Los sandwiches contaminan tanto el Reino Unido como los coches
El consumo anual de sandwiches en el Reino Unido tiene el mismo impacto en el medio ambiente que el uso de más de 8 millones de automóviles, según un estudio de la Universidad de Mánchester publicado el jueves. Cada año se consumen 11.500 millones de sandwiches en el país, de los que la mitad se preparan en casa y la otra se venden en comercios, según ha informado la Asociación Británica del Sandwich (BSA).
El consumo anual de sandwiches en el Reino Unido tiene el mismo impacto en el medio ambiente que el uso de más de 8 millones de automóviles, según un estudio de la Universidad de Manchester publicado este jueves. Cada año se consumen 11.500 millones de sandwiches en el país, de los que la mitad se prepara en casa y la otra se vende en comercios.
Los sandwiches que se venden en comercios son los que más contaminan, dado que deben ser transportados hasta los puntos de venta. Además la mayoría de los envoltorios se realizan con plástico, que aumentan el impacto negativo en el medio ambiente. Este consumo anual de sandwiches «genera de media 9,5 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente, o sea el uso anual de 8,6 millones de coches», ha explicado la profesora Adisa Azapagic, citada por la universidad.
Los investigadores estudiaron la huella de carbono de 40 tipos de bocadillos diferentes, y concluyeron que los peores para el entorno son los de carne de cerdo (bacon, jamón o salchichas) y aquellos que contienen queso o gambas.
Scientists have calculated the carbon footprint of different types of #sandwiches – so is your favourite lunchtime meal on the list? pic.twitter.com/oJh1q3oTGT
— Nilima Marshall (@nilimads) 25 de enero de 2018
El tipo de sandwich con más impacto es el de huevos, bacon y salchicha que se vende en las tiendas, cuyo proceso de principio a fin repercute lo mismo que un automóvil circulando durante 19 kilómetros. El que menos huella deja en el medio ambiente es el de jamón y queso hecho en casa, según el estudio de la Universidad de Manchester.
Los investigadores creen que la huella de carbono de estos alimentos podría reducirse un 50% si se cambiaran las recetas, el envoltorio, y su posterior reciclaje. Además modificar la fecha de caducidad, que podría alargarse, ahorraría hasta 2.000 toneladas de residuos por año.