Así es como la tecnología moldeó el atentado de Las Vegas contra el hotel de Donald Trump
Es, a nivel tecnológico, una de las mejores muestras de a dónde nos van a llevar las investigaciones del futuro
La tecnología fue el eje. Su responsable último fue un ciudadano llamado Matthew Livelsberger, pero fueron las herramientas digitales a las que tuvo acceso las que moldearon el atentado, por fortuna fallido, ante el edificio del presidente electo en Las Vegas el pasado 1 de enero. La investigación ha determinado que una de las claves fue ChatGPT, pero hubo coches eléctricos, apps de alquiler de vehículos, mapas digitales conectados a sistemas GPS, o datos en la nube.
El pasado día de Año Nuevo, y alrededor de las 8.40 de la mañana en horario local, un vehículo Tesla Cybertruck, el último modelo de la marca y que no se comercializa en Europa, llegó a la misma puerta del Trump International Hotel de Las Vegas. Instantes después comenzó a echar humo, y acto seguido se produjo una deflagración. Los bomberos llegaron al lugar en pocos minutos y el incendio se extinguió en una hora. Como consecuencia final, el conductor que iba dentro falleció y siete personas sufrieron heridas leves.
Ante el pánico desatado por el atentado la noche previa en Nueva Orleans, en el que otro hombre embistió a los festejantes por Nochevieja en su barrio más popular, se intentó conectar los dos hechos, pero la policía no encontró pruebas. Sin embargo, había una de corte tecnológico, que unía a ambos hechos: los dos responsables utilizaron la aplicación Turo de alquiler de vehículos para contratar los que utilizaron. A pesar de ello, no tenían nada que ver.
Tras la explosión en Nevada, la investigación llegó a una conclusión con relativa rapidez gracias a un detalle: se unieron dos circunstancias que rebajaron en mucho los posibles daños. El primero es que el proceso de la detonación fue lento, y ello indicaba su escasa capacidad. No se utilizaron explosivos bélicos o destinados a demoliciones, sino fuegos artificiales y latas de combustible. Las autoridades creen que una detonación con explosivos de gran potencia se habría desplazado con mayor rapidez y habría causado muchos más daños.
El segundo detalle reside en la poderosa carrocería del Cybertruck, no hecha de chapa o aluminio, sino de acero. El Tesla más grande de todo el catálogo es casi un vehículo de corte militar, y su resistencia estructural estranguló la explosión. Con toda la carga pirotécnica en su caja trasera, abierta a modo de pickup, salió disparada hacia arriba, y es justo reconocer que el coche amortiguó de manera casi milagrosa el estallido gracias a su solidez.
El siguiente paso en la investigación llevó a los detectives a contactar con el fabricante del vehículo, cuyo rastro digital quedó almacenado en la nube de datos de Tesla. La empresa de Elon Musk accedió de manera remota a los datos de este Cybertruck específico, y demostró que el estallido no fue causado por el propio vehículo. La compañía proporcionó a las autoridades bastante información adicional sobre el coche, incluidos vídeos capturados en las estaciones de carga de Tesla durante su trayecto hasta su destino final.
El papel de la inteligencia artificial
La inteligencia artificial más popular del mundo, ChatGPT, está muy lejos de ser responsable de la explosión que se originó a las puertas del hotel Trump situado en la ciudad del pecado. No obstante, fueron las inopinadas pistas que recibió el sospechoso las que guiaron sus pasos hasta la explosión en la que acabó muriendo.
El departamento de policía de Las Vegas —el mismo al que pertenecen los CSI de la ficción televisiva— ha publicado los registros de las conversaciones de Livelsberger con ChatGPT pidiendo datos e información antes de atentado. Sus preguntas estuvieron encaminadas hacia el manejo de explosivos, cómo detonarlos y cómo hacerlo con un disparo. También solicitó información sobre dónde comprar armas, material explosivo y fuegos artificiales legalmente a lo largo de su ruta.
«¿Cuál es el límite legal para comprar Tannerite en Colorado?», fue una de las cuestiones, o «¿Qué pistola podría hacerla estallar?». El Tannerite es una marca de dianas reactivas para rifles que, a los que si se dispara, estallan de forma espectacular. De acuerdo con el departamento de policía de Las Vegas, «es el primer incidente conocido en suelo estadounidense en el que se utiliza ChatGPT para ayudar a un individuo a construir un artefacto concreto».
Y el detalle aporta un dato extra: el cambio de paradigma para llevar a cabo búsquedas, que cambia de Google u otros buscadores, a las respuestas que son capaces de proporcionar las inteligencias artificiales. Realizó la mayoría de sus consultas el 27 de diciembre, un día antes de alquilar el Cybertruck y emprender su viaje a Las Vegas.
El ojo del Gran hermano
En referencia a la explosión en sí, las imágenes disponibles muestran un fogonazo previo, compatible con el rastro de un disparo. Se cree que fue lo que mató al responsable, al tiempo que incendió el combustible y los fuegos artificiales en el interior del camión. El disparo o disparos quedaron confirmados durante la investigación, tras ser encontrados casquillos de bala en el interior del Cybertruck. Todas esas imágenes fueron registradas por las cámaras de seguridad del establecimiento. Pero no fueron las únicas.
El Tesla fue alquilado en el estado de Colorado, al noroeste de Nevada, y no solo fue captado por las videocámaras de los cargadores donde se detuvo a rellenar de electricidad su batería. También fue captado una hora antes del atentado por una cámara conectada a un sensor de lectura de matrículas propiedad del departamento de policía. Si la explosión se produjo a los 15 segundos de llegar al hotel, el responsable llegó a Las Vegas apenas una hora antes. De haber estado más tiempo deambulando por la ciudad, el rastro digital hubiera sido mucho más elocuente.
Un desgraciado desequilibrio
La investigación aún no ha terminado sobre el sargento mayor Livelsberger. Según una antigua pareja, es bastante probable que sufriera el temido Síndrome de Estrés Postraumático. Se sospecha que fue algo que se trajo de sus dos años de servicio de Afganistán. En su teléfono almacenó un alegato de seis páginas, y la investigación aún tiene que analizar su ordenador portátil, dicho teléfono móvil y un smartwatch.
Ordenadores portátiles, coches eléctricos conectados, aplicaciones de alquiler de vehículos, cámaras de vigilancia en sus cargadores, sensores capaces de leer matrículas, relojes inteligentes, o inteligencia artificial, entre otras tecnologías, han estado presentes. Es, a nivel tecnológico, una de las mejores muestras de a dónde nos van a llevar las investigaciones del futuro. Para los detectives, va a haber menos calle y más preguntas, pero a aparatos y no a testigos vivos.