Un varón de nacionalidad española, y nacido en Tenerife ha sido condenado a pagar una multa de 2.700 euros por simular un delito y denunciar ante la Guardia Civil un supuesto robo en la casa de apuestas de la que es propietario. Su objetivo era tapar de esa manera una apropiación indebida del dinero de la caja registradora del local; tal y como detalla La Provincia.
Este suceso ha tenido lugar a raíz del cargo que ostentaba el acusado en el local de casa de apuestas: copropietario y encargado de la contabilidad. Así, era el encargado de tramitar y cobrar el dinero de las jugadas que los clientes realizaban en su negocio.
La primera acusación viene en el año 2017, cuando la Audiencia ha considerado que se embolsó más de 92.000 euros en apuestas, sin haber realizado ningún pago previo. Este dinero obtenido lo cobró en otros tres establecimientos, con el fin de no levantar sospechas, y lo hizo por una cantidad algo más modesta: 12.146 euros.
Por otra parte, la entidad con la que cerró un acuerdo para su local, le abonó cerca de 3.200 euros en concepto de reposición, algo que él no anotó en las listas de contabilidad de la empresa. Este habría sido el motivo por el que, al realizar la liquidación mensual, las cuentas descuadrarían, y por el cual el acusado se inventó un robo con fuerza en el local para aparentar una explicación a los hechos que no le afectase como culpable.
Así, se personó ante la Guardia Civil para interponer una denuncia. Pero no contento con ello, y con el fin de aportar más credibilidad a su ficticia historia, alrededor de las dos de la mañana había realizado una llamada a los Servicios de Emergencias 112 alertando de manera anónima de que estaba observando figuras dentro del local de apuestas que presuntamente estaban robando.
Además, el imputado destrozó diversas máquinas del interior y denunció la desaparición de casi 100.000 euros en efectivo. Cuando la Policía acudió al local, comprobaron que el mismo se encontraba cerrado y que no había nadie en su interior. A pesar de todos estos datos, la Audiencia ha dictaminado que no se produjo una estafa, a falta de más datos y pruebas concluyentes.
Por otra parte, en la sentencia se puede apreciar que en las mismas fechas se produjeron movimientos no habituales, como múltiples apuestas de 300 euros en intervalos de 15 a 90 segundos. Esto mismo ha sido corroborado por un testigo que dice haber visto al acusado en numerosas ocasiones realizando este tipo de jugadas.
Como conclusión de estos acontecimientos, la Fiscalía solicitaba en un principio un pago de 92.000 euros y una pena de cárcel de cinco años para el acusado. Sin embargo, el mismo ha sido absuelto por la Audiencia de esta condena, teniendo que pagar la cantidad de 2.700 euros como autor de una simulación de delito.