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‘Las mujeres en su sitio’: la iniciativa del Ateneo para reparar una «injusticia palmaria»

El Ateneo de Madrid lanza una iniciativa para incluir catorce retratos de mujeres ilustres en su Galería y saldar así la deuda histórica contraída con ellas: hasta el momento solo estaba el de Emilia Pardo Bazán entre los de 188 hombres

‘Las mujeres en su sitio’: la iniciativa del Ateneo para reparar una «injusticia palmaria»

Retrato de Carmen Laforet | Ateneo de Madrid

Allá por 1867, el Ateneo de Madrid comenzó una tradición que se consolidó a lo largo del siglo XX: inmortalizar a los grandes escritores, políticos, pensadores, artistas o científicos mediante cuadros que se exhibirían por siempre en la Galería de Retratos de la docta institución. La condición es que tales personalidades hubieran hecho un aporte claro a su tiempo y fueran, además, socios del Ateneo. Entre los que figuran se cuentan Ramón María del Valle-Inclán, Antonio Buero Vallejo, José de Espronceda, José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Ramón Menéndez Pidal y así hasta 188 retratos entre los que solo aparece el de una mujer: Emilia Pardo Bazán, cuya efigie luce en la galería desde 1921. 

Foto vía Ateneo de Madrid.

La cifra deja boquiabierto: 188 frente a uno. A una. Y lleva a cuestionarse si no hubo mujeres durante el siglo XX acreedoras de los méritos necesarios y que fueran a su vez socias de la institución. Por eso le pregunto a Luis Arroyo, el presidente del Ateneo desde 2019, quien decidió junto a su equipo subsanar la situación: «Lo cierto es que no había ningún motivo, excepto la invisibilidad de las mujeres de la época, porque esa galería se ha beneficiado de muchas modificaciones: se sacaron por ejemplo retratos de personalidades del franquismo y se pusieron otros. Pero efectivamente, las mujeres habían sido ignoradas de una manera muy llamativa, sabiendo que en el Ateneo ha habido mujeres ilustrísimas». Por ello, se propusieron «reparar esa desigualdad» y en noviembre del pasado año sumaron a esta galería el retrato de Carmen Laforet, aprovechando el centenario de su nacimiento, y hace tan solo unos días el de Clara Campoamor, «coincidiendo con el cincuenta aniversario de su muerte».

Retrato de Clara Campoamor con su autor Paco Montañés. Imagen vía Ateneo de Madrid.

A ellas van a sumarse, por el momento, catorce mujeres más: Rosa Chacel, Carmen de Burgos, Blanca de los Ríos y Nostench, Elena Fortún, Almudena Grandes, Victoria Kent, María Lejárraga, Carmen Llorca, Madame Anselma, Ana Mariscal, Carmen Martín Gaite, Margarita Nelken, Hildegart Rodríguez y María Zambrano, aunque no serán las únicas: «Hemos revisado el listado de las ateneístas más prestigiosas, hemos tenido que certificar que lo fueran, y de entre ellas hemos seleccionado los primeros nombres inapelables, que indiscutiblemente representaron algo en la cultura de este país, pero vendrán más», me dice su presidente durante nuestra charla.

«Hemos revisado el listado de las ateneístas más prestigiosas, hemos tenido que certificar que lo fueran, y de entre ellas hemos seleccionado los primeros nombres inapelables, que indiscutiblemente representaron algo en la cultura de este país, pero vendrán más»

Indagando con él en la relación de algunas de estas mujeres con el Ateneo descubro historias tan bonitas como la de Clara Campoamor, que estuvo en la Junta de Gobierno del Ateneo y «protagonizó importantes debates sobre feminismo allí, antes incluso de tenerlos en el Parlamento», además de estudiar e impartir importantes conferencias desde el estrado de esta casa situada en la madrileña calle del Prado. Carmen Laforet, por ejemplo, acudía a estudiar y a escribir algunas de sus famosísimas obras en la biblioteca del Ateneo. «Y Emilia Pardo Bazán, la única mujer que sí estaba en la galería, fue la primera en votar. Todas ellas tuvieron un papel clave dentro de las circunstancias del momento, claramente masculinas. El Ateneo fue su casa, a pesar de las dificultades y del machismo imperante de la época», reflexiona Arroyo, quien se sorprende de cómo eran tratadas en las crónicas de la institución de la época, que resaltaban, principalmente, las galas o los atributos físicos de cada una de ellas.

Retrato de Emilia Pardo Bazán vía Ateneo de Madrid.

La campaña de recogida de fondos está activa desde esta semana y cualquiera que lo desee puede participar en ella poniéndose en contacto con el Ateneo. Su presidente pide especial apoyo a las instituciones aludiendo a la «responsabilidad que tienen por la gran labor que el Ateneo ha hecho siempre por la cultura». Por ejemplo, el ayuntamiento de Málaga por su cuenta ha subvencionado ya el retrato de Victoria Kent, la ilustre abogada y política malagueña.

En cuanto al tiempo para ver cumplido el proyecto, Luis me aclara que no hay un plazo fijo y que este depende de cuál vaya a ser la respuesta, pues el Ateneo «es una casa altruista, sin ánimo de lucro y que vive de los socios y de las subvenciones públicas». Además, añade: «Aunque la injusticia haya sido palmaria, ha sido larguísima, y nos podemos permitir dedicarle un poco de tiempo». Los artistas que se encargarán de llevarlo a término no van a ser «grandísimas firmas», por su alto precio y su grado de ocupación, pero sí artistas consolidados como Paco Montañés, el retratista andaluz «que se encargó del retrato de Clara Campoamor, y lo hizo muy bien», termina diciéndome el presidente. 

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