Sensores con inteligencia artificial detectarán pistolas en el metro de Nueva York

El metro de Nueva York tiene un problema. Su seguridad no tiene nada que ver con la de los complicados años 80, pero a pesar de que los índices sean mucho más bajos, la sensación de inseguridad envuelve a sus pasajeros. Tan es así que las autoridades han decidido desplegar a la Guardia Nacional, un ejército regional, en muchas de sus estaciones.

Entre el final de los años 80 y principios de los 90, La Gran Manzana tenía un grave problema de seguridad con el metro. La Policía era incapaz de dar abasto con los crímenes de orden mayor que se producían en sus vagones, la fiscalía se sentía incapaz y la ciudadanía lo padecía a diario en sus formas más duras. En 1993 Rudy Giuliani llegó a la alcaldía, y metió en vereda a la delincuencia a base de mano dura, pero en el metro aplicó una idea revolucionaria: lo limpió.

Menos grafitis, menos delincuencia

Aquellos trenes pesaban casi más por la pintura de sus grafitis por dentro y por fuera que por el acero que constituían sus estructuras. El aspecto descuidado, sucio y que mostraban un enorme abandono mutó a un espacio móvil impoluto, tanto en los convoyes como en las estaciones. Esto cambió la percepción de ladrones, violadores y pistoleros al presuponer que algo tan limpio debería estar vigilado. No es que estuviera más controlado, que también, sino que lo parecía.

También lo va a parecer en lo sucesivo con una nueva tecnología; nueva para el subterráneo más famoso del mundo, porque se aplica desde hace años en estadios, cines, hospitales, juzgados y espacios públicos. La compañía Evolv tiene instalados cientos de sus sistemas de detección de armas y para funcionar utiliza la tecnología de moda: la inteligencia artificial.

La escena real es casi de película, y se ha visto en el cine con anterioridad. Una persona pasa por una pantalla y el encargado de la seguridad, observa su cuerpo como con unos rayos X que ‘ven’ un arma. Lo que hacen los detectores de la compañía Evolv es algo similar. Con un mecanismo que recuerda al de los arcos de seguridad en la salida de unos grandes almacenes, y equipado con sensores de diverso tipo, de una manera no intrusiva es capaz de leer a través de la ropa, bolsas, mochilas, o paquetes.

Su tecnología utiliza campos electromagnéticos de frecuencia ultrabaja sin efectos para la salud, y sensores avanzados a los que aplica algoritmos de análisis de tamaños, formas, y materiales. Los detectores tradicionales que también equipa ponen de su parte, y la inteligencia artificial analiza de manera avanzada las posibilidades de que no sea un juguete, o una pieza metálica que conduzca a confusión o el procedimiento indique un falso positivo.

Armas ocultas

La cuestión de las armas ocultas, pistolas básicamente, aterra a los responsables de la seguridad de lugares públicos. Un ejemplo de usuario satisfecho es el estadio donde juegan los Red Sox de béisbol, en Boston. Antes usaban detectores de metales tipo raqueta que pasaban a los que accedían a su recinto. Este procedimiento, aunque fuera eficaz, ralentizaba mucho las operaciones rutinarias de entrada y salida. Cuando esto ocurre con unos centenares de asistentes resulta llevadero, pero cuando el Fenway Park abre sus puertas, puede ocurrir que los 37.499 asientos de que dispone encuentren un ocupante. Escanear uno a uno a los asistentes se convierte en un problema incluso de tráfico rodado en el exterior.

Lo que ocurre en la actualidad con la seguridad en Nueva York no es tan intenso como en otras épocas. Según cifras oficiales los tiroteos en la ciudad se han reducido un 26% en el último año y los asesinatos han disminuido un 11%. Robos y atracos también son menos frecuentes, aunque se perciben de manera más intensa.

Sin embargo, y a pesar de unas cifras globales positivas en el metro, la delincuencia, de mayor o menor nivel, se ha visto incrementada en un 13%. La lista de incidentes en lo que va de año es inusualmente larga. Este mes de marzo una adolescente fue agredida en la estación de 168th Street, un desconocido propinó una patada en la espalda a un hombre de 64 años, que cayó a las vías del metro en Penn Station, o un joven de 27 años fue abordado por un desconocido que dijo algo anti-LGBTI y luego lo acuchilló en la mano con un cúter.

Demasiados casos aislados

En febrero un conductor de metro necesitó más de 30 puntos de sutura después de que un atacante le acuchillara cuando sacó la cabeza por la ventana en una parada de Brooklyn. Días antes un hombre resultó muerto tras una pelea con tres individuos, o un turista brasileño fue apuñalado en el cuello en la estación de metro de Queens Plaza. El 12 de ese mes, una persona murió y cinco resultaron heridas en un tiroteo en una estación de metro del Bronx como consecuencia de una discusión entre bandas. Un hombre de 45 años murió tiroteado a bordo de un tren de metro en Brooklyn tras intervenir en un altercado con el que no tenía nada que ver e intentar disolverlo.

Entre el 1 de enero y el 3 de marzo de este año se han producido 388 incidentes. Esto fue lo que provocó que el alcalde Eric Adams anunciase un plan para combatir la violencia armada. Para solucionarlo, ha destinado 485 millones de dólares a una serie de iniciativas orientadas en gran medida a la prevención, y con especial atención a la salud mental. Dentro de este plan, y a nivel experimental, entrarán en funcionamiento estos detectores, que si no son infalibles, ayudarán a limitar el acceso de armas a lugares donde deberían estar más controladas.

Evolv afirma que ya ha escaneado a más de 750 millones de personas, su índice de aciertos es bastante alto. Su proceso es solo superado en volumen de análisis por la Administración de Seguridad en el Transporte del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos. A pesar de que hay dudas acerca de su nivel de aciertos, siempre será mejor que no hacer nada y después lamentarlo.