THE OBJECTIVE
El purgatorio

Rosa Belmonte: «Yolanda Díaz es la ministra del extraño prestigio»

La reconocida columnista murciana visita El purgatorio: «No se puede analizar España sin saber quién es Belén Esteban»

En este oficio de egos desmedidos, de tipos que se creen que va a salvar el mundo de las garras del mal cuando no llegan a fin de mes. De hombres con talento para dejarse comprar por la propaganda o activistas que pululan por las tertulias repitiendo consignas prefabricadas, se agradece pasar un rato con alguien que está en los medios, pero que se ríe de todo.

Una mujer que vino a la vida a pasarlo medianamente bien y que no intenta vender mercancía averiada con lo que dice o escribe. Se equivocará, claro, pero Rosa Belmonte (Murcia, nacida cuando Torrebruno ya estaba en la televisión) lleva años exprimiendo el arte de la columna sin haber cansado al personal.

Católica cultural, pero no creyente. Única columnista de España que sigue pagando cuota para, si se diera el caso, poder ejercer su otro oficio, el de abogada. Aficionada a la televisión, pero no a todo el que sale, «cuando aparece Revilla la apago». Hace meses se estrenó con Pablo Motos en la tertulia de El Hormiguero. Radia con Alsina en Onda Cero, escribe en Vocento, y hoy visita El purgatorio de THE OBJECTIVE.

PREGUNTAS. – Por si ustedes no lo saben, en un ejercicio de mesura y educación que caracteriza al ministro Óscar Puente, hace unos días en Twitter, insultó a este periódico llamándolo «The Ojete». Y entonces yo llamé a la invitada de esta semana, a Rosa Belmonte, para ver si quería venir y me dijo que sí, y entre risas me confesó que le hacía ilusión venir a un medio insultado por un ministro. 

RESPUESTA. – Sí, me encanta la idea. Es como cuando yo hace muchos años dirigía el Aula de Cultura de La Verdad de Murcia y entonces Boris Izaguirre sacó un libro, pero de esto hace cuando Boris era una superestrella de Crónicas Marcianas. Y entonces yo llamé por si quería venir a presentar el libro, y dijo «Uf, sí quiero ir a Murcia», porque le pareció tan exótico. Y entonces lo de «The Ojete» me parece estupendo, igual que me parece estupendo que la política española esté representada por señores como Óscar Puente, Patxi López, Miguel Ángel Rodríguez, te hace mejor a ti. A veces los insultos nacen de la gente, y entonces te dicen «lo país» y luego ya empiezas con el ‘lo’ para cualquier otra cosa, pero en este caso vino de un ministro nada elegante.

P.- Nos ha dado grandes momentos el ministro Puente, como aquello de la amnistía y el embarazo de penalti, la comparación chusca.

R.- Eso casi iguala a Miguel Ángel Rodríguez que cuando la Constitución cumplió 18 años dijo: «Si fuera un chico sería mayor de edad, si fuera una mujer se pondría de largo». 

P.- Hay cosas muy fáciles sobre las que hacer humor desde el periodismo, las columnas, hace unos días el caso de Pablo Iglesias y la taberna Garibaldi con nombres pretendidamente graciosos.

R.- Pero son ese tipo de cosas que son muy fáciles de hacer. Es decir, abre la taberna Pablo Iglesias y entonces los periódicos mandan a la gente a hacer una crónica. Que es la misma crónica que se hace cuando no tienen ni idea de arte contemporáneo, y te vas a ARCO.

P.- Sobre Koldo entiendo que también es fácil escribir. Si tuviéramos que imaginar a un presunto corrupto de libro, pensaríamos quizá en un señor grandote, con bigote, calvo, gafas. Un señor que a lo mejor acude a sitios nocturnos donde abundan una serie de personas, es como muy cliché. 

R.- Sí, bueno, lo que pasa es que Koldo, desde el principio, desde esa camiseta sin mangas, con el hacha al lado de Pedro Sánchez, ya da mucho juego. Y luego tiene un aspecto como de matón de Mortadelo y Filemón, se parece más al super que a James Bond. Pero también pasaba con Villarejo, también era un personaje muy calificable y muy parodiable, sobre todo cuando tienes una imagen característica como es la gorra y la carpeta. A partir de ahí, claro, tú tienes una imagen.

P.- ¿Por qué Rosa Belmonte utiliza el humor en las columnas?

R.- Porque no me sale otra cosa. Me cuesta mucho trabajo escribir sin humor, porque yo creo que todo tiene su gracia y si no tiene gracia, pues a lo mejor escribes o a lo mejor piensas, de esto no voy a escribir. A veces si escribes de cosas que no tienen gracia, pero tiendo a encontrarla o a buscarla, no sé si la encuentro, pero a buscar la parte cómica de las cosas. Pero porque la ves, no es una búsqueda con una pala, es que es lo primero que te sale.

