THE OBJECTIVE
El purgatorio

Andrea Levy: «He sentido empatía con Irene Montero y Ángela Rodríguez 'Pam'»

La dirigente popular, alejada de la primera línea, presenta en El purgatorio su nuevo libro: ‘La utilidad de todo este dolor’

De Andrea Levy (Barcelona, 1984) se han dicho tantas cosas que pasar el detector de verdades cuesta un rato de tedioso trabajo. Ahora la dirigente del PP, alejada de la primera línea política, se ha encargado de ser honesta y poner negro sobre blanco todas aquellas cosas que durante tanto tiempo calló. Entre adicciones a las pastillas, dolores sin nombre, parejas que se rompen y una carrera política que la tensionó en exceso. Esta catalana que adora Madrid, concejal del distrito de Retiro, publica La utilidad de todo este dolor.

PREGUNTA. – ¿Estoy ante una representante de la derecha moderna?

RESPUESTA. – No sé ya lo que es moderna, liberal o moderada. Me han puesto muchos adjetivos en este sentido, incluso derecha indie, no sé lo que quiero decir. Yo soy fiel a mí misma, a mi forma de comunicar, dentro de mi ideología, de mis ideales y siempre creo, defendiendo desde la honestidad y la valentía o coraje aquello que creo representar. Entonces, la imagen que podamos trasladar o donde podamos estar defendiendo esas ideas, mientras sean el buen propósito, me da igual la etiqueta.

P.- Sabe que para algunos moderado es un insulto.

R.- Sí, no sé exactamente a qué viene lo de que moderado es un insulto, pero soy de la opinión de que en ese sosiego con el que puedes hablar o en esa templanza con la que puedes opinar, que a veces es cuando te dicen que eres moderado, también puedes meter tus zascas.  ¿Pero sabes lo que pasa? Que depende de dónde te muevas. Yo en las tertulias de RAC1 o TV3 era el diablo con cola y cuernos, era el fascismo. Entonces claro, moderada no lo sé, pero sí que va en mi razón de ser intentar esa templanza e intentar que las palabras estén envueltas siempre en esa búsqueda de convencer seduciendo.

P.- Es decir, que Andrea Levy nunca va a decir a lo Milei «zurdos hijos de puta».

R.- Nos hemos puesto en una espiral desde una cierta testosterona excitada que no es positiva, porque al final ir tan revolucionados por la vida a ver si la decimos más grande al estilo Puente o al estilo Sánchez. Es tosco, no es lo que nos están esperando. Nos están esperando en busca esas soluciones o en entendernos para que las propuestas salgan adelante, siempre con los límites que nos imponemos con respecto a aquello que defendemos y cuál es nuestra ideología. Pero, dicho esto, a mí no me sale, desde luego no me sale y creo que es una equivocación porque ya hay muchos foros en los que puedes decir insultos y creo que el político no es razonable que sea de ellos. 

P.- Es cierto que usted es una mujer de derechas o de centroderecha, que se ha granjeado cierta simpatía entre la gente de izquierdas, ¿pero sin pretenderlo?

R.- No es que yo lo pretenda, siempre he sido muy curiosa. Eso es una cosa que tengo desde siempre de escuchar, de leer, de entender las cosas de las que no estoy de acuerdo. Me gusta saberlas. Me gusta como opina la gente que no es lo que yo tengo en mi zona de confort o dentro de mi perímetro, ¿no? Y a partir de ahí, pues es verdad que en el ámbito que me he movido, quizá más cultural, he hecho amistades con gente que no pensaban como yo. Personas a las que he escuchado, a las que he comprendido, a las que me he hecho comprender, a las que me he hecho entender y nos hemos entendido en un espacio igual que no era el partidista, que no es el ideológico.

La cultura en política es ideológica, evidentemente, porque pretende influir en la vida social, pretende influir en los contemporáneos y otra cosa es el partidismo de cada una de las siglas. Pero a partir de allí, creo que también poner una pica en esos espacios, o sea, estar presente en esos espacios también es una manera de no generar compartimentos estancos. Hay que estar presente en todos los foros, sobre todo en los que no te esperan, porque eso también les da esa visión de que eres valiente, eso siempre me ha gustado.

