THE OBJECTIVE
El purgatorio

José Cabrera: «La Policía española saca poco las armas por miedo»

El afamado psiquiatra forense se muestra contrario al porno: «Es un método para manejar a la masa»

Hoy tiene dos homicidios, o sea, va al juzgado por dos juicios de homicidio. Es puro nervio, pese a la trayectoria vital que podría hacernos pensar que ya está camino de la jubilación. El doctor José Cabrera (Madrid, 1956) no piensa jubilarse, más de 40 años en televisión, aunque antes de ello, su verdadera pasión, la psiquiatría. Psiquiatra forense, criminólogo, especialista en las drogas, adjunto a Iker Jiménez, Ana Rosa Quintana y otras tantas estrellas de la pequeña pantalla. No se corta un pelo, y está hasta los cojones (sic) de muchas cosas.

El purgatorio de José Cabrera

PREGUNTA. – ¿Qué es un loco?

RESPUESTA. – La palabra loco viene de glauco, que en griego es sin color, mirada sin color. Que pasa al portugués louco y de ahí al loco. Loco tiene dos definiciones: Una, es la persona que ha perdido la razón y por lo tanto es un enfermo mental. Y dos, el apelativo loco se emplea para personas que no siguen la norma. Y me refiero a la película Zorba, el griego,  cuando se monta el pollo y al final sale Anthony Quinny dice «Hay que estar lo suficientemente locos como para ser libres». Pero el loco, la palabra loco está designada para aquellas personas que han perdido su libertad.

P.- ¿Se tiene que estar loco para salir en televisión durante muchos años?

R.- No se tiene que estar loco, pero sí hay que tener cierto punto de kamikaze. Eso supone decir lo que quieras decir sin pensar en las consecuencias, eso sí es cierto.

P.- Nos creemos seres muy racionales, muy inteligentes y muy templados. Y a veces parece que olvidamos las emociones, los sentimientos. Recuerdo la frase del otrora spin doctor de Sánchez, Iván Redondo, «antes me emociono y luego pienso». Y me parece interesante esto del dominio mental que intentan los políticos dirigir. Generar el cabreo, la esperanza, la ilusión y a veces es mucho más importante que el programa electoral que vayan a presentar.

R.- Es que los sentimientos son el núcleo del ser humano. El que maneja los sentimientos, lo maneja todo. No estamos muy lejos de las cavernas de Altamira. Hace 40.000 años, el ser humano con una garrota y una piel manejaba su vida. Hoy nos hemos puesto corbatas, pero seguimos teniendo un cerebro reptiliano, un cerebro de emociones. De hecho, en algún momento de la vida yo decidí que iba a vivir más con sentimientos que con raciocinio, pero ya porque me hago mayor. Para mí es mucho más importante el corazón que la razón. Y sin embargo, el político sabe manejar ambas cosas, el sentimiento y la razón para manejar la opinión pública. Soy más emocional que racional, aunque no lo aparente.

P.- Antes de entrar del todo en El purgatorio, ¿cuál es su relación de José Cabrera con la fe?

R.- Para que la gente lo tenga claro, y lo digo siempre que empiezo una conferencia, una charla en un medio de comunicación. Solo creo en cuatro cosas en mi vida: Una es Dios, la segunda es la patria, la tercera es el amor y la cuarta, la lealtad. Sobre estos cuatro pilares he levantado toda mi vida, y la primera es Dios. ¿Por qué? Pues no lo sé. Si hubiera nacido en La Meca, sería musulmán. Si hubiera nacido en el Tíbet, sería budista. Pero he nacido aquí, soy cristiano y además porque mis padres me educaron así y lo he mamado. Lo siento y esa es mi vida. 

P.- El doctor José Cabrera es psiquiatra forense, ¿tratar con cadáveres le quita a uno el miedo a la muerte?

R.- Completamente, si es que además nos vamos a morir necesariamente. La cuestión es que vivo siempre como si fuera morir mañana, O sea, yo estoy aquí como si mañana ya no fuera a estar en esta vida. Entonces de esa manera vivo más intensamente. Sé que es un poco cansado, pero por la noche duermo de cojones. Duermo siete horas exactas al reloj.