P.- Pero el hecho de no tomarse demasiado en serio nada choca con la necesidad de los medios de comunicación de venderlo todo como una cosa trascendental e histórica.

R.- Claro, por eso a mí no me dan premios (ríe). Eso implica que no te tomen en serio, primero por escribir corto en tamaño corto y luego por escribir con un humor. Evidentemente no voy a decir que eso sean cosas que van en detrimento de nadie, porque se puede hablar de Julio Camba. Pero aun así, si tú piensas en Camba y piensas en Pla, aunque de joven a uno le guste mucho Camba, piensas que Pla es superior.

P.- A pesar de llevar tantos años escribiendo columnas y lo que se ponga, ¿a Rosa Belmonte le ha afectado la autocensura?

R.- Normalmente no, aunque tú sabes dónde escribes. Te puedes reír de algo y a lo mejor ese algo lo tienes muy cerca y piensas, ¿cómo me voy a reír de esto? Si que alguna vez, pero muy raramente me han llamado, pero era una cosa extraordinaria. Por ejemplo, una vez que estaban los canarios en el Congreso pidiendo no sé cuántas cosas y tal, y entonces yo escribí «una cosa es que me roben los vascos, pero que me roben los canarios, yo por ahí no paso». Y claro, escribo en un grupo que tiene muchos periódicos regionales y uno está en Bilbao y el otro está en San Sebastián. Entonces me llamaron de broma y lo acabé quitando, pero no suele pasar.

P.- ¿Cuál es la relación de Rosa Belmonte con Dios?

R.- Soy culturalmente católica y eso no lo puedo evitar. Me he criado en un país católico, donde un Viernes y Jueves Santo no había cine, he ido a un colegio de monjas, he ido a misa todos los días, y el rosario por la tarde. Me he criado en ese ambiente, entonces ser culturalmente católico es una cosa de la que no te puedes desprender. Mi relación es vinculante en cuanto a la cultura católica. Me encantan los oficios de Jueves Santo, me gusta la liturgia católica y no me gusta el Papa, pero sí me gustaba Ratzinger.

P.- ¿Le gustaba más Ratzinger que Bergoglio?

R.- Sí, y mucho más que Juan Pablo II, no entiendo que le hicieran santo. Ratzinger era un personaje intelectualmente superior a cualquier otro. Y es verdad que cuando Juan Pablo II estaba en el papado, ya lo tenía en la doctrina de la fe y veías el equipazo que tenían. Miras ahora y, joder.

Rosa Belmonte, durante la entrevista en El purgatorio – Víctor Ubiña

P.- A pesar de que su tarea principal son las columnas y la radio en Onda Cero, entiendo que El Hormiguero habrá supuesto un incremento de popularidad para Rosa Belmonte. Y que, para alguien que ha escrito tanto sobre tele, es curioso que ahora aparezca en el programa más visto de la televisión en España.

R.- Sí es verdad que he estado en algunos programas de mucho éxito dentro viéndolos. De espectador sí que he ido a Crónicas Marcianas o Sálvame, he estado allí y es verdad que se ve el tinglado de la tele que es una cosa importante. Y es verdad que El Hormiguero es un mecanismo de relojería y un programa hecho para lo que tienen que ser los programas para entretener.  Siempre he mantenido que era un programa para niños hecho por mayores.

P.- Y ahora Rosa Belmonte está en la tertulia de Pablo Motos, muy vista y que tan poco gusta en determinados sitios.

R.- Se dice mucho que es una tertulia facha. Es verdad que ya no hace falta que Pedro Sánchez te señale con el dedo, sino que mucha gente entra a decirte que «todo facha, que todo es meterse con Pedro Sánchez, que no hay ninguno que tenga otra opinión». Lo no entiendo es para que lo ven, entiendo que es cosa de las redes y que seguramente lo han visto en las redes. Porque si no te gusta un programa o no te gusta algo, no lo ves. Yo Sale Revilla en la tele, y lo quito. Si no te gusta alguien, si no te gusto yo, no me veas. Pero vamos, me parece una tertulia con gente muy inteligente de principio a fin y una cosa amena. Sin elaboraciones intelectuales ni nada parecido, pero donde las cosas es verdad que se dicen bastante claras.

P.- Hay como una especie de obsesión por parte de políticos y de algunos periodistas con el tema de las tertulias. Cuando, ya lo siento, creo que no importa tanto lo que se diga, no se va a marcar el rumbo del país.

