THE OBJECTIVE
El purgatorio

Javier Sierra: «Salvador Dalí hoy estaría cancelado»

El afamado escritor de misterio español asegura que «terminaremos viendo en las noticias que hay vida extraterrestre»

Javier Sierra (Teruel, 1971) no alza la voz para hablar, responde a todo con una cadencia sibilina. Tantos años hablando de misterio le han forjado una manera de entonar, o quizá ya venía de fábrica. De fábrica turolense. Gusta escucharle porque apenas titubea, tiene el dato en mente, la comparación precisa, la historia que hace conectar al público. Le gusta, se gusta, nos gusta. El éxito que le acompaña desde que era imberbe hace tiempo que es rutina. Uno de los autores más vendidos en lengua española de todo el mundo. Premio Planeta en 2017, cosecha una legión de fans ávidos de sus obras. Aquí en El purgatorio con él, sectas, miedos, Napoleón, Dalí, los ovnis, la vida extraterrestre, las religiones; «La creencia es el motor de la vida humana, aunque nos incomode admitirlo».

PREGUNTA.-  Si yo ahora mismo cogiera este maletín y dijera que me lo han dejado aquí para abrir al final de la entrevista, ya provocaremos un misterio en la gente. Una incógnita de qué tendrá el maletín dentro. El misterio que todavía no sigue funcionando como recurso literario, como recurso cinematográfico, como recurso vital.

RESPUESTA.- Bueno, es que aunque no fuéramos conscientes de ello, usamos el misterio para mil cosas, para ligar, por ejemplo. Es decir, tú ocultas una parte de tu personalidad y tratas de convertirte en alguien interesante, dosificando la información. Para dar una noticia en un informativo y captar la atención de la audiencia. Lo haces incluso en las reuniones de las comunidades de vecinos. O sea, el presidente de la comunidad mantiene el suspense sobre los temas más importantes a debatir. El misterio forma parte de nuestra manera de actuar, de interactuar y de comportarnos y es esencial para comprender el mundo en el que vivimos.

P.- Y es que venimos de un misterio cuando nacemos y cuando nos vamos al otro barrio pues nos vamos a otro misterio. La vida es el paréntesis entre misterio y misterio.

R.- Es lo que está dentro del paréntesis. Pero hay gente que transcurre por ese interior del paréntesis sin hacerse nunca las preguntas esenciales. El quiénes somos, de dónde venimos y el a dónde vamos y quiénes se las formulan terminan siendo filósofos, pensadores, artistas. Porque el arte probablemente sea la única herramienta que tenemos para romper los límites del paréntesis y vislumbrar lo que hay más allá.

P.- ¿Uno sufre más si se hace esas preguntas?

R.- Sufre porque encontrar las respuestas no es fácil y no está en los libros. A veces crees que las has encontrado en el gurú de turno o en el político visionario de turno. Y cuando vas cumpliendo años y vas creciendo te vas dando cuenta de que tampoco ellos tienen esas respuestas. Pero fíjate, el hacerme esas preguntas desde que era muy pequeño, desde muy niño, a lo que a lo que me ha empujado es a moverme en busca por cuenta propia de esas respuestas. He viajado mucho, he conversado con gentes muy interesantes, he aprendido mucho, no me he creído nada y esto es importante.

P.- ¿Javier Sierra es un escéptico total?

R.- No es que sea un escéptico. Eso lo aprendí con los ovnis, he dedicado una parte de mi vida muy intensa a entrevistar a testigos de ovnis, a gente que decía que había sido secuestrada por extraterrestres o llevada a otros mundos. Y al final llegué a una conclusión muy particular y es que en ese campo, como en tantos otros de la vida, hay que estar abierto a todo porque vivimos en un universo del que no conocemos prácticamente nada. Pero no hay que convertirlo en artículo de fe, no hay que creérselo: hay que cuestionarlo, confrontarlo con otras ideas o con otras perspectivas y sacar pequeñas conclusiones que te vayan sirviendo para ir avanzando. Pero si te conviertes en un creyente en los ovnis, en la política o en lo que tú quieras, al final estás abocado a que te engañen.