P.- Perdona que lo pregunte así porque no es mi costumbre hablar de asuntos íntimos, pero ¿se ha enamorado de más gente de izquierdas que de derechas?

R.- (ríe) Buena pregunta, me enamoro de las personas que me hacen reír, me enamoro de las personas que me interesan, que me atrapa la conversación, que me parece que podemos tener puntos en común, en cosas que nos podamos divertir. Y es cierto que igual si hago la lista, que tampoco es mucha, pues alguno es de izquierdas, pero hombre, de derechas también ha habido alguno.

P.- Pero los que menos.

R.- No sé si son de los que me he enamorado más, pero estoy abierta a todo el amor.  Si ahora hay uno muy de derechas que me enamora, pues no estaré cerrada.

P.- Andrea, estando en la sede de THE OBJECTIVE, estamos muy cerca de su distrito, porque es usted la concejal del distrito de Retiro. Está al frente de un sitio donde viven más de 100.000 personas.

R.- Es una responsabilidad importante, sobre todo porque escala el nivel de la política a esa cercanía y sobre todo a esa eficacia que te reclaman directa e inmediatamente para solucionar problemas. Y los que venimos de hacer política en otro nivel, en los que es más importante, digamos, los discursos o el empaque de lo que digamos para transformarlos en cosas que se van a hacer a más largo plazo. Cuando llegas aquí no te puedes distraer ni un segundo porque te requiere el día a día, el minuto a minuto que vayas cumpliendo lo que te van pidiendo las necesidades y esa es una buena escuela de políticos que agradezco. 

P.- ¿Andrea Levy es una catalana que ya se va a quedar para siempre en Madrid?

R.-Pues muchas veces me he planteado la cuestión de volver. Es verdad que en unos años, los años complicados del procés, tuve muy claro que de repente me había convertido en un elemento difícil, que cada vez que iba ahí realmente me hervía la sangre de lo que de lo que veía y de cómo trataban a mi familia, mis amigos. Ahora me encanta, soy nacida de la Costa Brava, nacida de Barcelona, y echo de menos que Barcelona siga aprovechando esas virtudes que tiene de ciudad, de vanguardia cosmopolita, abierta al mar, abierta a los que vienen para encontrar allí un lugar de convivencia, como lo ha sido durante tanto tiempo.

Sin embargo, es verdad que Madrid ha ganado la partida en muchas de estas cosas y el fervor cultural o el encontrarse distintos para hacer cosas nuevas e innovadoras se encuentra mucho más ahora en Madrid que en Barcelona. Espero que vengan nuevos tiempos en Cataluña y que entre todos hayamos logrado que esa cosa tan empequeñecedora que es el nacionalismo, esa cosa tan sectaria que ha sido el independentismo que ha hecho crecer a grandes monstruos tan totalitarios, se aparte y de paso a un nuevo tiempo.

«A mí no me sale decir “zurdos hijos de puta”, y creo que es un error»

P.- ¿Está contenta con los resultados de las últimas elecciones catalanas?, ¿y compra esa idea de que el procés ha muerto?

R.- No, los objetivos de los independentistas mientras haya líderes independentistas como Puigdemont, con tanto poder sobre el Gobierno de España para condicionarlo y con la única voluntad que tiene de salvarse él de su situación judicial para seguir haciendo aquello por lo que se cree que tiene una tarea mesiánica. El independentismo va a seguir existiendo, no nos engañemos.

Si ahora se dice que el que se ha ido para volver es Junqueras, no se ha ido para convertirse en el primer constitucionalista de España, se ha ido para volver a hacer el procés porque es el fin último de los nacionalistas. Esto ya lo advertí en el año 2013, cuando empieza el libro, cuando comento que en las tertulias de Cataluña sólo se habla del independentismo, que el objetivo de Artur Mas es la consulta independentista que hizo el 9 de noviembre, y que todo esto va a ir a más.