R.- Pero claro que no, las tertulias no tienen ningún interés, son simplemente una parte del sector servicios y que da trabajo a la gente. También pasaba o pasa con Twitter, cuando Twitter son cuatro gatos y el error de los medios de comunicación ha sido siempre darle pábulo. Lo que lo que hay en Twitter debería quedarse en Twitter, excepto cuando un político ha dicho algo solo en Twitter.

«Pedro Sánchez es guapetón, pero lleva unos trajes bastante discutibles»

P.- Me gusta que Rosa Belmonte cuente la buena relación que tiene con la televisión, parece que en determinados ambientes está feo decir que le gusta a uno ver la televisión.

R.- Lo digo abiertamente porque yo he aprendido mucho de la televisión y he aprendido mucho de leer periódicos, es decir, claro que he estudiado, el bachillerato fundamentalmente, que es la fuente de información y de cultura, en mi caso la facultad es una etapa de burricie, pero en mi caso que estudié Derecho, no me aportó culturalmente demasiado. Es verdad que algo sé, pero no me aportó demasiado.

Y creo que aparte de haber estudiado el bachillerato, que es la mayor fuente de cultura, la televisión y los periódicos son lo que me han me ha proporcionado también el conocimiento. Estoy refiriéndome a cosas como ¿cuál es la capital de California? Pues tú sabes que Sacramento, que era donde vivía la familia Bradford de Con ocho basta, ¿Cuál es la capital de Florida? Pues sabe que es Tallahassee porque lo veía en Flamingo Road. Son cosas que aprendes viendo la televisión sin darte cuenta, pero las vas aprendiendo. Y lo mismo leyendo los periódicos.

P.- ¿Se puede analizar este país sin saber quién es Belén Esteban?

R.- Pues no debería. Me acuerdo lo que contaba su representante, Toño Sanchís, y él decía que él iba a cualquier sitio y en algunas reuniones con gente importante y que todo el mundo le preguntaba por Belén. O sea, eran unos años en los que Belén Esteban era lo más. Creo que una vez Pedro J. dijo que no sabía quién era Belén Esteban, es que no me lo creo.

Pienso que Pedro J. como Ansón, o sea, todo ese tipo de directores antiguos han sido verdaderos directores de periódico. Pues un director de periódico tiene que conocer desde la primera página a la última. Lo que viene desde la primera de Internacional hasta la última de televisión o de lo que sea, con que leas tu periódico deberías saber quién es Belén Esteban, eso demuestra que hay gente que no lee ni su periódico. Entonces, no sé, me parece una pose.

P.- Por volver un momento a su vida pasada, estamos ante la única abogada colegiada, que sigue siéndolo, y a la vez columnista. ¿Cómo se pasa de ejercer la defensa a ejercer la columna?

R.- Eso suele pasar en provincias. En Murcia tenía amigos que escribían en La verdad y bueno, y en los periódicos de provincias suele pasar eso, que la gente que son profesionales de distinto tipo, profesores, médicos o lo que sea, escriben en los periódicos de provincias. Entonces yo tenía un amigo, José Muñoz Clares, que era profesor de Derecho Penal y abogado, y escribía columnas en La Verdad, me la había insistido varias veces porque yo no había escrito en mi vida y tampoco le hice mucho caso. Pero ya un verano me dijo que estaban buscando gente, y entonces fue el verano del 96, cuando los Juegos de Atlanta, escribí cuatro columnas, las llevamos en septiembre y empecé a escribir columnas. O sea que yo empecé directamente escribiendo columnas.

P.- ¿Y cuál es el gran paso para dejar la abogacía?

R.- No, empiezas a escribir en La verdad columnas y después de escribir columnas vas escribiendo más cosas, vas haciendo más cosas, vas haciendo entrevistas. Luego empezaron las críticas de televisión, los reportajes y las crónicas. Y luego, como te he dicho antes, estaba en el aula de Cultura de la Verdad, vas haciendo muchísimas más cosas y dices pues yo creo que esto me gusta más que aguantar jueces y clientes. Luego empecé a escribir en ABC, pero todavía desde Murcia, porque Eduardo San Martín era el director de La verdad de Murcia cuando yo empecé allí y luego él se fue como director adjunto con Zarzalejos. Entonces empecé a escribir en ABC, también columnas de televisión y luego ya fui escribiendo más y vas dejando lo otro. Aunque sigo pagando la mutualidad y el colegio.

«El hormiguero es un programa para niños hecho por mayores»

P.- Cómo sé que Rosa Belmonte ve muchas series y obras de teatro, esto de que la política se parece mucho al cine y al teatro, ¿es cliché o es verdad?