P.- ¿Qué ha aprendido José Cabrera de la vida en los tanatorios?

R.- Que la vida es muy frugal y que hay que aprovecharla intensamente. Fundamentalmente se aprende eso porque los muertos no hablan. 

P.- ¿Y del primer cadáver uno no se olvida?

R.- No se olvida, no. Y no se olvida del primero porque es la primera vez que te enfrentas a un cuerpo sin vida. Un cuerpo sin vida no es un muerto, es nada. Quiero decir, o se está vivo o no se está. No es que haya vivos y muertos. Esto la gente lo tiene que entender. El vivo está.

P.- ¿Cómo es un cadáver?

R.- Es un cuerpo que no tiene color, que está rígido, que está frío y que no te mira, no se mueve, no habla, no dice nada. Entonces es solo el cascarón, nuestro cascarón. Cuando no hay alma, pues es carne y huesos. Y lo que hay que hacer es investigar.

P.- Una duda, ¿un forense sería capaz de poder acabar con alguien de forma que pudiera parecer una muerte natural cuando ha sido provocada?

R.- Sí, pero no voy a decir cómo.

P.- ¿Podría el doctor José Cabrera matarme a mí, pongamos por caso, y hacer pasar mi muerte por natural cuando ha sido provocada?

R.- Existen muchas posibilidades, pero no las diré.

P.- Es José Cabrera un rostro conocidísimo de la televisión, que es una materia complicada, ¿cómo acabó entrando?

R.- Entré en la televisión hace 40 años porque fui el psiquiatra del último descendiente de Moctezuma. Ese último descendiente de Moctezuma era un coronel que estuvo en la Guerra Civil y que estaba ingresado en el Psiquiátrico Militar de Ciempozuelos. Entonces yo era médico, psiquiatra militar y me encargaron que lo atendiera. Era muy jovencito, tendría unos 29 años o 30. Y entonces me encargaron cuidarle, y vinieron los de Televisa, la televisión mexicana, a hacerme una entrevista y me gustó. De esto hace 40 años. Expliqué un poco como lo estaba tratando, y me gustó. Y desde entonces, sin parar durante 40 años, con una media de cuatro televisiones a la semana, he estado en los platós de televisión y luego radios, televisión extranjeras, europeas y americanas. 

P.- ¿Siguen siendo los platós de televisión sin tribunales donde condenar, sin pruebas y sin juicio?

R– El periodismo se ha templado, o sea antes, hace 20 años los platós eran un juicio paralelo. Entonces todo mundo opinaba sobre sobre una cosa que no se había juzgado y ahí todos metíamos un poco la gamba, porque se puede opinar, pero no se puede juzgar. Porque el juicio es patrimonio del tribunal. Pero claro, todo el mundo «es que tiene cara de malo», «es que seguro que fue». Entonces eso es muy malo para la justicia. 

P.- ¿José Cabrera se arrepiente de algo en televisión?

R.- Sí, me arrepiento de frases que he dicho algunas veces movido por la víscera y que tenía que haberme templado. Siempre me arrepiento de actos impulsivos. 

P.- Y que es casi más peligrosa la muerte civil que podemos provocar los medios de comunicación antes que una pena de prisión, porque de una pena de prisión uno se puede defender.

R.- Sí, pero de una pena moral, una pena civil no. Y de hecho he tenido encontronazos con los medios de comunicación que me han hecho daño. Han emitido frases en determinadas circunstancias que algún medio de comunicación, dado al amarillismo, me han condenado y entonces he tenido momentos duros en mi vida, siempre he salido de ellos porque al final soy muy sincero y si me equivoco lo digo. Pero es peligroso enfrentarse con los periodistas, muy peligroso. La muerte civil es temible. 

P.- Sobre crímenes, muertes, desapariciones, sucesos. El doctor José Cabrera ha comentado, analizado algunos de los últimos casos de los 40 en televisión, ¿alguno en especial que recuerde?