Aquí se pensaban que no, que esto ya no, que los nacionalistas eran buenos, que Convergència es la nuestra. Mentira. El propósito del nacionalismo es crear un Estado propio y alejarse del Estado español. Eso es lo que han inculcado en la educación, en los medios de comunicación y en la cultura solamente catalana y en catalán. Luego, si es cierto que la victoria de Arrimadas en su momento, de un partido no independentista nacionalista y ahora una oportunidad con el PSC, abre la vía de que se hagan las cosas diferentes. Pero si el PSC depende de Esquerra no se van a hacer las cosas diferentes. Allí necesitan que muchas cosas cambien para que ese nacionalismo, esa lluvia fina que empieza con Pujol y que se ha hecho durante todos los gobiernos que han seguido, se revierta. Y eso es cultural y eso es en la educación.

Entonces, no se puede decir que el procés ha muerto. El procés ahora está desarticulado porque la respuesta del Estado en el año 2017 fue un muro de contención a que ellos consiguieran sus propósitos de un referéndum legal, un reconocimiento internacional y una cobertura del propio Estado de derecho. Todo esto se les se les arrancó de sus sueños. Lo malo es que ahora, con la amnistía, con los indultos y con cierta categoría de negociador en Suiza, pues les vas a dar alas a continuarlo en el futuro. Entonces hay que estar alerta.

Levy, posando con su libro, en la sede de THE OBJECTIVE – Víctor Ubiña

P.- Andrea Levy ha publicado ‘La utilidad de todo este dolor’, sobre cómo sobrevivir se convierte en una forma de mal vivir. Fibromialgia, política y amor. Es un libro, le he escuchado decir, no valiente, pero sí honesto.

R.- Es un libro muy transparente con todo lo vivido. En julio me encargaron un libro de memorias o de anécdotas, de lo que como yo había vivido todo y para mí era muy importante contar la verdad de los tres aspectos que para mí rodean al dolor que yo he vivido, que es un dolor físico por la fibromialgia que durante mucho tiempo escondí para que no repercutirá en mi carrera negativamente. Luego, la parte del dolor por las cosas que me tocaron vivir en política, que yo no soy una cínica y por lo tanto, cuando tú tienes delante gente que te ha declarado la independencia, tienes que salir de ese Parlamento de Cataluña con la independencia declarada.

Tú sientes una determinada frustración que causa una herida. Entonces todo esto va sumando. Y luego hay una parte de todo ese dolor sentimental, ese dolor del alma que también nos afecta a lo largo. Entonces, bueno, es un libro de descarga, es un libro también para pacificar conmigo misma determinadas cosas que creo que no hice bien en un momento.

Y sobre todo es un libro que yo lo que busco es dar el amparo o dar el abrazo cariñoso a todas esas personas que sufren un proceso de fibromialgia o de dolor crónico y que muchas veces no encuentran en el otro el vocabulario exacto de lo que les está pasando. Y es un doble estigma. Yo me encontré con eso, no sabía cómo contarlo sin sentir vergüenza y eso es lo que intento decir, que esa es la manera de expresarlo, decirlo para no malvivir, sino vivir. Vivir con unas herramientas que a pesar del dolor te enseñan a seguir adelante.

P.- ¿Y cómo es vivir con fibromialgia?

R.- Imagínate cuando te la dicen y no sabes exactamente lo que es, te quedas sin saber qué decir. Pero en este caso para mí fue liberador porque por fin tenía un diagnóstico. ¿Cómo es vivir con fibromialgia? Te puedo contar lo que me ha pasado esta mañana. Me he despertado a la hora habitual, las 07:30, hora en la que ya me conecto para leer la prensa, escuchar las noticias y tenía todo el cuerpo agarrotado, con un dolor que no puedes ubicar en un lugar concreto, porque lo que tenemos es que nuestro sistema nervioso emite una señal de dolor que no se localiza en un punto en el que haya habido ni traumatismo ni lesión.

Entonces no se debe a eso, sino a una mala regeneración de nuestra musculatura durante la noche. Antes muchas veces me abatía, muchas veces lo combatía con una frustración de me quedo en la cama, luego lo combatí con una medicación que fue absolutamente perjudicial. Pero ahora, por ejemplo, me hago unos mecanismos de recuperación y de intentar y de salir y de irme pausando para poder estar ya hoy aquí y poder hacer esta entrevista. No es fácil porque el dolor desconcentra mucho el dolor cuando uno tiene dolor crónico, aunque yo esté hablando contigo o esté con amigos o esté tomando algo, me esté divirtiendo. Cuando uno siente una sensación de dolor, eso te acompaña siempre. 

