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Un equipo de botánicos españoles descubre nuevas plantas

Han descubierto 40 especies en 2023 y las han presentado en el Congreso Internacional de Botánica

Un equipo de botánicos españoles descubre nuevas plantas

S. Martín Bravo, A. Tercero Araque, Á. Marrero Rodríguez, M. Martínez Azorín, M. J. Cano / M. Á. Alonso, M. Martínez Azorín, G. Blanca, Á. Marrero Rodríguez

España se ha convertido este mes de julio en la ‘capital’ mundial de la ciencia de las plantas al albergar el mayor encuentro en esta disciplina, que se celebra cada seis años: el Congreso Internacional de Botánica (IBC2024), organizado en esta ocasión en Madrid por la Sociedad Botánica Española (SEBOT) y el Real Jardín Botánico (RJB-CSIC).

En este marco, al que acuden expertos mundiales para compartir y discutir los hallazgos más punteros en este ámbito, se ha dado a conocer la descripción de unas 40 nuevas especies vegetales realizada durante 2023 por los investigadores e investigadoras que trabajan en las instituciones españolas.

«La descripción de especies es una piedra angular en la biología, ya que estas representan la unidad básica de estudio», se recuerda desde SEBOT, «y necesitamos conocer cuántas existen, cómo son y dónde se encuentran para poder conservarlas, tarea especialmente crítica en el escenario de cambio global y crisis en la biodiversidad que sufrimos actualmente».

Detrás de los descubrimientos y nombres científicos de las nuevas plantas aparecen historias fascinantes y curiosas.

Un Carex quijotesco

Un ejemplo es la especie Carex quixotiana, un endemismo manchego descubierto por botánicos de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) que hace honor a Don Quijote de la Mancha, un personaje emblemático de la cultura española.

Los Carex son un grupo de hierbas incluidas en la familia de los papiros y las chufas (ciperáceas), y esta en concreto había pasado desapercibida debido a su gran parecido con otras afines. Los detalles morfológicos y filogenómicos se publican en la revista PhytoKeys.

Ruta museocanariensis, ¿una planta extinta?

Otro caso curioso es un estudio interdisciplinar de mortajas de momias de aborígenes canarios, datadas entre los siglos VI y VIII d. C.  y depositadas en el Museo Canario, que ha llevado al descubrimiento de una nueva especie de la familia de los naranjos: Ruta museocanariensis. Científicos de diversas instituciones canarias han publicado el hallazgo en Willdenowia.

Esta especie aparentemente ya extinta, que aparecía junto a otras conocidas, ha dado importantes pistas sobre el uso de las plantas por parte de los habitantes prehispanos de las islas Canarias, y también sobre la evolución del grupo al que pertenecen.

Dos nuevos Helianthemum

A la flora española también se han incorporado dos Helianthemum, un género de la familia de las cistáceas. Por una parte, y también en Canarias, Helianthemum tibiabinae, endemismo de la isla de Fuerteventura cuyo nombre está dedicado a Tibiabin, madre de Tamonante, ambas sacerdotisas aborígenes con destacado papel social e influencia en el gobierno de la isla.

Por otra, Helianthemum bilyanense, descubierta en Villena (Alicante), y de la que sólo se conocen 400 ejemplares amenazados por la construcción de una planta de energía solar que afectará a su hábitat y al de otras plantas protegidas. La descripción de especies nuevas como esta recuerda el valor intrínseco de esta tarea, ya que no se puede proteger lo que no se conoce.

Otra pequeña hepática ibérica

Entre las nuevas incorporaciones también figuran briófitos, grupo al que pertenecen los musgos y las hepáticas, como Sphaerocarpos ibericus, descrita en el Journal of Bryology por investigadores del Museo de Ciencias Naturales de Álava, la UPO y el botánico Jesús Muñoz del RJB-CSIC, quien comenta que no es nada sencillo identificar esta pequeña planta, con rosetas maduras de aproximadamente un centímetro de diámetro».

«Para diferenciarla de otras especies se necesita microscopio, ya que se distingue por sus esporas y el tejido interno de las copas que protegen a los ‘frutos’ –apunta–. Es imposible de diferenciar en el campo de Sphaerocarpos terrestris, y por eso solo se conoce en seis localidades en la Península (de Álava y Ávila), pero estoy seguro de que su distribución es mucho más amplia. Hay que buscarla».

El estudio también ha revelado que especímenes portugueses que se habían considerado erróneamente como Sphaerocarpos stipitatus (exclusiva de Sudáfrica y el subcontinente indio) en realidad correspondía a esta nueva especie Sphaerocarpos ibericus.

«Las especies del género Sphaerocarpos son típicas de ambientes efímeros, como bordes de lagos o pantanos con fluctuaciones importantes del nivel de agua, o bien de cultivos, en donde prosperan en invierno mientras la tierra está desnuda y húmeda», recuerda Muñoz, «luego en primavera, en cuanto hace calor y crece el cultivo, desaparecen, aunque antes liberan millones de esporas, que quedan en el suelo hasta la temporada siguiente».

Especies descubiertas en América y África

Las nuevas especies descubiertas por la comunidad botánica española no se restringen a la península ibérica y las islas Canarias, sino que algunas viven en latitudes tropicales africanas, en la cordillera andina, o en islas lejanas como Madagascar. Sin el trabajo de los profesionales, esta biodiversidad se mantendría desconocida y estaría en serio peligro de extinguirse sin que siquiera fuéramos conscientes de ello.

Durante 2023 no solo se han descrito nuevas especies, sino incluso varios nuevos géneros, el rango de clasificación biológica por encima de la especie. Se han encontrado mayoritariamente en África, como es el caso de ZulusiaAustronea Nuriaea, entre otros. Este último, un género de cardos endémico de Etiopía, ha sido dedicado a Núria García-Jacas, reputada botánica española que falleció en 2023.

Desde la Sociedad Botánica Española, en cuya web aparece el listado completo y referencias de las 40 nuevas especies, reivindican el valor de la biodiversidad vegetal y la importancia de investigarla, divulgarla y conservarla para las futuras generaciones.

Luchar contra la ‘ceguera vegetal’

«Existe una tendencia muy humana  llamada ‘ceguera vegetal’, que es ignorar o minimizar la importancia de las especies de plantas en comparación con las de animales, por las que sentimos una mayor atracción o simpatía, posiblemente por su mayor cercanía evolutiva a nosotros», explica uno de los miembros de la sociedad, Mario Fernández-Mazuecos, botánico de la Universidad Autónoma de Madrid.

«Sin embargo, conocer la diversidad de plantas es entender una pieza fundamental del mundo que nos rodea –subraya–, ya que forman la base de los ecosistemas y alrededor del 80% de la masa viva de la Tierra, además de proporcionarnos alimentos, tejidos y medicinas, entre otros muchos usos».

Tanto Muñoz como Fernández-Mazuecos subrayan la importancia del congreso IBC2024, que se ha celebrado en Madrid entre el 21 y 27 de julio, por el diálogo que se establece con otros colegas para avanzar hacia un conocimiento más completo del mundo vegetal, desde la ecología a la genética, pasando por la clasificación, la biología del desarrollo o la evolutiva.

También destacan la gran cantidad de jóvenes que trabajan actualmente en las ramas de conocimiento de la botánica, así como la integración de muchas disciplinas para mejorar la vida de la gente a través de mejores cultivos, la restauración de zonas degradadas y la generación de conocimiento básico que luego se aplica en multitud de campos.

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