R.- Son tantas las personas. Calculo que solo homicidas habré explorado personalmente y peritado para un juez entre 700 y 800, a lo largo de mi vida. Luego ya agresiones sexuales, custodia de hijos, problemas laborales. Los casos más tremendos que yo te puedo contar serían los atentados de los trenes en Madrid, me tocaron las Torres Gemelas de Nueva York estando allí. O la muerte de Lady Di en París. No sé si soy un gafe, pero es que me han tocado allí.

P.- Cómo José Cabrera ha conocido a tantos criminales, ¿hay un patrón del mal?

R.- Es que yo siempre pienso que la maldad es una energía autónoma que se incorpora a determinados individuos. De hecho, el Código Penal no ataca al ser humano, ataca la conducta, o sea, no se juzga a un hombre o una mujer, se juzga la conducta criminal. Somos vehículos del mal, pero el mal tiene entidad propia, es como una energía maléfica, es una energía negativa, un agujero negro moral. 

P.- ¿España se ha vuelto más violenta? Con la visión de un país que ha cambiado mucho en 40 años.

R.- No creo que España sea más violenta. De hecho, había una revista hace muchos años que era El caso donde salían solo crímenes. Antes habría 500, 600 homicidios al año, ahora en España estamos en 350 homicidios al año. Hay menos homicidios ahora, lo que hay son más asaltos, más delitos de lesiones, ¿Por qué? Porque cambió la sociedad. Hay muchísimas razas y gente de otros países que han entrado en nuestro país y ahora hay otro tejido social. Entonces en Madrid capital, por ejemplo, si hay 80 detenciones al día, el 50% o el 60% son gente de otros países. O sea, quiero decir, es esto es lo que hay. No es que seamos más violentos, es que el tejido social ha cambiado.

P.- ¿También por existir una pérdida de respeto de la autoridad? Por ejemplo, la presencia de un guardia civil antes posiblemente imponía más que ahora.

R.- Bueno, eso es otra historia. La autoridad, si no se ejerce, se pierde, eso es evidente. Y es por la razón o por la fuerza. Es decir, si la razón no es capaz de convencer, hay que ver la fuerza, que es el brazo ejecutivo del Poder Legislativo. ¿Qué ocurre en este momento? Que no hay autoridad, no lo hay porque se ha socavado la base moral de los códigos. Antes, dos guardias civiles con tricornio y bigote y un mosquetón manejaban 200 personas. Y hoy para desocupar a dos ocupas tienes que llevar 200 guardias civiles. ¿Por qué? Eso es lo que yo me planteo. Porque la autoridad moral que nace del Legislativo se ha desleído. Entonces, ante la autoridad existía la gente sabía hasta los dibujos animados, el bien y el mal.

«Llamar psicópata a Sánchez es banalizar una enfermedad mental»

P.- ¿Ha pedido respeto del gobierno y por ende la policía?

R.- Pero es que el gobierno no avala la policía, el gobierno actual, pero otros también, no avalan a la policía, a las fuerzas del Estado. Y hoy para un policía sacar una pistola es inimaginable. Lo que ha pasado en Barbate, eso es inimaginable en otros tiempos. En otros tiempos según venía la lancha a por ti no llegaba la lancha a ti, porque con tus medios de fuego había fuego contra unos tíos que son delincuentes y te van a matar, como así ha ocurrido.

P.- ¿Se sacan poco las armas en España?

R.- Pero muy poco, poquísimo, por miedo. Yo tengo ahora mismo varios casos de policías que actuando en defensa propia, han tenido que abatir a alguien y están acusados de homicidio imprudente. Tengo la defensa de ellos como perito y eso es inadmisible. Que unos policías estén acusados de homicidio imprudente en acto de servicio cuando se jugaron la vida contra un tío con un cuchillo enorme. Esto no es posible, pues esto está ocurriendo constantemente.

P.- ¿Que España sea un país un poco cainita, eso da lugar a que sea un país con tendencia a la gresca, a la bronca, a la pelea?

R.- El problema es que somos un país de complejos, de envidias, de malos rollos, de celos, de venganzas y entonces nosotros tendemos a la autodestrucción. Esto es lo que el otro consigue, a ti te parece que lo consigue de manera ilícita, y a lo mejor el tío ha currado toda la vida mucho para tener un yate. Entonces tú odias a ese señor porque tiene un yate sin pararte a pensar que ese tío ha currado toda su vida para tener ese yate. Entonces somos cainitas por eso, porque nos auto fagocitamos. No creemos en nosotros mismos, es alucinante. Tú te vas a Francia y en Francia la gente para arriba, en Estados Unidos lo mismo, para arriba. Tío que tiene éxito social, es admirado allí, no.