P.- ¿Ahora mismo tiene dolor?

R.- Ahora no, porque he conseguido hacer unos momentos de descanso y una serie de ejercicios que me han estabilizado junto con una pequeña medicación de acompañamiento, que los días de tensión y dolor debo tomar, pero que evidentemente no es la sobrecarga de medicaciones que durante mucho tiempo tuve que tomar, que fueron las ansiolíticos y benzodiazepinas, porque a mí durante mucho tiempo me dijeron que a mí lo que me pasaban no es que estuviera enferma, sino que me lo merecía por ser Andrea Levy y tener una vida tan estresante y de tanta presión.

Entonces ahí fue cuando yo caí en ese círculo vicioso de las benzodiazepinas, de los ansiolíticos, de pastillas que son muy útiles porque te ayudan a levantarte, a no sentir dolor, a dormir, a no sentir ansiedad, pero que luego tienen un nivel de adicción muy importante. Y a mí eso me costó, esa carga encima de soportar, añadida a lo que me estaba ocurriendo. 

P.- Lo asumo, puede ser una pregunta un poco tonta, ¿a qué sabe un antidepresivo?, ¿y en qué le afecta?, ¿Como se nota en el cuerpo eso?

R.- Pues básicamente porque te da un nivel de inhibición o un nivel de relajación, un estado de perder una determinada fijación hacia algo que puedas tener cuando tienes ansiedad o tienes estrés. Al final eran sugus de la felicidad, en el sentido de que los tienes muy a mano, de que se recetan muy habitualmente porque España es el mayor consumidor de benzodiacepinas del mundo y cuando accedes a ellos te sientan muy bien. Y no digo que no sean útiles para momentos muy concretos, pero nadie recomienda que se tomen durante más de tres semanas. Y sin embargo, aquí hay gente que, como yo, los ha tomado durante mucho tiempo, años y al final no te sirve uno, tienes que tomar dos, al final son tres y evidentemente, pues ese nivel de desconexión que te provocan en tu sistema neurológico y nervioso es absolutamente perjudicial para tu cerebro.

P.- A usted entiendo que le afectó mucho y tardó tiempo en salir a decir que tenía esa enfermedad, y es que había siempre el runrún, a veces alimentado malvadamente por ciertas personas y ciertos políticos de que Andrea Levy había tomado ciertas sustancias. Habrá sentido empatía con Javier Milei, tras aquellas palabras del ministro Puente.

R.- Bueno, se lo dijo Monedero a Albert Rivera también. Es como una cosa fácil de decir para destruir civilmente y personalmente a alguien, para que sienta que se derrumba y que no tiene que seguir adelante. Porque en el ataque político, más allá de ese exabrupto, lo que hay es la voluntad de derrumbarte para que tú no sigas adelante. Y sentí muchas veces que lo que querían era derrumbarme para que yo lo dejara y no siguiera adelante.

Siempre digo, y lo digo por todos y lo puedo afirmar por todos mis compañeros o por la mayoría de gente que se dedica a la política y que tienen que estar a las 09:30 en una entrevista en un plató, o en un escaño. Es altamente improbable que puedas estar en malas circunstancias con la presión que tienes, con lo concentrado que estás, con lo que te lo has preparado, porque tienes ese foco que te da oportunidad de salir.

Yo nunca lo estuve, pero sí es verdad que yo soportaba una medicación muy dura y muy fuerte y eso hacía que a veces me desconcentrase. Pero nunca dejé de hacer mis responsabilidades con todo el nivel que merecía. Además en ese ataque, que el político puede soportar, tiene que ver con cosas como mujer, machistas, que tiene que ver con ataques a su físico, que tiene que ver con ataques a su nivel intelectual.

Lo cuento en el libro, yo salgo a decir que tengo fibromialgia porque hay un diputado nacional que se llama José Zaragoza, del PSC, del Partido Socialista, que además es de Barcelona, como yo, que pone un tweet en el que dice que no sé leer, que soy una indocumentada, que daño ha debido hacer la inmersión lingüística. Leo eso y digo «¿cómo alguien que se dedica a la política le puede decir a otro político con el daño que sabe que va a hacer?» Un daño emocional que al menos a mí me lo hizo.

