Yolanda Díaz intenta huir de la «trampa» de Podemos sobre la derogación de la reforma laboral

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, intenta huir de la «trampa» que, según fuentes del propio partido morado, han preparado para ella. Todo empezó el viernes 22 de octubre, cuando la ministra de Agenda 2030 y secretaria general de Podemos, Ione Belarra, habló de «injerencias» de la responsable de Economía, Nadia Calviño, en el proceso que debía conducir a perfilar una contrarreforma laboral. Tras esa campaña, Díaz tuvo que subir el listón de sus exigencias, planteando un pulso con Pedro Sánchez si no asumía una «derogación» de la normativa aprobada por el PP en 2012. Pero ahora lleva días buscando un deshielo y preparando el terreno a una derogación matizada. 

Pocas semanas después de aquel golpe sobre la mesa, Yolanda Díaz está rebajando sus exigencias, entre otras cosas porque se juega su futuro en dicha negociación. En una entrevista en La Sexta, la ministra dijo el pasado jueves que «técnicamente» la norma no se puede derogar. «Una cosa es el fetiche político y otra lo que vamos a hacer, que es cambiar el marco de relaciones laborales el PP, que ha sido profundamente lesivo», afirmó. 

En términos de comunicación política, desde Podemos reconocen que su estrategia consistió en forzar a Díaz para que defendiera sin tapujos el término «derogación» en su planteamiento. Después de la petición de una reunión exprés con los socialistas, el portavoz parlamentario Pablo Echenique escribió en un tuit que los pactos de Gobierno deben respetarse (pacta sunt servanda). 

Para algunos miembros del partido morado, esa presión tiene el significado de una «trampa» a la dirigente gallega, que oficialmente lidera el espacio de Unidas Podemos en el Gobierno pero que muchos ya señalan como enfrentada a la actual cúpula morada. En el momento más delicado de la negociación, la presión de Podemos logró que Díaz mantuviera durante unos días una posición dura con respecto a lo que planteaban los socialistas, hasta que con el paso de los días intentara rebajar la tensión. Queda por ejemplo la duda de si Yolanda Díaz fue avisada antes de que los dirigentes de Podemos pidieran la reunión con Sánchez. 

Vuelta a la normalidad

Sea como fuere, Díaz ha escenificado la distensión con Sánchez en un acto público en Trujillo con el primer ministro de Portugal. Y el pasado jueves reiteró que desde el punto de vista técnico no se puede derogar la norma de Rajoy. Díaz repitió así un enfoque que, en realidad, ella misma había afirmado antes del verano, con la voluntad de volver a encauzar la negociación entre Gobierno, sindicatos y patronal. 

Como adelantó THE OBJECTIVE, miembros de Podemos sostenían que el pulso lanzado contra la Moncloa por el partido morado en la última semana de septiembre tenía la voluntad de «quemar» a la ministra. Una verdadera estrategia de la tensión que aspiraba a reflotar a los morados en el debate público, demostrando su papel activo en la lucha por la reforma laboral y, al mismo tiempo, señalar a Díaz en caso de que la negociación fracasara. 

Las fuentes moradas se reiteran en el concepto de «trampa», al mismo tiempo que también en el ámbito sindical y político cercano a la ministra reconocen que Díaz debe evitar «entrar al trapo» de los sectores de su coalición más beligerantes con Sánchez y el PSOE, so pena arriesgarse a perder el pulso y debilitarse. 

Juego de ajedrez

El pasado jueves, poco después de las declaraciones de Díaz sobre la derogación de la reforma laboral, trascendió la información en El Periódico de España de que se ha cerrado la fecha del encuentro entre la dirigente gallega, Mónica Oltra (Compromís), Mónica García (Más Madrid) y Ada Colau (Comuns). En Podemos reconocen que este encuentro tiene un notable valor político, puesto que ensancha el frente de los «enemigos de Pablo». En ese grupo, de hecho, algunos vaticinan que se sumará «más adelante» Manuela Carmena, quien participó con Errejón al golpe a Podemos en enero de 2019.

En esta delicada situación, mientras tanto, Díaz sigue fichando a cuadros de Podemos hasta ahora cercanos a la cúpula, y entre ellos algunos parlamentarios. Una situación que está obligando a Montero a buscar aliados, intentando frenar la campaña de absorciones de Díaz. Y manteniendo elevado el listó en la reforma laboral.

Podemos será, en efecto, la fuerza política que en última instancia decidirá si el pacto del Gobierno será suficiente para rebajar la tensión. Al mismo tiempo, Yolanda Díaz prepara su as en la manga: un acuerdo respaldado por los sindicatos que ubiquen a los morados entre la espada y la pared. Si los sindicatos apoyan en bloque la contrarreforma, sin duda será más difícil para la cúpula morada desmarcarse y pedir responsabilidades a Díaz.