R.- Lo que sí que parece que no cambia cuando se habla de crímenes, de sucesos, es que vuelve a haber una nueva puerta al mal cada día. Acabamos de ver lo de Castro Urdiales, esa madre que aparece muerta, asesinada presuntamente por sus dos hijos de 15 o 14 años.

R.- Cada tragedia que ves, resulta que hay otra preparada que va a salir. Cuando los periodistas me preguntan ¿cuál es el perfil de este tipo de asesino? Siempre digo que no hay perfiles, hay personas, no hay enfermedades, hay enfermos. Cada individuo que mata a otro o que lo lesiona, que estafa, que engaña o que roba, es distinto, Hay una motivación distinta. Y entonces es muy importante saber que todo es multiforme, variado. Mañana va a ocurrir algo que nos va a abrir la boca más. 

P.- ¿Matar es fácil?

R.- Matar es bastante fácil, sobre todo de impulso. Si hay que pensarlo, es más difícil. El asesinato en caliente lo podemos hacer cualquiera, que la vida no nos sitúe en ese escenario. Porque actuaremos, tenemos un cerebro reptiliano.

«Hace años lo de Barbate no habría pasado, se abre fuego contra los delincuentes»

P.- ¿Ha pensado en matar alguna vez?

R.- Me ha pasado por la cabeza en algunos momentos. De puro odio, pero he dicho, «Pepe, tranquilo». Tengo muchos amigos dentro de una cárcel, por cierto. Yo entro en una cárcel y les falta llevarme en hombros. Porque ven mucho la tele. Amigos que han cometido todo tipo de crímenes, de todo tipo, hasta de los más horrorosos. 

P.- ¿José Cabrera es de los que considera que el ser humano es bueno por naturaleza y la sociedad lo malea?

R.- El ser humano es bueno por naturaleza. Y cuando tienes un bebé en los brazos, ese bebé no puede ser malo y todo lo demás son rollos, que la sociedad te altera, tienes unos padres, unos amigos, unas circunstancias, un barrio. La vida te trata mal y al final te puedes torcer.

P.- No se nace siendo un hijo de puta

R.- Nada. Eso que lo sepa la gente, para nada se nace siendo un hijo de puta. 

P.- Como psiquiatra ha escrito muchos libros. Uno de ellos es La salud mental y los políticos. Reflexiones de un psiquiatra, escribía sobre los que estaban antes en el poder, Zapatero, Rajoy…Quería preguntarle sobre los actuales, ¿Cómo los ve? No sé si en perspectiva, o si quiere analizarlos de uno en uno.

R.- En global, hoy un político no se merece el cargo que ocupa. No ha ganado nada, no ha ganado una batalla, no ha peleado con un dragón, no tiene un mérito civil ninguno. O sea, todos los políticos que hoy están en el candelabro, son personas que han llegado ahí cosméticamente, han llegado ahí por obra y gracia de los medios de comunicación. Cuanto mejor hablas, cuanto más guapo eres, cuanto mejores trajes llevas y las posturitas son más afinadas, mejor político eres. Eso es increíble. Por lo tanto, tenemos líderes políticos de plástico, avalados solo por los medios de comunicación. Eso en general. Y luego podemos entrar en particular. 

P.- Entremos con el presidente del gobierno, Pedro Sánchez.

R.- Es un hombre que se quiere mucho a sí mismo, pero mucho no significa un 100%, el 150%. Y al quererse tanto a sí mismo, considera que él es un hombre especial y al considerarse a sí mismo un hombre especial, cree que todo lo que hace es especial y pueden ser especialmente barbaridades, pero especiales. Entonces no tiene límites en su necesidad de estar ocupando el cargo de poder. Poder, por cierto, que es volátil porque que nadie se engañe, no manda un presidente de gobierno, no manda nada un gobierno, el presidente del gobierno no manda nada.