Ese día tuve dos fallos, me equivoqué dos veces porque es verdad que me costaba un poco hablar esos días por la medicación. Ahora ya estoy curada de eso. Pero fue cuando dije «Voy a decir la verdad porque creo que no merezco pasar más vergüenza, sino que esa persona que es capaz de decir esa crueldad la sienta». Que la vergüenza cambiase de lado, y que en lugar de debilitarme a mí y frustrarme porque es lo que de puertas para dentro sentí muchas veces, que el saber o conocer la verdad que yo vivía alguien le pudiera hacer cambiar su manera de actuar hacia los demás. Ahora en eso soy creo muy respetuosa o lo intento ser, porque cada uno puede tener sus circunstancias y ese ataque creo que es inmerecido. 

«Ahora al rival político no hay que convencerle, sino aniquilarle»

P.- ¿Ha sentido empatía con Irene Montero?

R.- En algunas cosas sí. En algunos ataques o cosas que se le puedan decir, no algunos que tienen que ver con el humor, porque hay muchos ataques con humor que tienen una parte intelectual, en alguna cosa que iba más referida a su entorno, su vida personal, cuando es verdad que le han dicho cosas, sí. También es verdad que tiene que ver con la llave de judo, de aprovechar la fuerza del golpe que te dan para responder al otro.

Hay muchas veces que también hablar de forma agresiva hace que el que te vaya a contestar va a responder de forma agresiva ante ti. Es cierto que el auge de Podemos que yo empiezo a contar en el libro en el año 2014, ahora todos esos que ya no están, tuvieron una forma de iniciarse en política decapitando a la clase política que había y dando lecciones de que ellos iban a sustituirlos y de que había que echarles.

Y cosas que ya empleaban un lenguaje muy agresivo. Yo sí creo que los que iniciaron esa corriente de agresividad en política son sin duda alguna los que entraron en el año 2014, en el año 2015 a través de Podemos y que enseñaron una nueva dialéctica de hablar entre todos. Hay que recordar cómo eran esas tertulias y los ataques que se hacían en esas tertulias hacia las personas de otros partidos y las lecciones de los que vivían en Vallecas. Luego que es legítimo que te vayas a vivir donde quieras y esa es la parte que digo «mira, no te voy a atacar en eso», pero es que tú me has dado lecciones. Mira, he llegado a sentir empatía y puede sorprender, hacia Angela Rodríguez, ‘Pam’.

Porque sé que lo que debió vivir personalmente no debió ser sencillo. Y la vi físicamente como se iba deteriorando en determinados momentos en los que emocionalmente eso no resultaba sencillo. Estando muy desacuerdo de las cosas que había que hacer, que dice y de su manera. Pero en ese momento es una persona que sufre, independientemente de que sea político. Y eso también a veces hay que saber o ella hacer un paso atrás o los demás no incidir en más dolor. 

P.- Y ya que estamos hablando de lo del fenómeno de la deshumanización, ¿considera que se deshumaniza al presidente del gobierno?

R.- Lo que le ocurre es que realmente piensa que la máxima institución del Estado es él como jefe del Estado. Y no se ha dado cuenta que no, que la primera y única primera dama es la reina y que el jefe del Estado es el rey. Entonces él cree en esa inviolabilidad y cree en esa aura alrededor de que de ser un presidente por encima de los tiempos y por encima de los ciudadanos, y con eso quiere decir que se cree intocable, absolutista, nadie le puede criticar lo que no sea. Es un intocable y le parece extraño que se le cuestione, le parece extraño que se le investigue.

Le parece extraño que se le diga algo, sea por la prensa, un político, la justicia que no está de acuerdo con lo que dice y eso me parece un camino muy peligroso, porque me parece un camino hacia no querer asumir que es un jefe del Gobierno que tiene que someterse a las críticas de la prensa, de la justicia, de la oposición y sobre todo de los ciudadanos en las urnas, que ahora parece que no, que es una cosa sentimental suya.

Entonces no creo que se le haya deshumanizado aunque sí creo una cosa. Creo que poco a poco se va creando una espiral en la que se piensa que el político del signo contrario que tienes enfrente lo has de aniquilar. No es hablar con él y convencerle, sino directamente aniquilarle. A mí me parece que hay una sensación en las sesiones de control de falta de respeto intelectual entre unos y otros, y eso no se puede perder.

