Vehículos conectados y autónomos: un cambio de paradigma con muchos retos por delante
Los coches con conducción autónoma son cada vez más habituales en las calles, y eso trae consigo nuevos desafíos
Los vehículos «conectados» y los «autónomos» ya existen y circulan por nuestras carreteras y cielos, pero ambos términos no son sinónimos. De hecho, no hace falta que un coche circule completamente solo para que se considere autónomo. Entonces, ¿a qué nos referimos con estos conceptos y en qué se diferencian?
Un vehículo conectado es aquel que está equipado con tecnología que le permite acceder a internet y que es capaz de intercambiar información con su entorno. Las características más comunes de los vehículos conectados son las siguientes:
1. Conectividad a internet
Los vehículos conectados suelen estar equipados con tecnología que les permite acceder a internet. Esto puede facilitar la descarga de datos en tiempo real, como mapas actualizados, información de tráfico y actualizaciones del sistema del vehículo.
2. Sistemas de entretenimiento
Los vehículos conectados a menudo cuentan con sistemas de entretenimiento en línea que permiten a los ocupantes acceder a servicios de transmisión de contenidos multimedia.
3. Navegación en tiempo real
Los sistemas de navegación en vehículos conectados pueden recibir actualizaciones en tiempo real sobre el tráfico, condiciones meteorológicas y puntos de interés. Esto ayuda a optimizar las rutas y a mejorar la eficiencia del viaje.
4. Seguridad
Los vehículos conectados pueden incorporar características de seguridad mejoradas, como sistemas de monitoreo en tiempo real, alertas de colisión y capacidades de llamada de emergencia automática.
5. Diagnóstico remoto
Algunos vehículos conectados pueden enviar datos de diagnóstico a los fabricantes o a los propietarios. Esto permite un monitoreo remoto del estado del vehículo y la identificación anticipada de posibles problemas.
6. Actualizaciones de software
Los fabricantes de automóviles pueden enviar actualizaciones de software de manera remota para mejorar el rendimiento, la eficiencia y la seguridad del vehículo.
7. Integración con dispositivos móviles
Muchos vehículos conectados ofrecen integración con teléfonos inteligentes y otros dispositivos móviles. Esto permite a los conductores controlar ciertas funciones del vehículo a través de aplicaciones específicas.
¿Cómo funcionan?
No todos los vehículos tienen las mismas capacidades para ser autónomos. Esto dependerá de su capacidad para interactuar con el entorno, por ejemplo con otros vehículos o infraestructuras.
Tal y como apunta la Sociedad de Ingenieros de la Automoción (SAE, por sus siglas en inglés) hoy en día existen cinco niveles de conducción autónoma:
- Nivel 0: sin automatización. El conductor es completamente responsable de la conducción, sin asistencia automatizada.
- Nivel 1: Asistencia del conductor. Intervención única o limitada del sistema automatizado (por ejemplo, control de velocidad de crucero). El conductor debe supervisar constantemente el entorno y mantener el control.
- Nivel 2: Automatización parcial. Capacidad para controlar tanto la dirección como la aceleración y desaceleración en ciertas condiciones. Aunque hay automatización, el conductor debe seguir supervisando y estar listo para intervenir.
- Nivel 3: Automatización condicional. El vehículo puede realizar tareas específicas sin intervención del conductor en ciertas condiciones. El conductor puede ceder temporalmente el control, pero debe estar preparado para retomarlo si es necesario.
- Nivel 4: Automatización alta. El vehículo puede realizar la mayoría de las tareas de conducción en ciertos escenarios sin intervención del conductor. La intervención humana no es necesaria en situaciones predefinidas, pero puede ser requerida fuera de esas situaciones.
- Nivel 5: Automatización completa. Automatización total en todas las condiciones de conducción. No se requiere intervención humana. El vehículo es capaz de manejarse completamente solo.
De este modo, dependerá de la capacidad del vehículo de percibir su entorno y poder circular sin la intervención humana que tenga una mayor o menor autonomía. En este contexto de captación e intercambio de información, las redes inalámbricas juegan un papel fundamental.
Además, los algoritmos de inteligencia artificial (IA) también pueden ser utilizados para aprender de las distintas condiciones de conducción.
Los principales retos
El desarrollo del vehículo autónomo va más allá de un simple cambio de tecnología. También abre un nuevo paradigma que tiene diferentes implicaciones ambientales, sociales, culturales y económicas. En cuanto al despliegue del vehículo autónomo, un aspecto importante es el marco normativo, tal y como presenta ANFAC (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones). Este permitirá o no su circulación según su nivel de autonomía.
Adicionalmente, se encuentran retos también en cuanto a la tecnología y la seguridad, especialmente en cuestiones de ciberseguridad. Resolver los problemas de ciberseguridad en el coche autónomo se ha convertido en una prioridad para fabricantes y usuarios. En otras palabras, proteger sus sistemas en un escenario creciente de ciberataques.
Dada la necesidad de captación e intercambio de información para la conducción autónoma, pasando del vehículo conectado al vehículo autónomo, las tecnologías y redes de telecomunicación juegan un papel fundamental. El concepto de «internet de las cosas» (IoT, por sus siglas en inglés), las redes inalámbricas y dotar de inteligencia a los vehículos son diferentes enfoques que se están trabajando por parte de distintos actores, como por ejemplo sería el uso de la tecnología 5G.
Como podemos ver, el sector de las telecomunicaciones está siendo un pilar sólido y fundamental para el desarrollo de nuevas tecnologías y nuevas oportunidades tanto sociales como económicas. Las ingenieras e ingenieros de telecomunicación que forman nuestras universidades se convertirán algún día en profesionales clave en la sociedad del futuro, en la que los vehículos conectados y autónomos tendrán un lugar importante.
José Antonio Morán Moreno, Director del Grado en Ingeniería de Tecnologías y Servicios de Telecomunicación, UOC – Universitat Oberta de Catalunya y Carlos Monzo Sánchez, Director del Máster Universitario de Ingeniería de Telecomunicación, UOC – Universitat Oberta de Catalunya
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.