Pepe Domingo, cómo te agradezco que hayas venido
Ahora me explico que, a mi último mensaje, me contestaras: «Estoy afónico desde varios días, lo siento de veras»
El día 31 de julio le envío por WhatsApp un mensaje a Pepe Domingo pidiéndole una entrevista para Fuera de Micrófono (The Objective), antes de que empiece LaLiga. «Estoy en Galicia. Iré a Madrid el 8 de agosto para hacer Tiempo de juego el fin de semana. Podría hacer la entrevista el 10 o el 11 a última hora de la mañana» Quedamos el día 10, a las 13:00 horas, en Villanueva 13. Como siempre, amable, colaborador y agradecido. Todavía recuerda la entrevista que le hice para el Ya Dominical en 1983, cuando le echaron del programa 300 millones, sin explicación alguna.
El termómetro marcaba en Madrid, al mediodía, más de cuarenta grados, pero allí estaba Pepe Domingo Castaño, puntual a la cita, con su camisa blanca, sus gafas de moldura verde y el pantalón vaquero. «Viste pantalón vaquero y la camisa de cuadros», era el estribillo de su canción Neniña, número 1 en España y en México. Un éxito que a punto estuvo de apartarle de los micrófonos y pasearlo por los escenarios.
«No he pasado más calor en mi vida. En cuanto termine el programa y haga unas cuantas grabaciones me vuelvo a Galicia», me comentó antes de meternos en el estudio para empezar la entrevista. Le dije: «volver a Madrid, después de haber pasado unas largas vacaciones en tu tierra y de hacer cumplido, supongo, con la tradicional romería a Santiaguiño do monte, en Padrón, debe ser duro».
Suponía bien. Galicia era su pasión. Su vida. La llevaba dentro del alma. ¿Cómo está Galicia?, le pregunto a modo de saludo. «Verde de monte, azul de mar y llena de vida, de turismo, de caminos de Santiago, de romerías y de orquestas. En fin, llena de alegría». Sus previsiones, truncadas hace ya unos días, eran ir y volver hasta bien entrado octubre.
Le recuerdo en esa mañana calurosa de agosto algo más apagado que la última vez que nos vimos
Amigo de sus amigos, romántico, soñador: historia viva de la radio hasta el último suspiro. Así era Pepe Domingo y así lo describía yo en la entradilla de esa última entrevista. Una historia que seguirá viva, como la de los más grandes, como la de su admirado Bobby Deglané y la de su gran amigo Joaquín Prat. El título de sus memorias – Hasta que se me acaben las palabras – resume su pasión por la radio y por la vida.
Pero, le recuerdo en esa mañana calurosa de agosto algo más apagado que la última vez que nos vimos. Algo cansado. Me hablaba de sus primeros sueños, de aquel 31 de enero de 1966 en que llegó a la Puerta del Sol a comerse las uvas, convencido de que había llegado el momento de hacer realidad el dicho de «año nuevo, vida nueva». Después vendrían Los 40, El gran musical y Carrusel deportivo. Y 37 años más tarde, en el 2010, la aventura de Tiempo de juego, en la cadena Cope.
Hola, hola, hola… Otra nueva temporada, con un contrato de palabra y por días. El día que no pueda ir, pues no se cobra, y punto. La radio era su vida, pero en esta última entrevista, dejaba ya constancia de que todo tiene un límite.
Menos Galicia; esa tierra a la que volvía y volvía para recargar las pilas. «Me viene muy bien promocionar Galicia porque es una manera de ir recomponiendo por dentro todos mis recuerdos», contaba en el estudio de The Objective. Como si quisiera hacer balance de una larga trayectoria vital.
Pepe Domingo, como le dijo el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, el día que descubrieron la placa con su nombre en una plaza de Padrón, «es uno de los mejores embajadores de Galicia». Se emociona de nuevo cuando le pregunto por esa plaza a la que le pusieron su nombre en el mes de marzo y me dice que no es la plaza más importante del pueblo, pero sí la más importante para él. «Es la plaza donde jugaba de niño con mis amigos y hermanos. Siempre que entro en esa plaza – donde se encuentra la Pulpería Rial –, me vienen a la cabeza recuerdos y vivencias increíbles».
Antes de terminar la entrevista, confiesa que le hubiera gustado ver de nuevo a un gallego (Alberto Núñez Feijóo) de presidente del Gobierno, que no le gusta el enfrentamiento y la división que los políticos están trasladando a la sociedad española y que Puigdemont es un cobarde, que se está riendo de nuestro país.
Esta última frase será el titular de la entrevista. Luego, nos hacemos unas fotos y le invito a conocer la redacción del periódico. Pero no quiere entretenerse. Tiene una comida con sus amigos. El calor sigue pegando fuerte en pleno centro de Madrid. Ha pasado a penas un mes desde entonces, y me entero ayer de madrugada que te has ido.
Ahora me explico que, a mi último mensaje, del pasado jueves, comentándote lo mucho que te quería Pepe Cañaveras – mi último entrevistado y sucesor tuyo en El gran musical –, me contestaras con un escueto: «estoy afónico desde varios días, lo siento de veras». Te puse unas palabras de ánimo y te dije que esperaba volver a escucharte muy pronto en Tiempo de juego, al lado de tus grandes amigos.
Hasta siempre, Pepe Domingo.