Se tratan a baqueta, se tratan como «venga tonto», unos a otros. O al menos es la imagen que percibo. Y hay una responsabilidad individual en el político, en intentar elevar eso y decir «bueno, este señor no piensa como yo, pero es que hay muchos ciudadanos que fuera no piensan como yo y que merecen respeto», porque al final allí somos unos representantes públicos y estoy haciendo ese ejercicio y espero que se vaya haciendo, porque si no es una degradación.

La popular en un momento de la entrevista en El purgatorio – Víctor Ubiña

P.- Hablamos antes de las de las parejas. Este es un libro también muy honesto incluso con pasajes de su vida privada. Hay una frase muy categórica: «Estuve enamorado de un yonqui», refiriéndose a Nacho Vegas.

R.- Sí, bueno, no he descubierto nada, es una cosa que él ya ha dicho muchas veces. En el libro voy haciendo todo el rato un paralelismo sobre las drogas legales, las drogas ilegales para contar, porque determinadas drogas que empezaron siendo legales, como la cocaína, como la heroína, luego se convirtieron en medicamentos ilegales y sustancias tóxicas, como en su día también la oxicodona acabó siendo un gran problema y es un gran problema en este momento en Estados Unidos y va haciendo un poco esta diferenciación todo el rato.

Yo no cuento este pasaje porque me apetezca abrir el libro a la crónica rosa. Es una cosa que se sabía, es conocida mi relación a lo largo de varios años con Nacho. Lo quise contar porque en un determinado momento se juntaron dos circunstancias de dos personas, una con una dependencia muy fuerte a ciertas drogas y la otra persona intentando sobrevivir a base de ansiolíticos para superar la situación de querer salvar a alguien al que quieres. Salvar también una situación que vives en política y en tu profesión y salvarte a ti misma del dolor que estás sintiendo emocional y físico acabó siendo un cisma.

Entonces en el libro lo cuento porque me parece que muchas personas que a veces se descuidan a sí misma y se perjudican a sí misma por hacer ese papel de salvador, de cuidador, es una forma también de escape a lo que les está pasando. Y a mí me ocurrió, entonces se cuenta, digamos, de forma didáctica o envolvente para contar que esta es mi realidad y me acabó pasando eso.

P.- Me da la sensación, esta parte me cuesta creerla, pero es que parece que se lleva bien con todos tus ex.

R.- (Ríe) No, te diría que he tenido ex maravillosos de los que hablo en el libro y he tenido algunas personas muy tóxicas y algunas personas pues que se han querido aprovechar de mí, de mi entorno, de acercarse por un interés que lamentablemente me han hecho mucho daño. Eso también lo he vivido, evidentemente cuando estás en estas posiciones eso ocurre. No todo el mundo es generoso en el amor tampoco, desafortunadamente.

P.- ¿Cómo es Andrea Levy en el amor?

R.- Una persona bastante disfrutona en general en la vida, en su día a día. Me gusta divertirme, me gusta lo que te decía, ser curiosa a la hora de compartir pues cosas o inquietudes que me puedan avanzar en mi conocimiento, en mi entorno, en lo que veo, en lo que sé y me gusta compartir eso, el disfrutar. Y luego es verdad que soy una persona muy leal a los suyos. Eso me ha acompañado en vida política y en mi vida personal.

Yo no digo que es ser fiel, digo que ser leal y eso es muy importante porque en esa lealtad a veces has de decir cosas que no gustan y a veces has de decir cosas que sabes que al otro le pueden afectar, pero sabes que lo haces para bien. Y el libro está lleno de cosas o de momentos en los que mi lealtad me ha costado a lo mejor dejarme algún pelo en la gatera, pero para mí era necesaria porque creo que es la única forma de querer sinceramente. 

P.- Lealtad no es lo mismo que fidelidad.

R.- No te sigo a cualquier sitio, digas lo que digas porque sí, porque me he enganchado a ti y esto es para siempre.

P.- ¿Incluso en la política?