Manda el jefe del banco, el jefe de la multinacional, él no sé qué que está en otro lado. Es decir, al final tú eres un agente de gobierno que tienes que moverte con fuerzas exteriores a ti. Entonces, en este caso Pedro Sánchez, que se considera guapo, alto, simpático, con don de gentes y dar igual, simplemente vive en su egolatría personal y en su narcisismo personal. Y bueno, le va bien.

El afamado psiquiatra forense posa en la sede de THE OBJECTIVE
El afamado psiquiatra forense posa en la sede de THE OBJECTIVE – Foto: Carmen Suárez

P.- ¿Tiene buena relación con la mentira y con la verdad?

R.- Le encanta porque para él no existe verdad o mentira, solo aquella frase que le conviene para seguir avanzando.

P.- Feijóo.

R.- Feijóo es un tecnócrata, es un señor que se ha forjado currando, dirigiendo Correos, dirigiendo el Insalud, dirigiendo la Junta de Galicia, ha estudiado mucho, sabe cosas, es decir, es un tío con la mente estructurada, muy rígido, muy gallego. Si no se atreve a dar pasos. Muy serio, no gana nada con esa cara de seriedad. Pero es que no puede evitar ser serio.

P.- Yolanda Díaz.

R.- Es el colmo de la hipocresía y de la cosmética de bambalinas. Gana todo con la sonrisa y con el movimiento de melenas. Es alucinante, es como un globo, vacía de todo. Pero con ese timbreo y esos trajes de última hora, eso es brutal. Eso arrastra gente. 

P.- Intuyo que a José Cabrera, Yolanda no le cae muy bien.

R.- No me cae nada bien porque es muy hipócrita. Muy hipócrita, verdaderamente es la esencia de lo superficial. 

P.- Santiago Abascal.

R.- Abascal es un tío bastante sano, mentalmente sano. O sea, un tío que viene del PP, es un tío que ha vivido mal en el País Vasco porque le han amenazado. Pero ha caído en un pozo redondo y no puede salir. Es decir, ha tenido un fallo en la visión de gestión política y se ha encasquillado en un discurso muy duro para contrarrestar la debacle ideológica que hay. No ha sido capaz ni de tener más cintura para amoldarse a los nuevos tiempos. Es decir, hay que buscar el centro, coño, no se puede radicalizar uno porque si no al final te quedas con la extrema derecha mientras que no hay extrema izquierda, y eso es lo que le ha pasado y eso para él es una desgracia.

P.- Y con Pedro Sánchez, por volver al caso del presidente, hemos visto a veces miembros de Vox y no de Vox, ver cómo le han mandado al psiquiatra, le han tildado de psicópata. ¿Esto no es banalizar una enfermedad mental como la psicopatía?

R.- Sí, hablar de enfermedades mentales aplicadas a los líderes es banalizar. Yo no hago diagnósticos si no es en mi consulta y previo pago. ¿Por qué? Porque el diagnóstico es un acto médico en el cual yo analizo una conducta y pongo un apellido y con ese apellido un tratamiento. Entonces lo que no se puede estar psiquiatrizándolo. Sí puedo hablar de conductas, esta conducta es desafortunada, esta conducta es hipócrita, esta conducta es engañosa, etcétera. Entonces yo cuando quieres insultar a un tío, le llamo cabrón y si lo quiero diagnosticar le digo trastorno disocial de la personalidad. Pero ambas cosas en distintos escenarios.

«El juicio es patrimonio del tribunal, no de los platós»

P.- Sobre que si pesan acusaciones graves y estudiadas, anunciadas por el fiscal Robert Hur, es sobre Joe Biden. Del que llega a decir que es un «agradable anciano con buenas intenciones y mala memoria, no recordaba cuándo había sido vicepresidente ni cuándo había fallecido su hijo». Y esto sí que merece más preocupación.

R.- Es que ese señor tiene un dedo, que si lo aprietas el humo atómico, o sea, no es un señor como Pedro Sánchez, que no tiene ningún dedo, es decir, que este tiene un dedo que aprieta y sale un misil nuclear y eso me preocupa, aunque es verdad que tiene asesores militares, asesores, político, etcétera. Biden, en mi opinión, tiene un problema neurológico importante, la verdad, y yo creo que eso lo saben los americanos, lo sabe su staff y habrá que ponerle solución. 

