España, lejos de su objetivo de reducción del abandono escolar tras la ligera caída de 2023
Si se mantiene este ritmo de reducción anual nuestro país se quedaría a gran distancia del 9% buscado
España ha reducido su tasa de abandono educativo temprano hasta el 13,6%, según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa publicada el pasado viernes. Sigue, por tanto, en posesión del dudoso honor de ser el segundo país de toda la Unión Europea con mayor abandono, sólo superado por Rumanía.
La cifra, correspondiente a 2023, supone una disminución de tres décimas con respecto al año anterior en lo que se refiere al porcentaje de población de 18 a 24 años que no había completado la segunda etapa de Educación Secundaria (FP de Grado Medio, Básica o Bachillerato) y no seguía ningún tipo de formación. Esta bajada, sin embargo, se queda muy lejos de la que España necesita para alcanzar su objetivo de abandono escolar fijado para 2030.
Con todo, el dato tiene algunas claves de lectura positivas. Por ejemplo, en comparación con hace una década, el porcentaje de abandono ha bajado diez puntos, pasando del 23,6% en 2013 al 13,6% actual. Asimismo, la distancia con la media de la Unión Europea también se ha reducido, pasando de los 11,8 puntos hace diez años a los cuatro puntos de 2023.
Separadas por tramos de edad, las personas de entre 20 y 24 años de edad que han alcanzado al menos el nivel de segunda etapa de la Educación Secundaria alcanza en 2023 el 79,1%, lo que supone 15,3 puntos más que el dato de 2013 (63,8%). Por otra parte, el porcentaje de población de entre 25 y 34 años que ha alcanzado el nivel de Educación Superior sube 1,6 puntos hasta situarse en el 52,1%, claramente por encima de la media europea (42%) y esta vez sí superando el objetivo de conclusión de la enseñanza superior fijado para 2030, que es de al menos el 45%.
Pese al camino recorrido, no obstante, la ligera caída del abandono educativo temprano deja a nuestro país en una posición muy difícil para cumplir con la tasa que se había marcado como objetivo para el año 2030. Esa meta que España se ha propuesto está en el 9% de abandono escolar para el final de esta década, por lo que el 13,6% actual supone estar un 50% por encima de ese objetivo. Además, si España mantuviese este ritmo de reducción anual de aquí a 2030, es decir de tres décimas, se quedaría en el 11,5%, aún lejos de la cifra mágica del 9%.
Para más inri, la tasa de abandono educativo temprano no ha experimentado un descenso constante y sostenido en los últimos años. Si bien la cifra bajó 1,3 y 2,7 puntos en los años 2020 y 2021, el 2022 supuso un paso atrás en la carrera por combatir este problema crónico del sistema educativo español: la tasa creció seis décimas. Por tanto, la reducción de tres décimas experimentada en 2023 apenas sirve para recuperar la mitad del terreno perdido el año anterior.
Otra tendencia negativa que un año más se consolida en torno al abandono educativo es la mayor afección que sufren los varones. A pesar de que los datos de 2023 reflejan una pequeña corrección al respecto —la tasa de los chicos ha bajado siete décimas y la de las chicas ha aumentado una—, la diferencia en contra de ellos aún es manifiesta (15,8% contra 11,3%).
Cabe recordar que, ante la notable distancia que España aún tiene que recorrer para lograr reducir su tasa de abandono hasta el 9%, el Gobierno de Pedro Sánchez solicitó ayuda a la Comisión Europea en apoyo a su programa de reformas orientadas a la reducción de este indicador. Esa petición se ha concretado en un proyecto financiado por la UE e implementado por el Ministerio de Educación, por Bruselas y por la OCDE.
Fruto de esta iniciativa se ha publicado un informe en que los organismos internacionales citados hacen al Ejecutivo español una serie de recomendaciones, tales como la formación de equipos estables entre el profesorado; dar formación específica a los docentes y equipos directivos de los centros educativos, en particular los de los colegios e institutos vulnerables; o incluir en la formación inicial de los profesores competencias socioemocionales, de gestión de la diversidad en el aula (los alumnos extranjeros duplican la tasa de abandono) y de atención a las necesidades personales de cada estudiante.