P.- Quizá despachamos muy rápido a todo aquel que piensa diferente llamando conspiranoico, que hay gente conspiranoica total, pero hay otros que puede que expresen dudas razonables y ni las debatimos. ¿Usamos demasiado lo de conspiranoico?

R.- Es un término que acuñó a principios de los 80 Enrique de Vicente, que es un periodista con el que luego yo trabajé muchos años en la revista Año Cero. Lo hizo mezclando, es una fusión de conspiración y paranoia, y lo hizo cuando estaba estudiando el magnicidio de J.F.K, de John Fitzgerald Kennedy. Ahí surgieron tantas teorías tan opuestas, tan alucinógenas algunas, que llegó un momento en el que era prácticamente imposible discernir lo que era razonable de lo que era paranoico. Ahí iría a lo que, y será un personaje del que seguro que hablaremos más tarde, decía también Salvador Dalí de la paranoia surgen grandes obras de arte y grandes certezas.

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P.- ¿Hay más conspiranoicos ahora que hace años?

R.- Tienen más canales para transmitir sus ideas que hace años. Alguien que era un heterodoxo, que navegaba a contracorriente, si no tenía un altavoz cercano asociado porque trabajaba en medios de comunicación o tenía alguna vía directa para que sus voces se magnificaran, no podía comunicar el mensaje. Hoy, en cambio, todo el mundo tiene acceso a ese tipo de altavoces a través de las redes sociales y de Internet y por lo tanto escuchamos más conspiranoias. Pero siempre han estado ahí desde tiempos inmemoriales. En la antigua Roma ya había teorías conspiranoicas sobre el asesinato de César.

P.- Veníamos hablando del misterio, pero es que la gente siempre quiere respuestas certeras. Y ese es el triunfo de la conspiranoia, te da respuestas certeras a cosas complejas.

R.- Claro, lo que lo que te da son generalmente respuestas paradójicas. No es la respuesta lógica que tú esperabas, sino que te está dando un giro de guión completamente distinto. Por ejemplo, en estos días se hablaba del afortunadamente fallido atentado contra Alejo Vidal-Quadras, y surgió la idea inmediata de que era Irán el que estaba detrás. Pero enseguida surgieron ideas paranoicas, y que si era gente de la propia extrema derecha que se lo quería quitar de en medio, que si venía del Gobierno que había intentado hacer una especie de atentado de baja categoría contra Alejo.

Todavía no sabemos qué es lo que ha pasado ahí, pero claro, la duda, la incertidumbre, las zonas oscuras alientan este tipo de ideas. La cuestión está en que seamos capaces de formar ciudadanos críticos que sepan discernir lo que es una teoría de lo que es una evidencia. Y eso muchas veces no se sabe. Es decir, hay teorías que se dan como evidencias y certezas que se dan como teorías y esto es lo que deberíamos intentar inculcar en una sociedad a la que solamente podemos aspirar a educar mejor.

El escritor Javier Sierra durante la grabación de El purgatorio. Foto: Víctor Ubiña

P.- Siempre preguntamos en El purgatorio por la relación con la fe de los invitados, ¿Cuál es la relación de Javier Sierra con la fe?

R.- He pasado mis 50. Es decir, que soy una persona que nació en los 70 y por lo tanto me eduqué en un contexto católico, apostólico y romano. Yo fui al catecismo, hice la comunión y la confirmación. Claro, es decir que todo eso está y todo eso a mí me ha dado un marco referencial de lo que es la vida, interesante. La ética cristiana para mí es muy interesante. Otra cosa es que yo me considere un creyente de misa de domingo.