P.- Los políticos hablan más de salud mental, está bien, pero parece ser que han olvidado totalmente tomar en serio el drama de los suicidios.

R.- Completamente, son 4000 suicidios al año en España. Es que no le importa al político, un suicidio es un gasto menos para el Estado, mientras que un señor que se queda en una silla de ruedas 30 años, eso es un gasto para el estado. Es así de claro. O sea, un suicidio es un gasto menos para el Estado. Aunque lo importante no es el suicidio sí mismo, sino por qué la gente joven, por ejemplo, acaba suicidándose. Valores, problemas…

P.- Como psiquiatra, como psicólogo, como forense, José Cabrera, también ha opinado de política. Recordarán algunos cuando hace unos meses en el programa Horizonte, presentado porIker Jiménez en Cuatro. Se estaba hablando de la de la condonación de la deuda con Cataluña que ascendía a los 15 mil millones de euros. Y Cabrera, indignado, dijo: «señores, yo no estoy dispuesto a pagar con mis impuestos los 15 mil millones que se le van a condonar a Cataluña porque no me sale de los cojones». 

R.- Si eso fue así y os voy a explicar por qué. Porque los catalanes, que parece que son la pata del Cid, se han dedicado a gastarse toda la pasta en montar embajadas por todo el mundo, se han gastado toda la pasta en hacer trasplantes hepáticos a mogollón, se han gastado toda la pasta en hacer tonterías, pero ni un embalse, ni una nueva infraestructura hidráulica, y ahora están secos. Y yo, ahora, como ciudadano español tengo que condonar, tengo que pagar esa deuda que ellos han malgastado porque España nos roba, sí, nos roba, nos roba unos cojones. Y por esa razón salté. Estoy dispuesto a que mis impuestos vayan a hospitales, a carreteras, a yo qué sé, a UVIS móviles, pero no a unos señores que han dilapidado la pasta. 

P.- ¿Mantiene José Cabrera lo de “los cojones”?

R.- Completamente. Y tengo amigos catalanes a los que adoro, y Cataluña es un país fantástico, pero no fue un reino nunca, que se enteren. Han engañado a los chavales jóvenes que hoy tienen 30 años, con libros de historia que han sido falseados. Fueron un condado de la Corona de Aragón. Qué se jodan, perdón, se me ha ido un poco la boca.

P.- ¿Qué se jodan, quienes?

R.- Esos independentistas

P.- Por preguntárselo de ese modo, ¿de qué cosas de la política patria está hasta los cojones?

R.- De la primera que estoy hasta los cojones es de que no nos queramos como país, que no defendamos nuestra bandera ni nuestras tradiciones. Eso a mí me duele en el alma, no solo porque creo en ello, sino porque he sido militar y lo he sentido en mis carnes. Lo primero que tenemos es una bandera, una unidad y una historia. Y la historia de España es brutal, brutal. Desde los Reyes Católicos hasta ahora no hay una historia más bonita que la historia de España y ahora se la quieren cargar rompiéndola en trozos. Pues no.

«A los políticos no les importa el suicidio, son un gasto menos para el Estado»

P.- Eso sería en el top uno de cabreos para el doctor.

R.- En el top dos yo diría que está la anestesia que hay en España respecto a lo que está ocurriendo. La ciudadanía está anestesiada. Llevamos prácticamente, salvo los tractores y cuatro cosas más, una paz social en las calles que yo no estoy acostumbrado a ver. Paz social comprada con dinero, así debemos 1 billón 600 mil millones de euros. 

P.- ¿José Cabrera se ha vuelto más antisistema con los años? 

R.- Por supuesto, he sido siempre, en realidad, un antisistema perverso. A mí el sistema me gusta. O sea, me gusta la estructura, la institución. Me gusta que haya un orden, que haya unas vías por dónde va el tren. Pero lo que no puedo soportar es que el sistema se pervierta y utilice al ciudadano para sacarle hasta el último chavo. Te cogen los pies para abajo, a ver si te queda alguna moneda. Eso me molesta mucho, y pago mis impuestos.

