Tener un mismo profesor durante varios cursos mejora las notas y el comportamiento en clase
Se ha demostrado que el acompañamiento de un docente a una promoción concreta también mejora la asistencia
La Revolución Industrial cambió la historia de la economía —y se puede decir también de la humanidad— al posibilitar un espectacular aumento de la producción, basándose en el principio de la división del trabajo. Un ejemplo claro es el de la cadena de montaje implementada por Henry Ford en sus fábricas de automóviles. Ford dividió el proceso de fabricación de un coche en 84 pasos y especializó a sus obreros en el desempeño de una sola de esas tareas. El resultado fue que, tras la puesta en marcha de este sistema, Ford pasó de producir 68.773 automóviles al año a un total de 170.211.
Pero ni los estudiantes son coches ni los colegios son fábricas. Es por eso por lo que varios estudios recientes han comenzado a cuestionar la conveniencia de una excesiva especialización del profesorado en la educación. Una práctica habitual en muchos sistemas educativos consiste en que los docentes se preparen específicamente para impartir una asignatura en un curso concreto. Sin embargo, varias investigaciones apuntan a los numerosos beneficios de que el profesor imparta una materia en distintos años o incluso a que vaya acompañando a una misma promoción conforme esta avanza de curso. En otras palabras, que el profesor no se limite a especializarse en unos conocimientos que enseñar, sino en los alumnos a los que instruye.
Al menos tres estudios recientes apuntan en esta dirección: el primero, de Roland G. Fryer, profesor del Departamento de Economía de la Universidad de Harvard; un segundo conducido por Leigh Wedenoja (Rockefeller Institute of Government) y John Papay y Matthew A. Kraft, ambos de la Brown University; y, por último, el de los profesores de la Universidad de Nottingham y Essex Facundo Albornoz, David Contreras y Richard Upward.
Mejores notas y mejor comportamiento
La investigación de Wedenoja, Papay y Kraft analizó al alumnado de colegios públicos de Tennessee (EEUU) de entre los 8 y los 17 años de edad, observando las diferencias entre aquellos que tenían a un profesor por primera vez o aquellos que continuaban con el mismo docente del curso anterior. El estudio señala que repetir la coincidencia entre un profesor y un grupo de estudiantes tiene beneficios para el rendimiento académico y para la conducta de los alumnos.
En concreto, las distintas investigaciones concluyen que tener a un mismo docente durante dos cursos consecutivos mejora las calificaciones en todos los cursos, tanto en Primaria como en Secundaria. Estos resultados se dan en sistemas educativos de distintos países.
Pero los beneficios no se limitan a lo académico. Estar acompañado por un mismo profesor durante más de un año crea una mayor familiaridad entre el docente y la clase, y hace que el maestro conozca mejor a sus alumnos y se adapte mejor a sus necesidades específicas. De ahí que este método se traduzca también en un descenso de las infracciones disciplinarias y un aumento de la asistencia a clase. El estudio de Wedenoja, Papay y Kraft señala, además, que estas mejoras de comportamiento se acentúan en los estudiantes de peores notas.
En definitiva, la experiencia de repetir docente facilita que los profesores puedan adaptar más eficazmente sus métodos didácticos a un grupo de alumnos concreto y con necesidades específicas. Por su parte, los estudiantes se habitúan al estilo docente y de liderazgo del profesor.
De los 34 países miembros de la OCDE, sólo cinco mantienen a todos sus docentes en un mismo curso en Primaria. Del resto, los que más asocian a un profesor concreto a un grupo de alumnos específico son Austria, Hungría, Noruega, Portugal, Letonia e Israel; en estos países una clase permanece con el mismo maestro durante al menos tres años.