No, eso no. Si tengo ética cristiana, por supuesto que sí. Sí me interesa todo el fenómeno religioso, no solo el cristiano, sino el de cualquier latitud del planeta porque forma parte intrínseca de la naturaleza humana. De hecho, y esto es un poco atrevido decirlo, en función de lo que vamos descubriendo con las investigaciones antropológicas de nuestros orígenes cada vez está más claro que lo que nos hace humanos es la religión. La aparición de un sentido de trascendencia que hace que entierres a tus muertos y cuides a tus vivos, y el arte. Esas dos cosas son las que nos separan de los homínidos que nos precedieron. Por lo tanto, el fenómeno me interesa. Ahora bien, no soy un creyente al uso. Soy un tipo crítico, quiero saber, no quiero creer.

P.- Javier Sierra, hombre muy exitoso, autor de libros vendidos en medio mundo, ganador del Planeta, acaba de publicar junto a Antonio López y Montse Aguer, ¿Por qué, Dalí?

R.- Dalí es un figurón. En este caso el libro está motivado por un acontecimiento. Dalí pintó en 1951 una de las grandes obras de su trayectoria que fue el Cristo de San Juan de la Cruz, ese Cristo aéreo que tiene esa perspectiva tan particular. Ese Cristo salió de España a Glasgow, a Escocia, donde está colgado actualmente. Y esta es la primera vez, o sea, el pasado mes de noviembre, la primera vez que este Cristo está durante un largo periodo de tiempo colgado en una institución española, en este caso el Museo de Figueras, el Teatro Museo de Dalí.

Y a raíz de esa visita del cuadro a España, después de 70 y tantos años fuera, nos hemos juntado Montse Aguer, que es la directora de los museos Dalí; el gran Antonio López, el pintor y yo para tratar de arañar los secretos que tiene este cuadro, que tiene unos cuantos. Porque Dalí lo pintó a raíz del encontronazo que tuvo en el convento de San Juan de la Cruz y Santa Teresa en Ávila, con un dibujito que San Juan de la Cruz pintó en éxtasis. Él vio esa imagen, la vio en un trance, la pintó en un billete, en un pequeño papel, y Dalí se encontró con ese papel varios siglos más tarde y lo utilizó como fuente de inspiración para esta obra colosal.

P.- ¿Dalí sería hoy un artista cancelado?

R.- Probablemente Dalí estaría hoy cancelado porque a él le gustaba mucho la provocación, el ir contracorriente. Y eso en esta época de lo políticamente correcto no está bien visto. Pero fíjate, vuelvo al término que hemos utilizado mucho en esta conversación, el término arte. El arte al final también es ir contracorriente, es sobrepasar los límites del tiempo en el que vives y romperlos para avanzar en otras direcciones. Desde ese punto de vista, Dalí fue uno de los grandísimos artistas del siglo XX.

«Hay que formar ciudadanos críticos que sepan discernir una teoría de una evidencia»

P.- ¿Estamos entonces ante un arte más políticamente correcto?

R.- Estamos ante una época muy propagandística. Las obras de arte tienen generalmente un sentido, uno muy claro, generalmente de apoyo a ideas o a corrientes políticas, que no es algo nuevo. Esto en la época de los Austrias ya ocurría. Cuando se le pedía a Tiziano o a Velázquez que pintara una determinada obra había una intención ya detrás, una intención generalmente política. Lo que pasa es que Velázquez era tan grande, tan inconmensurable en su talento, que le gustaba también pintar escenas mitológicas o utilizar elementos astrológicos y los metía en algunas de sus pinturas.

P.- Estamos ante artistas, digamos hombres y mujeres más políticos, más politizados y más aburridos?, ¿o qué a Javier Sierra le interesan menos?

