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Flores y sequía: esto es lo que puedes plantar que no necesita mucha agua

Las especies que necesitan un regadío continuo sufrirán más con la situación actual, cada vez más seca

Flores y sequía: esto es lo que puedes plantar que no necesita mucha agua

Un jardín y una cesta con tulipanes. | Pixabay

La sequía es cada vez más acuciante en España y, como es lógico, también afecta a las plantas del hogar. Según recoge El Periódico, varios expertos han propuesto sustituir flores como las petunias, dalias y lirios africanos por el romero, la lavanda, la salvia o la genistas. La idea detrás de esta recomendación es poder reconvertir los patios, las terrazas y los jardines de las ciudades y las casas para que sean más sostenibles, debido a la situación actual. El planteamiento de base es sustituir las flores exóticas por la flora mediterránea, más compatible con este clima.

«Si la sequía influye en la política, en el turismo y en la industria, ¿cómo no va a afectar a la jardinería?», se pregunta el geógrafo y naturalista Martí Boada. Ha sido él quien ha trabajado junto a otro investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) Jaume Marlès. Ambos han defendido el llenar los patios, las terrazas y los jardines con plantas autóctonas que tengan más facilidad para sobrevivir con el agua de la lluvia y poco más.

Priorizar las plantas que no necesitan mucha agua

«Tenemos que recuperar el encanto y apreciar la belleza de estas especies que tanto valoramos en el campo pero que no plantamos en nuestros jardines», explica Boada. Los dos científicos expusieron esta propuesta en el museo Arxiu Tomàs Balvey de Cardedeu. Esta charla la organizó la fundación Viver de Bell-lloc con el título «Jardinería y futuro sostenible». Los especialistas, además, aseguran que la situación ambiental no tiene precedentes.

«Por lo tanto, cuando alguien se ponga a planificar un jardín, público o privado, debe tener en cuenta como funcionarán las especies escogidas en los próximos 20 o 30 años», opina Boada. Según ambos investigadores, tener un jardín sostenible no solo sería una posibilidad sino que, en realidad, es bastante más sencillo de lo que se cree. La clave, explican, es escoger plantas mediterráneas de bajo consumo hídrico, que sean compatibles con la pluviometría local.

Por el contrario, defienden que no tiene sentido tener plantas que necesitan que las rieguen todos los días. Esto no significa, no obstante, que estén pidiendo la eliminación de todos los jardines: «Se tiene que conseguir el efecto bote de miel. Es decir, que las plantas atraigan a polinizadores como las mariposas y las abejas, dos especies en declive». Esto, a su vez, también servirá de llamada para varias especias de pájaros, lo que podría dar lugar a que naciera un pequeño ecosistema.

Las ‘malas hierbas’ son otra solución beneficiosa

Un campo de olivos.
Un campo de olivos. Foto: Pixabay

Ante esta situación surge una nueva pregunta: ¿qué especies son las que hay que plantar? Boada defiende el crear un «pequeño oasis de biodiversidad»: «Se requieren especies distintas, para asegurarnos de que hay fruto a lo largo de todo el año. Los fringílidos como carbonerosherrerillos o currucas cabecinegras. Así, consigues que la naturaleza entre en tu casa».

Marlès especifica algunos de los posibles árboles que encajarían con esta idea: el olivo, el almez, la encina, el roble, el pino o el algarrobo. También serían una posibilidad los arbustos como el durillo, el lentisco, el romero, la salvia, la lavanda o la genista. En tercer lugar están las herbáceas típicas mediterráneas, como las milhojas, el lirio o la borraja. Por último, están las trepaderas: la glicina o la hiedra son dos de las posibilidades.

Para quienes dispongan de tierra y no quieran hacer la inversión de comprar nuevas plantas, hay una opción aún más sencilla: dejar crecer las conocidas como «malas hierbas». «Son plantas que funcionan por sí solas, resisten muy bien durante todo el año y hay que permitir que dibujen su camino bajo los árboles y arbustos», explica Boada.

Algo que también aconseja es replantear la estética, sustituyendo el concepto «malas hierbas» por «buenas hierbas». «No nos gustan por una cuestión cultural. Si aprendes a apreciarlas, pueden parecer preciosas», añade. Por último, el investigador pide a las administraciones que tengan en cuenta todos estos principios a la hora de diseñar parterres o escoger especies para las ciudades. «Los gobiernos municipales y autonómicos tendrían que asumirlo y aplicarlo», concluye Boada.

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