La marcha mundial por la ciencia y contra los "hechos alternativos" recorre Washington
Tomando el relevo de numerosas marchas por la ciencia en todo el mundo, cerca de un millar de personas comenzaron a reunirse este sábado por la mañana en el corazón de Washington para defender la investigación científica, que consideran amenazada por la administración de Donald Trump.
Tomando el relevo de numerosas marchas por la ciencia en todo el mundo, cerca de un millar de personas comenzaron a reunirse este sábado por la mañana en el corazón de Washington para defender la investigación científica, que consideran amenazada por la administración de Donald Trump.
Tras discursos de más de 60 personas, entre ellas Nancy Roman, responsable de los programas de astronomía de la NASA, está previsto que la manifestación, que coincide con el Día Mundial de la Tierra, concluya con una marcha hacia el Capitolio, sede del Congreso estadounidense. Movilizaciones semejantes tienen lugar en otras ciudades de Estados Unidos, como Nueva York, y más de 600 marchas están previstas en todo el mundo. Ya se han celebrado encuentros similares en Londres, París, Ghana, e incluso Nueva Zelanda y Australia.
«Estoy inquieta por la retórica anti-ciencia de esta administración y por su ausencia de conocimiento científico», explica a la AFP Kathy Ellwood, de unos 60 años, una bioquímica que se dirigía a la gran explanada del National Mall. «Tienen que entender que los hechos científicos son apolíticos, y escuchar a sus científicos», añade. «Si este presidente (Donald Trump) puede imponer sus decisiones, la ciencia estará en peligro», estima por su parte Elisabeth Johnston, una bióloga jubilada de 71 años. «Pero creo que habrá mucha resistencia en el Congreso», opina. Kara Lukin, profesora de inmunología de 45 años de la Western Governors University, que viajó a Washington desde Denver (Colorado, centro) con su hija de seis años, «espera que esta marcha suponga el inicio de un cambio en Estados Unidos, donde la ciencia y la educación han sido devaluadas estos últimos años».
All we can say is thank you. Thank you for braving the weather. Thank you for showing your support. Thank you for making this a movement.
— March for Science (@ScienceMarchDC) 22 de abril de 2017
La ciencia amenazada
Estos científicos se hacen eco de las afirmaciones de Rush Holt, presidente de la Asociación Estadounidense por el Avance de la Ciencia (AAAS), la organización científica más grande del mundo, con 120.000 miembros. Holt explicó el jueves que «los investigadores cada vez se dan más cuenta de que los hechos científicos son ignorados a menudo en los debates públicos, y remplazados por opiniones y creencias ideológicas». Este fenómeno apareció hace varias décadas y se ha agravado recientemente, según este científico nuclear, antiguo miembro de la Cámara de Representantes, que señala que el presupuesto general de investigación representa hoy menos de la mitad que el de los años 60, en porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB).
«No podemos quedarnos de brazos cruzados y suponer que todo el mundo comprende hasta qué punto la ciencia es crucial para la economía, la seguridad nacional, el medio ambiente, la salud humana y otras muchas cosas», considera por su parte Eric Davidson, presidente de la Unión Geofísica de Estados Unidos, que defiende esta marcha, apoyada por más de 220 organizaciones científicas e institutos de investigación de todo el mundo. «Necesitamos la tecnología y la innovación estadounidense para resolver el problema» del cambio climático, señala Myles Allen, director del programa de investigación climática de la Universidad británica de Oxford. Al poco tiempo de su llegada a la Casa Blanca, Trump firmó decretos para desmantelar las protecciones medioambientales de su predecesor demócrata Barack Obama, y nombró a la cabeza de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) al climático-escéptico Scott Pruitt.
‘Un bulo’
Trump afirmó durante su campaña, incluso, que el cambio climático era «un bulo» y prometió sacar a Estados Unidos del acuerdo de París sobre la reducción de emisiones de gas con efecto invernadero, una decisión que aun están debatiendo sus consejeros. Su primer proyecto de presupuesto propone un descenso de 31% de los fondos asignados a la EPA y cortes en las subvenciones de los institutos nacionales de salud. Los organizadores de la movilización insisten en que no está motivada políticamente, pero algunos científicos temen que sea contraproducente, ya que los conservadores la perciben como orientada a la izquierda. «Una marcha no puede comunicar la importancia de la investigación, especialmente sobre el clima, a nuestros hombres políticos y a los estadounidenses que ignoran totalmente la ciencia», indica a la AFP Robert Young, profesor de geología de la Western Carolina University. «Los científicos tienen que cambiar la manera de comunicar con los grupos de estadounidenses«, se lamenta. La idea de la marcha por la ciencia nació al día siguiente de la investidura de Donald Trump, cuando se organizaron en todo Estados Unidos y otros países marchas de las mujeres en defensa de los derechos cívicos, que movilizaron a más de dos millones de personas. Otra marcha, por el clima, esta prevista el próximo 29 de abril.