R.- Claro, porque el arte politizado, digamos, o el arte muy dirigido, es un arte de factoría. Es decir, tú construyes imagen para defender un mensaje, no das libertad para que surja un mensaje nuevo. Desde ese punto de vista, Dalí tuvo muchas etapas. Dalí tuvo una etapa en la que se metió en el surrealismo francés con André Breton y con toda esta gente que pensaba que para llegar al verdadero arte habría que utilizar mecanismos automáticos del cerebro, entrar en trance, fumar hierba, romper con las ataduras del mundo real y dejarse llevar por una conexión con tu yo interior. Dalí tuvo ese periodo, pero al final dijo que a él no le interesaba conectarse con su yo interior solamente, sino también conectarse con lo superior. Se convirtió en un chamán. En el siglo XX siguió los pasos de Picasso, que fue otro chamán. Y desde ese punto de vista alumbró una nueva línea de trabajo que es la que luego le hizo famoso con este Cristo de San Juan de la Cruz y otras grandes obras.

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P.- ¿Por qué Dalí, siendo un artista universal, está olvidado? Al menos por parte de las élites mediáticas o élites políticas catalanas que no hablan mucho de Dalí.

R.- Dalí, cuando llega la Guerra Civil a este país, abandona España, está unos años fuera y vuelve en el año 48 a España, la España de Franco plenamente. Y digamos que él busca un hueco para colocarse o para resituarse y se adscribe de alguna manera a Franco y al régimen. Y esto hace que termine dando una serie de proclamas y de cosas en su época que eran puro camaleonismo, si me permites el término, pero que han clasificado a Dalí como un pintor de derechas, pero es injusto porque yo creo que Dalí está por encima de los clichés políticos.

En ese sentido, él hizo cosas muy notables. Por ejemplo, tiene una pintura que la termina en 1936, antes del inicio de la guerra, que le cambiará el título, la llamará Profecía de la Guerra Civil Española, en la que se ve unas sustancias carnosas de estas que él pintaba con una especie de mapa de España en el interior, que él no era consciente de que estaba ahí cuando lo ejecutó y se quedó muy preocupado cuando estalla la Guerra Civil.

Y él vio esto porque él estaba con la idea del inconsciente colectivo de Jung, pensaba que había ideas en el ambiente que nos advierten a los humanos de los momentos de crisis. Y antes de que se declara la guerra civil, él ya estaba seguro de que España iba a entrar en un conflicto armado irreversible. Pero no estaba unido a una de las dos tendencias que combatieron, se unió después, cuando se tuvo que ganar la vida y volver a España.

P.- ¿Pero a Javier Sierra le importa el hecho de que sean buenas o malas personas los artistas?, ¿o le importa el arte en sí mismo?

R.- Sabes, lo que pasa es que ese código de buenas o malas personas, las consideraciones éticas respecto a personajes históricos, las hacemos desde la ética del siglo XXI y es muy difícilmente aplicable, no ya la ética de los siglos de Caravaggio del siglo XVII, sino a la ética incluso del siglo XX. Cambiamos continuamente, por lo tanto, cancelar a una persona o desprestigiarla o quitarla del canon por cuestiones humanas, no artísticas, sino humanas de su periodo vital, es una torpeza intelectual. Creo que cada época tiene su momento, evidentemente también dicho esto, creo que el siglo XXI es el mejor de los siglos posibles.

Es la época en la que el nivel de alfabetización del planeta es el mayor de toda la historia. El nivel de supervivencia, por ejemplo, de niños recién nacidos, es el mayor de toda la historia. Cualquier arqueólogo que abra una zanja que pertenezca al siglo XVI, XVII o si se va mil, dos mil  o tres mil años atrás en la historia, verá que la mortalidad infantil era brutal. O sea, están los huesos de todos esos bebés y esos niños allí. Esto no se da hoy, no se da en esas proporciones.

Por lo tanto, hemos mejorado. Hemos mejorado en comunicación, es el periodo de la historia, yo sé que esto sonará raro, pero es el periodo de la historia más pacífico. No hay tantas guerras ni tan extensivas como las que ha habido a lo largo de toda la historia de nuestra especie. Por lo tanto, creo que estamos mejorando. Pero juzgar desde la mejora los tiempos que eran convulsos y muy duros que nos precedieron, es muy atrevido por nuestra parte.

Sierra posa con su último libro – Víctor Ubiña

P.- Hablando del pasado. ¿España es un país muy obsesionado con el pasado y especialmente con el fenómeno de la guerra civil y la consecuencia, es decir, la dictadura?

