El fenómeno de los 'thinkglaos' arrasa entre los jóvenes: charlas con expertos 'made in Spain'
Estas conferencias han atraído a más de 10.000 personas de 26 ciudades distintas, también fuera de España
Es un martes lluvioso en Madrid. Una larga fila de personas hace cola frente a un edificio de la Gran Vía. Algo llama enseguida la atención: la inmensa mayoría son jóvenes, muy pocos superan los 35 años. Por el público y por el lugar, cualquiera diría que han venido a un concierto, a un encuentro con un influencer o simplemente por el lanzamiento de algún producto de moda. Pero nada más lejos de la realidad: esa multitud de chavales, más de 400, ha venido a pararse a pensar . Como dicen ellos, «it’s time to think».
Este es el nombre en inglés del «movimiento cultural» —así se definen ellos— que lleva dos años organizando cientos de charlas —o thinkglaos— en España y en otros países. La iniciativa surgió de un grupo de cinco amigos interesados, nada menos, en «salir del ruido, fomentar el pensamiento libre y volver a poner de moda la búsqueda de la verdad». Para ello, ofrecen conferencias con personajes como el subdirector de El Mundo Jorge Bustos (la del mencionado martes lluvioso), el exportavoz de Vox en el Congreso Iván Espinosa de los Monteros, el escritor Juan Manuel de Prada, el ex jefe de Gabinete de Pedro Sánchez Iván Redondo o Jorge Freire y Ricardo Dudda, columnistas de THE OBJECTIVE.
Los thinkglaos nacieron en 2020, en plena pandemia. Con el mundo detenido, los fundadores se plantearon que el confinamiento era una buena oportunidad para «pararse y crecer». Comenzaron, entonces, a organizar charlas con expertos por videoconferencias en las que los asistentes online podían interactuar con el invitado. Llegaron a miles de personas a través de las redes sociales, por lo que, cuando la pandemia amainó, decidieron hacer las conferencias presenciales.
Comenzaron en el madrileño barrio de La Latina. Pero esa búsqueda del pensamiento y de la verdad se expandió como la pólvora. En los dos años transcurridos desde entonces han organizado 160 encuentros en 26 ciudades, tanto en España como en Alemania, México, Argentina y próximamente Costa Rica. Además, sólo este curso esperan duplicar ese número, montando otras 150 charlas. Todo ello es posible gracias a sus 200 voluntarios y a sus más de 10.000 miembros.
Thinkglaos: 18 minutos para escuchar, 45 para dialogar
Todos los thinkglaos tienen la misma dinámica. Cuando se anuncia la charla sólo se informa de la identidad del invitado, pero no del tema sobre el que hablará. Uno de los fundadores de It’s time to think explica a THE OBJECTIVE el motivo de ese secretismo. «Para nosotros es esencial, por dos motivos. El primero es que el objetivo último es fomentar el pensamiento libre. El ponente tiene 18 minutos para decir y hablar sobre lo que quiera, él tiene el control. Eso hace que los asistentes, que no saben el tema que se va a tratar, vengan dispuestos a escuchar lo que sea». Con ello, los organizadores aseguran que se cumple uno de sus grandes objetivos, «escuchar al distinto».
Hay un segundo motivo para no desvelar el título de la charla. Según dice uno de los fundadores, a ellos les interesa promover que se hable de ciertos temas que a priori no tendrían cabida en un público demasiado amplio. Por ejemplo, en una ocasión trajeron a un ponente que habló sobre poesía. «La gente salió entusiasmada, sorprendida y comprando libros del autor, pero seguramente muy pocos hubieran venido de haber sabido que se iba a hablar de poesía», explica.
Tras los 18 minutos reservados al invitado, se inicia una conversación en la que cualquiera de los presentes puede hacer preguntas o aportaciones, bien sobre el tema del que ha hablado el ponente o sobre cualquier otro. El coloquio oficial dura 45 minutos, pero suele prolongarse a través de los otros dos elementos clave de los thinkglaos: la cerveza y la pizza.
Hacer comunidad
Los factores bebibles y comestibles favorecen, según los fundadores, el diálogo posterior a las charlas y, por encima de eso, que se forme «comunidad». Esta es una de las grandes preocupaciones de los promotores: «Es lo que vimos durante la pandemia, que era difícil conectar con el distinto sin la presencialidad». Por eso se proponen que los thinkglaos sean «un sitio donde la gente de nuestra generación pueda sentirse en casa».
Aquella fue la inspiración original de los thinkglaos, que consideran que «lo pequeño es hermoso». Pero los fundadores reconocen que las grandes afluencias en las charlas de Madrid y Barcelona han empezado a dificultar en parte la posibilidad de conocerse y compartir en petit comité.
Por eso acaban de lanzar una nueva iniciativa, llamada In crescendo. Se trata de grupos de lectura de no más de 10 o 12 personas y que se organizan según el código postal de los participantes. De esa forma, quieren recuperar el espíritu inicial de pequeños grupos que había empezado a desaparecer en las grandes ciudades. Además, claro está, In crescendo casa muy bien con el proyecto al fomentar la lectura, «lo mejor para que el conocimiento deje poso». Hace menos de dos meses que lo pusieron en marcha y 700 personas ya se han apuntado a los grupos.
Para que luego digan que los jóvenes no tienen inquietudes.