P.- Hablemos de drogas. José Cabrera fue director de la agencia antidroga de la Comunidad de Madrid.

R.- Sí, cuando estuve en la agencia de drogas como director general siempre decía lo mismo, hay tanta gente que vive de la droga como contra la droga. Es decir, yo me encontré en ese momento una cantidad de ONGs luchando contra la droga y una cantidad de gente que vivía de la droga, o sea, el narco, vivía de la droga y las ONG vivían contra la droga. He dado charlas en Colombia y cuando he dado una charla contra la droga en Colombia, un tío se me ha acercado a la oreja para decirme que esa charla la estaba pagando el narco, alucinante. 

P.- ¿Qué le interesa a José Cabrera de la droga?

R.- Fundamentalmente me interesa el hecho de que el ser humano busca desesperadamente una sustancia que le permita estar más a gusto consigo mismo. Y cuando uno no lo encuentra sin sustancias, la busca. Puede ser el alcohol, el tabaco, la cafeína y cosas duras, el cannabis, la cocaína, las anfetaminas, lo que sea. Entonces es la búsqueda de una sustancia que me permita estar en paz conmigo mismo. De huir de este mundo, Y no se puede huir de este mundo con sustancias químicas. 

P.- Ahora se ha vuelto a poner sobre la mesa del debate político, el porno. También hay adictos al porno.

R- La sociedad esta pornografía y el porno es un método de manejar a la masa. Y los chavales jóvenes con 16 años están viendo porno puro y se creen que el amor es eso. Y el amor no es eso, chavales. El amor es mirar a la pareja y sentirte compañero de esa pareja. Y eso es muy importante, es vital. No podemos pornografíar a la gente joven es eso. Es un daño moral que se está haciendo a ese tejido social.

P.- ¿José Cabrera estaría a favor de prohibir el porno?

R.- Completamente, el problema es que si prohíbes algo, la gente dirá “prohibido, esto lo quiero ver” O sea, quiero decir, el porno ha hecho muchísimo daño, pero no se puede poner puertas al campo y siempre hay anormales, tímidos, solitarios, gente que no es capaz de entender el amor como un cariño hacia otra persona, sin necesidad de tirarte haciendo el salto del tigre o hacer el amor encima de una mesa de billar. 

P.- Hubo hace años un escándalo en Reino Unido, cuando en 11 de los 12 lavabos que sometieron a prueba en el Palacio de Westminster, dieron positivo por restos de droga. Trayéndolo a España, ¿nos sorprenderíamos de cuantas drogas puede tomar el poder en España?

R.- Cuando se aprobó la Constitución del 78, está grabado en las cámaras, se fumaron porros en el Congreso de los diputados. Eso no significa nada, cada uno es muy libre de hacer en su vida privada lo que quiera. Pero si eres un padre de la patria, no puedes salir haciendo eso. Da positivo en la cocaína cualquier lavabo de cualquier parlamento europeo. La propia España ha dado positivo en los lavabos. Porque la cocaína es muy hidrosoluble, y está en todas partes. Hoy, de 100 billetes de 20 € analizados en un análisis químico, el 85% dan positivo en la cocaína.

P.- ¿José Cabrera estaría a favor de la legalización de algunas drogas?

R.- Diría lo que dijo Saramago hace muchos años: «vamos a legalizar la droga, perfecto, pero primero vamos a legalizar el pan». Que todo el mundo coma y después ya veremos las drogas. Legalizar la droga no tiene ningún sentido, ya se ha despenalizado el consumo. Si ya está legal el alcohol y hay tráfico de alcohol, está legalizado el tabaco y hay un mercado negro de tabaco. Si legalizamos la droga vamos a dar pie a que gente que no va ahí, vaya porque se ha legalizado. No soy partidario de eso, pero ya de la despenalización está. Cada uno puede fumarse todos los canutos que quiera, pero lo que no voy a permitir es que se legalice. Porque si se legaliza yo como médico, ¿qué prescribo? Cómo es usted tímido, cocaína. Sería prescripciones absurdas porque el chute te va a durar media hora. 

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D