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Tecnología

Sipay, la tecnología invisible que mantiene vivo el comercio

La empresa española lidera una revolución silenciosa en los pagos: más sostenible y más humana

Sipay, la tecnología invisible que mantiene vivo el comercio

José Luis Nevado, CEO y fundador de Sipay. | Cedida

Sipay no sale en los titulares como los unicornios tecnológicos ni hace alarde de sus cifras en redes sociales. Y sin embargo, está ahí, detrás de buena parte de las transacciones que sostienen el día a día de miles de comercios en España y en más de 40 países. En palabras de su CEO y fundador, José Luis Nevado, el objetivo de Sipay no es brillar, sino desaparecer: «una tecnología de pagos bien diseñada no debería notarse. Solo debería funcionar, siempre, incluso cuando todo se apaga».

Esa filosofía de «invisibilidad eficiente» ha guiado el desarrollo de Sipay desde sus orígenes. Hoy es mucho más que una pasarela de pago: es un ecosistema completo que incluye soluciones de punto de venta, marketing, financiación, devolución de impuestos, fidelización y guest experience. Todo ello enfocado a un mismo fin: que el comercio pueda centrarse en lo suyo, vender. Y si es posible, hacerlo de forma más inteligente, más rápida y más ética.

Esa ética está presente desde el diseño de los servicios hasta la estructura de precios. «Buscamos que el pago sea una experiencia sencilla tanto para el consumidor como para el negocio», explica Nevado. Eso implica transparencia en las comisiones, adaptación al método preferido del usuario, y la eliminación de fricciones innecesarias. También una clara apuesta por la sostenibilidad: desde la digitalización de los recibos hasta el uso de dispositivos de bajo consumo alimentados por energía solar.

Sipay defiende un modelo de negocio que beneficia tanto al cliente como al consumidor. De ahí su decisión, por ejemplo, de permitir que algunos de sus clientes devuelvan el 100% del IVA a los viajeros extracomunitarios. «No es nuestro negocio quedarnos con impuestos que no son nuestros. Nuestro negocio es facilitar la venta», afirma Nevado.

Ese compromiso con el impacto positivo se puso a prueba en abril de 2025, durante el gran apagón que paralizó el país. Mientras muchos comercios se vieron obligados a cerrar, las soluciones offline de Sipay permitieron que el 70% del volumen habitual de pagos se procesara con normalidad. «Ni siquiera detectamos un aumento de transacciones rechazadas. Nuestros sistemas aguantaron», subraya José Luis. La clave, explica, está en una arquitectura redundante con centros de datos Tier 5, respaldo satelital y, sobre todo, la capacidad de operar sin conexión en el punto de venta, resolviendo transacciones por reglas preconfiguradas.

Más allá de los grandes clientes, la empresa se preocupa también por los pequeños negocios. Nevado recuerda el caso de su propio hermano, dueño de un pequeño restaurante, que necesita hasta siete proveedores distintos para gestionar sus operaciones digitales. «No tiene sentido», dice. «Los negocios pequeños necesitan soluciones todo en uno, que simplifiquen su día a día y les permitan competir».

Ese es precisamente el futuro que Sipay ya está diseñando: un entorno donde las herramientas de venta, cobro, marketing y financiación convivan en una única plataforma, accesible, intuitiva y eficiente. La fragmentación actual del mercado, especialmente en sectores como la hostelería, hace que cada empleado tenga que aprender un software distinto en cada trabajo. «Y si en un bar aún es manejable, en un hotel es una pesadilla», advierte José Luis.

Sipay ya ha comenzado a implementar soluciones integradas de este tipo, y lo hace con una mirada global: adaptando cada sistema a los métodos de pago locales de cada país, desde Europa hasta Latinoamérica. Esa flexibilidad es también una forma de respeto. «No tiene sentido imponer el modelo español en Chile o Grecia. Hay que entender cómo paga la gente allí y adaptarse».

El uso de inteligencia artificial también juega un papel clave en esta transformación. Desde hace más de tres años, Sipay aplica herramientas de IA tanto para sus clientes como internamente: automatizando soporte, ayudando a redactar, organizando reuniones o incluso asistiendo en programación. «Reduce la curva de aprendizaje. No sustituye, pero enseña y acelera», resumen desde la empresa.

En una economía donde los sistemas de pago se han vuelto complejos, opacos y a menudo abusivos, Sipay plantea otra forma de hacer las cosas. Una forma más transparente, más resiliente, más orientada a las personas que al margen. Una tecnología que no se impone, sino que acompaña. Y tal vez ahí esté su mayor innovación: demostrar que en el mundo del dinero también se puede hablar de ética, de sostenibilidad y de servicio, y sobre todo, que los pagos pueden ser más humanos.

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