Los pilotos de combate temen por su futuro: la inteligencia artificial les está tuteando en el aire
El ejército que no disponga de una tecnología así será más lento
La inteligencia artificial es una fuerza imparable. Se ha metido en nuestros ordenadores, nuestros bolsillos, y en todo tipo de actividad circundante. Su último logro ha sido colarse en el asiento de los pilotos de combate del ejército estadounidense. No es que les ayude a planificar sus vuelos, es que ya pilota sus aeronaves… de manera autónoma.
Acaba de ser confirmado por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA), el laboratorio de ideas del ejército norteamericano: una inteligencia artificial ha pilotado en al menos 21 ocasiones sus aparatos. De momento no ha ocurrido en un escenario bélico real, sino en vuelos de prueba. Al igual que en los coches Tesla, los pilotos iban a bordo por si pasaba algo, pero no tuvieron que tocar los mandos; la IA instalada se hacía cargo de todo.
Cara a cara IA contra humano
De acuerdo con la información oficial, la IA en desarrollo fue capaz de manejar una aeronave, que se enfrentó en un escenario simulado de combate en un llamado dogfight. Dicho de otra manera, en un cuerpo a cuerpo, con persecución, maniobras evasivas, recuperación del blanco, y todas esas maniobras que se producen cuando dos aeronaves se enfrentan encañonándose en contacto visual permanente.
DARPA comenzó a experimentar con aplicaciones de inteligencia artificial en diciembre de 2022 como parte de su programa Air Combat Evolution (ACE). El plan pasaba por desarrollar un sistema de capaz de pilotar una aeronave de combate de forma autónoma, sin olvidar los protocolos de seguridad de las Fuerzas Aéreas.
Tras realizar simulaciones de combates aéreos con el piloto de IA en el plano virtual, los militares llegaron a una conclusión que les sorprendió: los algoritmos salieron invictos en batallas simuladas por ordenador contra un aviador militar de carne y hueso. A continuación, DARPA puso a prueba su trabajo instalando el sistema de IA en su avión experimental X-62A, una derivación de un F-16. La IA subió la escalerilla del aparato en la base Edwards de las Fuerzas Aéreas de California, donde llevó a cabo con éxito su primera prueba de combate aéreo contra un piloto real en septiembre de 2023.
Los pilotos humanos que iban a bordo del X-62A llevaban un control de emergencia con el que podían desactivar la IA y retomar el control, pero no fue necesario en ningún momento. El X-62A se enfrentó a un F-16 controlado por un tripulante humano, en el que ambos aviones emularon un combate cuerpo a cuerpo, con aproximaciones propias de situaciones bélicas, y velocidades superiores a los 1.600 km/h.
Al parecer, el combate aéreo es el eje de una serie de estrategias que derivan de él. Una vez comprobado que esta asignatura es aprobada, las siguientes van cayendo a continuación. Cada lección ha de ir siendo superada, en un entrenamiento básico y progresivo, similar al que ejecutan los pilotos reales. Los vuelos de prueba seguirán desarrollándose hasta al menos finales de 2024.
Los rápidos avances de la inteligencia artificial han suscitado preocupación por el uso que los militares puedan hacer de estos sistemas. Ir eliminando las suspicacias entre sus usuarios es una de las metas del programa ACE. Resulta necesario aumentar la confianza en la autonomía durante el combate aéreo colaborativo hombre-máquina. En este tipo de pruebas, no solo se chequea la eficiencia del sistema, sino la interrelación del piloto con una herramienta nueva que no puede fallar.
Para que esto sea posible, el piloto debe ser capaz de confiar en el sistema autónomo para llevar a cabo acciones complejas en escenarios dentro del alcance visual antes de pasar a enfrentamientos fuera del alcance visual. El programa ACE está desarrollando sistemas para medir, calibrar, aumentar y predecir la confianza humana en el rendimiento de la autonomía de combate.
Más tareas, menos trabajo
En un futuro dominio aéreo disputado por adversarios, un solo piloto humano puede aumentar su eficiencia manejando múltiples plataformas autónomas no tripuladas desde una aeronave tripulada. De este modo, la función humana pasa de operador de una sola plataforma a comandante de una misión más compleja.
ACE pretende ofrecer una capacidad que permita a un piloto atender una misión de mando aéreo más amplia y global mientras su aeronave y los sistemas no tripulados en equipo participan en tácticas individuales. En cierto modo, que la IA se haga cargo de la aeronave que tripula, mientras el piloto se concentra en manejar drones a su alrededor; pasará de manejar su aparato, a pilotar otros, mientras la IA se hace cargo del avión en el que comandará una pequeña flotilla periférica.
De esta manera, la IA se encargará de rutinas y procesos menores, como maniobras y tácticas de combate, para que el piloto pase a capitanear acciones que requieren de supervisión y toma de decisiones. Ya no conduciría el avión, sino que se pondría manos a la obra con el desarrollo de una estrategia global de combate, la selección y priorización de objetivos, o la determinación de la mejor arma a utilizar para eliminar una amenaza.
Tiempo de reacción
La clave en la aplicación de la IA en el combate no es facilitar la vida a los pilotos, asegurar en éxito en las misiones, o restarles responsabilidad: es el tiempo. Los militares creen que en el campo de batalla la IA será capaz de hacer cosas mucho más complicadas con más precisión y rapidez. «Si hay un ser humano en el proceso, perderás», apunta Frank Kendall, el secretario general de las Fuerzas Aéreas. «Puedes tener supervisión humana, puedes vigilar lo que hace la IA, pero si intentas intervenir, vas a perder», dijo durante un panel en el Foro de Defensa Nacional Reagan el pasado diciembre.
La diferencia la marca la velocidad en la que tarda una persona en hacer algo y cuánto le llevaría a la IA hacer lo mismo. La diferencia es clave en el resultado, y estamos hablando de segundos. El mejor piloto que puedas encontrar tardará unas décimas en hacer algo, pero la IA lo hará en un microsegundo. Es el futuro hacia el que vamos, y el ejército que no disponga de una tecnología así será más lento.
DARPA, siempre prudente, no especificó qué avión fue el que ganó el combate aéreo, pero cuando siguen en ello, es que salió lo que esperaban, o puede que algo aún mejor. El futuro, siempre nos alcanza antes de que nos demos cuenta; esta vez lo hará a velocidades Mach, y subida en un caza de combate.