R.- Todo se parece a todo. Muchas cosas que pasan en la realidad ya las has visto en la tele, en la radio o en el cine. Como decía D’Ors, lo que no es tradición es plagio. Hay poca cosa original. 

P.- ¿Hay peores actores políticos ahora que hace años?

R.- Seguramente, sí, porque quizá los políticos piensan «¿para qué me voy a meter en eso? Y luego sabes perfectamente que dentro de un grupo parlamentario los mejores no son los que están en la primera fila. Dentro de un grupo parlamentario hay gente escondida absolutamente que está ahí, que a veces les dan un poco de cancha. Y de pronto dices, pero este tío qué bueno es». Pero ya sabemos lo que es la política. La política es pues que le caiga bien al jefe del grupo político y de ahí da igual el grupo que sea, no pasa con Pedro Sánchez. solo, ha pasado con todo el mundo.

Entonces Alfonso Guerra y Felipe González que ahora parecen Adenauer y de Gaulle, pues Alfonso Guerra solía hacer una cosa cuando era hacer una entrevista y decía «mira, yo cojo un folio y pongo los nombres de los políticos de mi época y pongo los nombres de los políticos de ahora», entonces había una gran diferencia. Puede ser, o sea, piensa en Maravall, pero yo también pienso en la LOGSE. Maravall es una persona intelectualmente superior a cualquier ministro de Educación que haya tenido Pedro Sánchez. Pero no sé, tampoco me gustan esas leyes de educación que empezaron con la LOGSE.

P.- Si es verdad que a las pelis y series se les pide un principio de verosimilitud, de que parezca verdad. Y en la política no sé si eso se cumple, puede ser verdad, mentira…

R.- Cuando se hizo The Thick of It en Gran Bretaña, que era sobre asesores de políticos que eran políticos retrasados, había políticos británicos que decían «joer, es que es verdad, si es que es así». Y luego cuando se hizo VEEP tuvo muchísima gracia, porque eran verdaderamente zotes todos. Zotes desde la vicepresidenta luego presidenta a los asesores, había algún asesor listo, pero claro, cuando llega Trump, ellos mismos dicen, «¿pero cómo vamos a seguir?». Tú no puedes parodiar una cosa que ya está ahí. No podemos hacer exagerado una cosa que ya existe, aunque siempre se puede hacer. 

La reconocida columnista murciana, Rosa Belmonte, posa en la sede de THE OBJECTIVE – Víctor Ubiña

P.- ¿Qué libro le recomendaría leer a los cuatro principales líderes políticos?

R.- Voy a decirle a todos lo mismo, Grandes esperanzas de Dickens.

P.- Podríamos tocar la parte estilística que sé bien que le interesa. El estilismo de los políticos.

R.- Pero no es porque yo sea Patrycia Centeno, me interesa eso, como me interesa cualquier cosa. Hoy he visto en el periódico a la señora del PSOE que defendió el lenguaje inclusivo, el cambio en el reglamento del Congreso y llevaba un vestido que he pensado, ¿dónde va esa señora con ese vestido? Que lo mismo me da un tío que una tía. Luego la gente siempre te critica que hables de la mujer, pero yo critico a todos.

P.- ¿A Pedro Sánchez cómo lo ve? Porque físicamente dice la gente que está gastado.

R.- Lo que pasa es que Pedro Sánchez es guapetón, no vamos a decir que no sea un señor atractivo. Pero lleva unos trajes bastante discutibles, ese azul que yo le llamaría ya Azul Sánchez, ese azul es tremebundo. Yo le he visto zapatos inenarrables, me acuerdo de una entrevista en un mitin en Leganés al que me mandaron, tenía unos zapatos inenarrables. Luego es verdad que cuando aprieta la mandíbula se pone así muy tenso, y luego tiene un abrigo de cuadros también que me fascina. Hay que destacar también esos andares, como decía Hughes, como del que va a concursar en un concurso de mates, ese andar chuleta.

P.- ¿Yolanda Díaz le gusta más?

R.- (ríe) Qué me va a gustar Yolanda. Yolanda es una cosa…Yo ya dejé de escribirlo, pero desde el principio en mis columnas la llamaba la ministra del extraño prestigio. Porque a mí me parecía fascinante que la gente le tuviera ese cariño, que pensaba que era una política de fuste. Y luego iba muy pinturera vestida, pero claro, hay cosas como ese medio peto rojo del otro día que lleva una camisa blanca y un peto rojo por aquí. O sea, hay ropas que dices «madre de mi vida». No me pondría yo la ropa de Yolanda Díaz. 

P.- ¿No hay nadie que le guste a Rosa Belmonte?

R.- Las camisas de Cayetana me gustan pero no me vienen.

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