R.- Están obsesionados los políticos, fundamentalmente por la guerra civil española. El ciudadano medio, creo que no. Mis abuelos estuvieron en la Guerra Civil, de hecho yo no los conocí por culpa de la guerra. A mis abuelas sí, y fíjate mis abuelas que habían perdido a sus maridos en ese periodo no hablaban de la guerra, no me hablaban. Yo les preguntaba porque a veces te llegaban noticias de este asunto y les preguntaba, y por no envilecerme, luego eso lo valoré, por no transmitirme ese odio que había llevado a España a esa situación, preferían no hablar.

¿Qué es lo que ha pasado desde el tiempo de mis abuelas a este? Pues que de repente ha llegado una generación, como la mía, que no ha vivido la guerra, que la conoce por referencias, pero la ha convertido en un argumento político. La esgrime como un argumento político. Y a mí eso me parece muy terrible. Es un argumento histórico, pero no es un argumento político. Creo que ahí deberíamos en algún momento, sobre todo los de tu generación, deberíamos plantarnos y decir «cuidado, esto es historia, y esto otro es política». Y la política debe mirar al presente y al futuro, no al pasado.

P.- Asunto ovnis, como persona muy apasionada del tema, ¿Qué está pasando con los OVNIs en Estados Unidos?

R.- Lo principal de este año en que una audiencia en el Congreso, en una comisión del Congreso, se ha declarado por parte de una serie de militares que han estado asociados a la investigación OVNI y se ha acusado al gobierno de ocultar materiales, pruebas, testimonios vitales para comprender este asunto. ¿Qué es lo que está en juego? Porque todo esto hay que verlo desde una perspectiva amplia, no solo la ufología que nos lleva a las películas de ciencia ficción y a los marcianos. Esto hay que verlo desde una perspectiva, incluso geopolítica. Lo que está ocurriendo es que el mundo está cambiando a enorme velocidad.

Hay actores en estos momentos que intervienen en la nueva visión del planeta, actores que son muy avanzados tecnológicamente. Estoy hablando de los chinos, por ejemplo, o de los rusos que han desarrollado vehículos de espionaje, aviones, etcétera, de los que no tenemos ni idea. Los Estados Unidos están preocupados por esto. Lo que han hecho con este asunto de los ovnis es simplemente reconocer que no es poco que los OVNIs existen.

Hay continuamente incursiones de objetos no identificados de naturaleza inteligente en el espacio aéreo de los Estados Unidos, no sabemos lo que son, puede que sean de estas potencias emergentes que nos envían su material para espiarnos, pero hay que tomar cartas en el asunto. Hay que detectarlos y hay que abatirlos. Por eso ahora ya no los llaman objetos voladores no identificados, los llaman fenómenos aéreos no identificados. Abren todavía más el abanico y quieren destinar una parte del nuevo presupuesto de defensa de los Estados Unidos, que tiene que estar aprobado antes de fin de año para investigar este asunto. El presupuesto de defensa en Estados Unidos es una tarta de 84 mil millones de dólares, hay que pensar en esa cifra. Y de ese presupuesto una parte importante se la está disputando la Fuerza Aérea, que es la responsable del control de los ovnis.

P.- Y sobre todo la idea de que cuando hablamos de ovnis habrá mucha gente que piense en los marcianitos. Y no se trata de marcianitos, se trata de, como Javier Sierra dice, de objetos voladores no identificados.

R.- Es un problema de defensa.

P.- Un problema de defensa de un país como los Estados Unidos, pero que no se nos venga a la mente los marcianitos, que a lo mejor, no se descarta nada. Pero por primera vez, ese es el gran cambio que se da desde que usted lleva trabajando en ese campo, un país como los Estados Unidos dice sí, existe esto, aunque no lo llamamos OVNI, lo llamamos fenómeno aéreo no identificado.

