Tras perder más de 40 millones por la COVID-19 el Louvre reabre sus puertas para un público principalmente local
Después de tres meses y medio de confinamiento, el Louvre de París reabre este lunes sus puertas, pero con el desplome del turismo debido a la pandemia, la afluencia será reducida y sobre todo local.
Por qué es importante: el Louvre de París es el museo más visitado del mundo. No había cerrado durante un periodo tan prolongado desde la Segunda Guerra Mundial y, ahora, reabre sus puertas después de haber registrado más de 40 millones de euros de pérdidas en ingresos durante su cierre por la pandemia de coronavirus.
Para la dirección y personal del museo, se trata de una reapertura marcada por la impaciencia, la aprensión y la esperanza. El 75% del público del Louvre son extranjeros, especialmente estadounidenses, chinos, surcoreanos, japoneses y brasileños. En cambio, solamente los ciudadanos de los países europeos vecinos podrán empezar a volver, sin duda en cuentagotas durante las primeras semanas.
La dirección prevé tres años difíciles, habida cuenta de que el número de billetes vendidos en 2020 estará muy lejos del récord de más de diez millones alcanzado en 2018 y de los 9,6 millones registrados el año pasado. «Vamos a atravesar unos tres años de menor frecuentación», dijo a finales de junio el presidente del Louvre, Jean-Luc Martínez, que a falta de turistas extranjeros confía en atraer al Louvre a más parisinos y habitantes de la periferia.
«Como mucho, tendremos 20/30% de nuestro público este verano, es decir, entre 4.000/5.000 y 10.000 visitantes por día».
El dispositivo para acoger a los visitantes fue estudiado con detalle para evitar cualquier incidente sanitario que pudiera obligarle a cerrar de nuevo. No obstante, la dirección se muestra confiada debido sobre todo a que se trata de espacios muy amplios. Todos los visitantes deberán llevar mascarilla, desde el momento en que se coloquen en las filas para entrar.
La Gioconda, La Victoria de Samotracia, La Libertad guiando al pueblo, La balsa de la Medusa, La Venus de Milo… la mayoría de maravillas del Louvre podrán ser admiradas, mientras que un 30% de las colecciones no serán accesibles en un primer momento, como La escultura francesa durante la Edad Media y el Renacimiento y las artes de África, Asia, Oceanía y las Américas. Pero seguirá habiendo mucho por ver: más de 30.000 obras en una superficie de 45.000 m2. Y sin la masiva afluencia habitual, el público disfrutará de una visita más tranquila.
Sin vuelta atrás
Unas flechas azules indicarán el recorrido a seguir y no se autorizará la vuelta atrás. Habrá señales en el suelo para evitar las aglomeraciones en lugares estratégicos como frente a La Gioconda.
La única exposición temporal abierta será Figura de artista, inaugurada antes del confinamiento y ahora prolongada. Presenta una selección de pinturas, especialmente retratos de los que el Louvre se enorgullece, como de Rembrandt, Dürer, Delacroix y Vigée-Lebrun.
La temporada que debía consagrarse a los genios del Renacimiento, tras el éxito del blockbuster Leonardo da Vinci, fue aplazada. Habrá que esperar a octubre para sus dos grandes exposiciones, El cuerpo y el alma. De Donatello a Miguel Ángel y la consagrada a Albrecht Altdorfer, maestro del Renacimiento alemán.
Con el fin de salir adelante, Jean-Luc Martínez adelantó que el museo trabaja en un «plan de transformación» con el Estado, su principal mecenas, que vendrá acompañado de una petición de «ayuda financiera». Este plan se preparará con miras a los Juegos Olímpicos de París de 2024. «Tenemos que estar listos (…) Abrir más horas, más salas, esa es la apuesta», resumió.