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Ciencia

¿Creó Dios el Big Bang?

THE OBJECTIVE ofrece el prólogo de Elvira Roca Barea a la edición española del libro ‘Dios. La ciencia. Las pruebas’

Un niño observa los planetas en una exposición. | Europa Press

Cuando mi amigo, el editor Max Lacruz, me pidió que escribiese un prólogo para la edición española de este libro (Dios. La ciencia. Las pruebas. Editorial Funambulista), quedé francamente sorprendida, porque mi interés por la historia de las religiones ha sido antropológico e histórico, pero no una cuestión de fe. En cualquier caso, con fe o sin ella, ¿quién no se ha enfrentado alguna vez al asunto de la trascendencia?

El argumento central de esta obra notable es que la ciencia no desmiente la existencia de Dios, sino que más bien la prueba. Lo que significa que los no creyentes estamos abrazando una idea no científica. Hay, sin embargo, un hecho anterior que merece ser destacado aquí y es la antigüedad de siglos que sostiene este debate entre Ciencia y Dios como un tópico genuinamente occidental, y en esa medida también cristiano, puesto que la cultura occidental es cristiana o lo ha sido hasta el presente.

En ninguna parte del mundo más que en Occidente se habría podido concebir un libro como este. Y es una buena noticia que a estas alturas del siglo XXI, cuando atraviesa la que es posiblemente la crisis más profunda de su historia, nuestra civilización sea todavía capaz de producir una obra tan ambiciosa, y lo es en la medida que propone un debate profundo y significativo en la frontera de nuestra capacidad de comprensión, entre la teoría del conocimiento y la metafísica, desafiando con argumentos a quienes no comparten su punto de vista, pero sin insultarlos ni denigrarlos ni cancelarlos. Por eso estoy escribiendo este pequeño prólogo.

El éxito de este libro en Francia ha sido verdaderamente extraordinario. Las cifras de venta son sensacionales, lo que suele ser una buena carta de presentación para un libro en España. En octubre de 2022, apenas un año después de su publicación, había vendido 200.000 ejemplares y suscitado debates intensos y elogiosas opiniones entre personalidades de origen muy diverso: judíos, científicos ateos, científicos creyentes, masones, musulmanes, protestantes y un largo etcétera. Se pueden consultar en la web www.Dioslaciencialaspruebas.com.

«Al proponer la teoría del Big Bang un origen para el Universo, esta se adecúa sin esfuerzo a la idea de una creación divina»

La obra ha sido publicada en Francia con el prefacio de un agnóstico respetuoso, como yo misma, el premio Nobel Robert Woodrow Wilson. Como científico, Wilson entiende que, al proponer la teoría del Big Bang un origen para el Universo, esta se adecúa sin esfuerzo a la idea de una creación divina. Wilson y Arno Penzias son los que descubrieron en 1964 «el ruido de fondo» que habría dejado aquella magna explosión. Sin embargo, la idea de un Universo eterno y la de un Universo con un comienzo son igualmente turbadoras y difíciles de asimilar para el cerebro humano. Si el Universo ha nacido en un momento dado, ¿qué había antes? ¿La Nada, el No-tiempo? ¿Cómo puede surgir Algo de Nada y el Tiempo del No-Tiempo?

Independientemente de lo difícil que es para nuestro cerebro humano colocarse en el límite de lo que puede asimilar o concebir y no caer en la desesperación o en el absurdo, es destacable aquí la magnífica exposición, comprensible para casi todos los públicos, de las principales teorías que en la actualidad barajan los científicos, algunas de ellas muy complejas y con pocas posibilidades de hallar una explicación lo suficientemente didáctica, sin sacrificar lo necesario. Los autores de este libro (Michel Ives Bollore y Oliver Bonnassies) han hecho un esfuerzo pedagógico muy notable.

Arthur Koestler y la «anemia moral» que acabó con Francia a los pies de HitlerArthur Koestler y la «anemia moral» que acabó con Francia a los pies de Hitler

Es posible que la idea de Dios, en cualquiera de sus manifestaciones, se muestre más longeva que el Big Bang y sobreviva al final de nuestra civilización, porque quizás Séneca tenía razón en las Cartas a Lucilio (XIX, 117, 6) cuando pensaba que «nec ulla gens usquam est adeo extra leges moresque proiecta ut non aliquos deos credat», esto es, «que no hay pueblo en ninguna parte, tan alejado de las costumbres y de toda ley y moral, que no crea en algunos dioses».

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Dios. La ciencia. Las pruebas.
Michel-Yves BolloréMichel-Yves Bolloré
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Elvira Roca Barea es historiadora y novelista, pero sobre todo profesora de instituto. Autora de Imperiofobia y leyenda negra (Siruela).

6 comentarios
  1. Casandro

    Como hacer un comentario sobre este asunto llevaría una eternidad , y en los comentarios de «The Objective» la materia no pasa de unos pocos caracteres recomiendo ver el vídeo de Youtube para ir abriendo boca al fascinante universo de pensar el universo.

    «¿Qué sucedió antes del Big Bang, según la Cábala?
    en el canal «Cabala & Ciencia» con el maestro-aprendiz Mario Sabán.

  2. Danton

    Lo que se ha dicho siempre es que están difícil demostrar la existencia de Dios, como su inexistencia. La ciencia se ocupa de validar hipótesis y teorías en vase a la razón y las pruebas experimentales. En este sentido no se conoce ninguna teoría falsa le que pistule la existencia de Dios. Los argumentos en su favor se basan en la fe. Y la autora de este artículo no da ningún argumento pir el que debamos concluir que la ciencia apoya la existencia de Dios. De momento su existencia o inexistencia quedan fuera de las hipótesis respaldadas por la experiencia.

  3. andoniakis

    Lamento comunicarles que la teoria del Big bang esta teniendo sus primeros tropiezos serios al intentar aplicar la inflación del universo.

    Lease el articulo de The astrophisical journal letters, The Challenge of Ruling Out Inflation via the Primordial Graviton Background.

    Como es abitual en la ciencia el conocimiento nos lleva nuevos enigmas y lo que pensabamos solido cae.
    Se esta hablando del Big Bounce (el gran rebote) .

    Una pena porque los cosmologos y teologos le habian encontrado el toque mistico a ese momento sublime anunciado por la teoria, ahora cuestionada cientificamente.

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