R.- Es que la política anterior, la que arrancó en 1947, cuando surgen las primeras noticias de platillos volantes en la prensa, era justo la contraria. Era negar la existencia de los ovnis para no preocupar a la población y no darle la sensación de que su espacio aéreo es inseguro. Claro, eso es muy complicado en un país que acaba de salir de Pearl Harbor, en el caso de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, decir que los japoneses podrían volver a sobrevolar ese territorio americano era un tema muy delicado y por lo tanto se dedicaron a negarlo.

La gran diferencia de este momento es que, por ejemplo, actores como la NASA, que desde su fundación en 1958 siempre había evitado hablar y pronunciarse sobre los ovnis, ahora se ha implicado en la cuestión y dice: «los OVNIs existen, son o pueden ser un problema de defensa, pero también son un problema científico y tenemos que averiguar cuál es su naturaleza y ver qué podemos aprender de ellos». Esa es la actitud de la NASA. Y ahora tienen un comité también que investiga ovnis. Es decir, que esto es un cambio de guión también muy grande respecto a lo que hemos visto.

«Una generación que no vivió la guerra civil, la ha convertido en un argumento político»

P.- ¿Está la humanidad preparada para que dentro de un tiempo salga alguien del gobierno de Estados Unidos o de otro país y diga «señores, hay vida extraterrestre y la hemos identificado»?

R.- Bueno, van a cambiar muchas cosas y se hace un anuncio de esa naturaleza y creo que se harán anuncios próximamente de carácter progresivo. Es decir, que lo primero que terminaremos viendo en las noticias un día es la prueba de que efectivamente hay vida extraterrestre.

P.- Vida que entiendo que Javier Sierra está convencido de que existe.

R.- Absolutamente, pero por una razón muy obvia. Cuanto más estudias el origen de la vida en la Tierra, más te das cuenta de que es indisociable de lo que hay en el universo. Las nuevas expediciones que se han hecho ahora con esta recuperación de materiales de cometas como la misión OSIRIS-REx de la NASA. Cuando se han analizado esos cometas, vemos que la estructura de esos cuerpos que están a mucha distancia de nosotros y que no tienen contacto ni ninguna relación con el planeta Tierra, están hechos de lo mismo que en el planeta Tierra.

Que el agua es un elemento común ahí fuera, hay más agua en la Luna Titán que en el planeta Tierra. No somos conscientes de eso. Luego, ese elemento que alberga y es necesario para el agua es universal. El oxígeno también es universal, o sea, los elementos básicos que conforman la vida y que desencadenan la existencia.

En fin, tú y yo y nuestros lectores son absolutamente comunes en el universo. Luego, claro que descubriremos vida extraterrestre que no será muy diferente a nosotros. El gran salto es cuando descubramos vida inteligente extraterrestre, eso sí que puede cambiarlo todo. Un anuncio de esas características puede cambiar muchas cosas, incluso las religiones.

P.- ¿A Javier Sierra qué le da miedo? Porque ha estado en muchos sitios, ha vivido aventuras muy intensas, habla y estudia sobre temas peliagudos.

R.- A mí me dan más miedo los vivos que los muertos, porque cuidado, hay mucha gente que tiene más miedo a los muertos que a los vivos, es absurdo. A mí me da miedo el fanatismo, la ignorancia convertida precisamente en radicalismos. Me da miedo la insolidaridad, me da miedo ese tipo de cosas. Pero son muy humanas, muy vivas. No me da miedo lo que generalmente asusta a la gente. Muchas personas tienen miedo de la muerte, a mí la muerte no me da miedo. He convivido con ella, la he mirado a los ojos desde que era muy pequeño, me he preguntado mucho por ella. Y la muerte no duele.

El periodista Carlos Padilla con el libro de Javier Sierra – Víctor Ubiña

P.- Cuando ya te llega la muerte, no estás aquí.

