La gravedad de tomar cocaína: efectos a corto y largo plazo
Estos son los efectos a corto y largo plaza de tomar una de las droga más duras
Efectos a corto y largo plazo de la cocaína | Pixabay
El uso de cocaína ha permanecido más o menos constante en los últimos años, pero a un nivel que los expertos consideran muy preocupante. Actualmente, el 2,8% de los adultos en España la consumen de manera regular, siendo el 4,2% de los hombres y el 1,4% de las mujeres.
Aunque no hay un aumento significativo, se observa una ligera tendencia al alza, según Gonzalo Herradón, profesor de Farmacología de la Universidad CEU San Pablo (Madrid).
La cocaína se posiciona como la segunda droga de abuso más utilizada, después del cannabis
La cocaína constituye el componente principal de las hojas de la planta de coca Erythronxylon coca. Según la página web CUIDATEPLUS con Juan Manuel Alonso Ramis, médico especializado en adicciones y coordinador de unidades de conductas adictivas en el Servicio de Salud de las Islas Baleares, así como presidente de Socidrogalcohol Baleares, cuentan como esta sustancia es un fuerte estimulante del sistema nervioso central, lo que la convierte en una de las drogas más adictivas y peligrosas.
Según los más recientes resultados de la encuesta sobre el consumo de drogas y alcohol en España, EDADES 2017/18, llevada a cabo por el Plan Nacional de Drogas (PND), el perfil típico del consumidor se describe de la siguiente manera:
- Sexo: 77,7% hombres.
- Edad media: 36,6 años.
- Policonsumo: el 92,9% de los consumidores de cocaína consumen 3 o más sustancias.
- Problemas con familiares o amigos: 23,6%.
- Problemas con la policía o la ley: 15,4%.
- Problemas económicos: 14%.
- Accidentes de tráfico: 5,6%.
Una de las drogas más adictivas
Herradón y Alonso han explicado a CuídatePlus los impactos inmediatos y a largo plazo derivados del consumo habitual de cocaína.
Esta droga afecta a las vías cerebrales encargadas del placer y la gratificación. El sistema de recompensa del cerebro está diseñado para responder a estímulos fundamentales para la supervivencia, como la alimentación o el sexo.
Sustancias como la cocaína estimulan intensamente este sistema, llevando a que el cerebro se adapte a esta situación, lo que se conoce como tolerancia. Esto explica por qué se requieren dosis cada vez más frecuentes y mayores, y cuando se suspende bruscamente, se experimenta el síndrome de abstinencia.
Efectos a corto plazo
- Euforia.
- Aumento de energía.
- Reducción del apetito.
- Alerta.
- Falsa sensación de agudeza mental.
- Aumento de la temperatura corporal.
- Dilatación de las pupilas.
- Presión arterial y del ritmo cardíaco.
- Contracción de los vasos sanguíneos.
Herradón subraya que la cocaína conlleva más riesgos inmediatos de lo que la gente suele pensar. Además de provocar hipersensibilidad a la luz, el ruido y el tacto, puede generar paranoia.
La capacidad vasoconstrictora de la cocaína resulta en un considerable aumento de la presión arterial, lo que puede llevar a un infarto de miocardio, un ictus o incluso una muerte súbita cardiaca.
Este aumento abrupto de la presión arterial es común en consumidores crónicos, pero también puede ocurrir después de un período breve, dependiendo de factores individuales como la predisposición.
Efectos a largo plazo
- Alteraciones cardiovasculares, como arritmias, infartos agudos de miocardio e ictus.
- Enfermedades respiratorias como taquipnea y respiración irregular, así como la perforación del tabique nasal, exacerbación de cuadros asmáticos, hemorragia pulmonar, neumotórax y edemas pulmonares.
- La cocaína puede afectar al hígado, provocando enfermedades hepáticas específicas.
- En el ámbito neurológico, puede dar lugar a cefaleas, ictus isquémicos y hemorragias cerebrales.
- En el sistema digestivo, la cocaína puede causar anorexia, náuseas, vómitos, diarreas, úlceras gastroduodenales con hemorragia y perforación.
- Se asocia con enfermedades renales, como el fallo renal agudo.
Por otro lado, el profesor de la CEU explica que las complicaciones asociadas al uso prolongado de la cocaína dependen en gran medida de la forma en que se consume.
Cuando se inhala, provoca vasoconstricción en la nariz, resultando en hemorragias nasales agudas, goteo constante, dificultades para tragar y, a largo plazo, puede llevar a la destrucción del tabique nasal, requiriendo incluso cirugía.
En el caso de la ingestión oral, la cocaína induce vasoconstricción en el intestino y, con el tiempo, puede llegar a causar gangrena intestinal, donde el músculo liso del intestino muere debido a la falta de oxígeno.
En cuanto a la inyección intravenosa, el riesgo más notable es la posibilidad de contraer VIH y hepatitis C. El consumo mismo de la cocaína promueve la desinhibición, lo que lleva a comportamientos sexuales menos prudentes y, como consecuencia, a un aumento del riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual.
