o de res, pero también pueden contener otras carnes rojas, aves, menudencias o subproductos cárnicos tales como la sangre», explica la organización, según recoge El Español.
Es decir, el bocadillo de jamón york lleva mucho tiempo sin ser una alternativa saludable; es más, puede provocar cáncer de colon. No obstante, la industria cárnica lo vende como un producto idóneo. Además, elementos como su color rosáceo y los reclamos que incluyen las marcas, haciendo creer que es un alimento idóneo para, por ejemplo, las dietas, han ayudado a prolongar esta creencia durante muchos años.
El jamón york no es el único embutido perjudicial
Los reclamos como «artesano», «fitness» o «bienestar», que aparecen estampados en los envases, realmente no significan nada. Solo son estrategias de marketing para que el consumidor lo considere un producto de más calidad y bueno para la salud. Pero, además, no hay que olvidar que tener pocas calorías no es sinónimo de que ese alimento sea saludable.
En el caso del jamón york, el problema son los productos que lleva añadidos, como el agua. Esto da lugar a un alimento menos energético, pero también rebaja el porcentaje de carne que contiene. Pero todo esto es también aplicable al resto de embutidos procesados fabricados a partir del cerdo: al salchichón, al chorizo, al choped, a la mortadela con aceitunas, la cecina e, incluso, también el jamón serrano.
«Ejemplos de carnes procesadas incluyen frankfurters (perritos calientes / hot dogs / salchichas), jamón, salchichas, carne en conserva (corned beef), y cecina o carne seca, así como carne en lata, y las preparaciones y salsas a base de carne», especifica el informe de la OMS. Por ello, los especialistas recomiendan evitar lo máximo posible estos alimentos, ya que así reducirá también el riesgo de cáncer de colon.