China ha notificado este lunes decenas de nuevos casos de coronavirus[contexto id=»460724″] por segundo día consecutivo, en un nuevo brote que refuerza los temores de una segunda ola de COVID-19, en momentos en que varios países europeos reabren fronteras en la antesala del verano. Mientras, Europa recobra poco a poco la normalidad tras las medidas de confinamiento aplicadas en distintos países.
En contexto: China fue el primer país en implementar restricciones extremas a los movimientos a principios de este año, lo que redujo la transmisión comunitaria casi a cero cuando la crisis impactaba al resto del mundo. En Europa, en estos momentos, las noticias son alentadoras: el continente con más muertes ha experimentado en los últimos meses una caída constante de las infecciones.
Varios países del Viejo Continente siguen avanzando en la flexibilización de los bloqueos que han salvado vidas, pero que también han golpeado a las economías. Grecia ya permite la entrada a viajeros de naciones consideradas de bajo riesgo y el lunes ha abierto sus fronteras a los países de la Unión Europea (UE), al igual que Alemania, Bélgica y Francia, mientras que Austria seguirá el martes. Desde este lunes, Francia avanza a una nueva fase con mayor flexibilidad, en la que cafés y restaurantes podrán abrir por completo.
Mientras, el gigante asiático ha notificado 49 nuevos casos de COVID-19, incluidos 36 más en Pekín, donde un mercado de alimentos al por mayor es el nuevo foco. Más de 10.000 personas ya han sido testadas, incluidos los trabajadores del mercado de Xinfadi, residentes locales y visitantes del lugar en las últimas semanas. Las autoridades planean evaluar a 46.000 personas que viven en el área, mientras que un estricto aislamiento implementado inicialmente en 11 vecindarios, se extendió a otros diez en la capital. Estos últimos circundan el mercado de Yuwuandong, en el distrito de Haidian, donde también se detectaron casos.
Irán, el país con más casos de Medio Oriente, ha registado en tanto más de 100 nuevas muertes en un día por primera vez en dos meses. En Italia, donde ha habido más de 34.000 muertos por COVID-19, se han disparado de nuevo las alarmas por dos recientes focos en Roma, con un centenar de casos, incluyendo cinco muertes diagnosticadas y 15 casos detectados en un edificio con ocupantes ilegales.
«Significa que el virus no ha perdido su capacidad infecciosa, no se está debilitando… no debemos bajar la guardia», ha dicho a la prensa el subdirector de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Ranieri Guerra. «Estos microbrotes eran inevitables, pero están limitados en el tiempo y el espacio. Y hoy tenemos las herramientas para interceptarlos y confinarlos», ha añadido. Más de 430.000 personas en todo el mundo han muerto por la pandemia.