R.- Eso es a lo que voy. O sea, muchas veces cuando algo me ha disgustado o no me gusta, si soy de aquellos que ha dicho «yo esto no lo veo», y en algún momento he seguido a alguien por esa lealtad hasta que un determinado momento. Está el episodio del momento en ese cisma en el Partido Popular en el año 2022, que fue muy complejo por las cuestiones de lealtad, porque puedes tener una afinidad personal y una afinidad política, pero tienes que decirle la realidad. Y eso en política a veces no es tan sencillo.

P.- ¿En qué es conservadora Andrea Levy?

R.- Si hacemos una panorámica de cómo está la ideología hoy en día y sobre todo los partidos políticos que la representan, hay mucho más conservadurismo en la izquierda que en la derecha. Me parece que la derecha está levantando culturalmente una bandera de muchísima más libertad o de muchísima más vanguardia en el sentido de ser mucho más acogedora con la diversidad y las diferencias. Entonces, los valores conservadores que podemos pensar que son los propios de la derecha, incluso en los temas familiares o en los temas de vida personal, creo que la derecha está siendo mucho más moderna y abierta que la izquierda.

Dicho esto, me parece que hay un valor conservador muy en desuso, que es el de la estabilidad. Hoy en día el valor de la estabilidad, que es el valor que nos da una cosa que queremos, que nos gusta, ya sea un empleo, una casa, una amistad, un amor, el quererla conservar para siempre parece una locura. ¿Por qué? Porque tenemos cantidad de estímulos alrededor que nos dicen que viajar es barato, es rápido.

Tener un trabajo para toda la vida ya no es importante, porque ahora te puedes mover. Tienes amigos en todas partes, porque está Tinder y están no sé cuántas aplicaciones y está el darle a la tecla todo el rato para buscar alguien que nos estimule. Yo entre mis amigas últimamente vemos mucho que en ese sentido conservador del sentimiento y del valor de la amistad y de que perduren las cosas que quieres, hay como mucho ghosting, como mucho fantasma que desaparece. Y creo que ese valor conservador de esa de esa forma de ser leal, está desapareciendo. 

P.- ¿Se ha preguntado si ha merecido la pena la política?

R- Empieza el libro con la frase de Édith Piaf, Non, Je Ne Regrette Rien, claro que no me arrepiento. He vivido de forma privilegiada acontecimientos de mi vida política, que desde luego me gusta haber sido testigo de ellos, no exentos de que algunos preferiría que no hubiesen sucedido de esa manera. Pero si merece la pena la política. Cuando la política se hace desde esa honestidad, desde ese compromiso y desde esas ganas de salir a defender tus intereses, pero también respetar los de los diferentes. Merece la pena y merece la pena luchar. Y a pesar de lo que puede contar el inicio del libro, al final, para mí la utilidad de ese dolor es superar cualquier frustración en mi vida para hacerlo una fortaleza.

P.- ¿Volvería a la primera línea?

R.- A ver si me llaman (ríe). Ya saben que me gusta colaborar. Sea en el backoffice, en la primera línea o donde sea. A mí sí me gusta la política y quiero seguir defendiéndola, eso lo tengo claro. 

P.- Vamos, que de momento no se jubila de la política.

R.- De momento no, ¿te imaginas? Me jubilo y me voy a Bali a montar una tienda de refrescos.  Es que creo que sigue siendo importante el compromiso público. Esta generación que pasó tan rápido de políticos Riveras, de Pablo Iglesias, de Casados también, fue un mal manejo de las frustraciones de sus ambiciones, no conseguir las cosas que quieren en el primer golpe y que no merezca la pena de quedarse.

A veces las cosas en la vida cuestan un poco más y si tú tienes vocación de servicio público, no solo tienes vocación de servicio público en ser presidente, portavoz o estar en un primer nivel. Tienes que ir construyendo tu camino hasta sembrar aquello que quieras. Y creo que esa frustración en los líderes políticos tan fugaces, ha creado una cierta orfandad en ese conocimiento político que tú vas adquiriendo a lo largo de los años. Yo ahora soy mejor que cuando empecé porque sé más cosas y creo que eso pues deberían repensarlo todos aquellos que cuando no consiguen lo que quieren ya se van. Tiene mucho que ver con ese ímpetu y con esa muy de la toxicidad masculina.

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