R.- Exacto, ya es otra historia, y es inevitable. Por lo tanto, yo creo que no tenemos que tener miedo a eso. Y el miedo, en cualquier caso, nos tiene que ayudar a transformarlo en algo constructivo. Si el miedo te paraliza, ese es el peor de los miedos. Pero si el miedo te ayuda a tomar medidas, ese es un miedo constructivo. Si el miedo te lleva a mejorar tu sociedad, ese es un buen miedo.

P.- ¿Le interesa el mundo de las sectas?

R.- Me interesa porque me asombra la credulidad a la que puede llegar el ser humano. Dicho esto, cuando hablamos de sectas pensamos en grupúsculos, en sociedades secretas y en cosas así. Pero las sectas también son los partidos políticos, los clubes de fútbol, hay muchas sectas a nuestro alrededor que exigen fanatismo a sus militantes. Eso es preocupante. Yo creo que todo lo que cercene la libertad del individuo debe ser escrutado y puesto en una lista de riesgo.

P.- ¿Sabes algo sobre El yunque? Esta secta que algunos relacionan con Vox, ¿le consta algo?

R.- No, no he averiguado nada sobre esto. Sí que he oído hablar de ella, y he leído algunas cosas sobre El Yunque. Pero no me extraña, detrás de todos los movimientos ideológicos que hoy están rigiendo las democracias del mundo ha habido también historias sectarias.

Yo publiqué un libro, soy director de una colección que se llama OCultura, que se llama El ocultismo en la política. Es un libro en el que en el que ves cómo la masonería infiltró una parte de las izquierdas en un momento determinado, o determinados movimientos ultras católicos fueron importantes en la Constitución de partidos que hoy están activos en Italia, por ejemplo, o en otros países centroeuropeos. Eso es interesante, ¿Sabes por qué es interesante? Porque al final esto es increíble, pero el ser humano se mueve por lo que cree más que por lo que sabe.

P.- Más que por lo que piensa.

R.- Mucho más que por lo que sabe o piensa o siente, desde luego la creencia es el motor de la especie humana, aunque no queramos admitirlo porque nos incomoda. Pero estamos en un mundo que hemos creado con creencias. Crear y creer son dos verbos muy parecidos y se funden mucho de verdad, mucho más de lo que pensamos habitualmente.

P.- Se ha estrenado hace poco Napoleón, la nueva película de Ridley Scott, me consta que a Javier Sierra no le ha gustado.

R.- No me ha gustado porque deja fuera una parte esencial de la peripecia de Napoleón, que es la campaña española. Luego, el retrato que hace de determinados pasajes, como por ejemplo la campaña de Egipto, porque Napoleón conquistó Egipto, estuvo un año en Egipto, desde mi punto de vista le ha sacado poco partido, es muy superficial. Pero estamos ante una película, pretende ser un blockbuster y entiendo que ha tenido que renunciar a muchas cosas. Aun así el sentido narrativo yo no se lo he acabado de pillar. Volveré a verla, porque las grandes producciones me gusta verlas dos o tres veces.

P.- ¿Nos falta en España que haya cine sobre grandes personajes patrios? ¿hay falta de eso?

R.- Falta absoluta. Tenemos una de las historias más ricas del mundo y mejor documentadas, y sin embargo no hacemos alarde de ello. Solo la aventura americana daría para para infinitas películas, pero no es solamente eso. Es todo lo que España ha contribuido a la historia del mundo, eso deberíamos utilizarlo como elemento cinematográfico. Y sin embargo, tengo la sensación de que nos hemos quedado en la parodia, en la autoparodia, en la autoflagelación. Y no damos con productores que se atrevan a hacer este tipo de cintas. Cuidado, tampoco miramos al futuro, España es un país que no produce cintas de ciencia ficción, por ejemplo, o un poco futuristas. No lo hizo en la época dorada del género, ahora muchísimo menos que no es época, no es época dorada para esto.

P.- Uno lee sobre Blas de Lezo, y las hazañas que ese hombre hizo como tal darían para una película, pero no se hace.

R.- Sin duda, la terminarán haciendo los ingleses y contarán la historia al revés. (ríe)

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