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Cultura

‘Sueños y naufragios’, la historia del Málaga C.F. hecha literatura

La colección Hooligans Ilustrados (Libros del K.O.), lanza un volumen que recorre la trayectoria luchadora del Málaga Club de Fútbol

‘Sueños y naufragios’, la historia del Málaga C.F. hecha literatura

Cristóbal Villalobos, autor de 'Sueños y naufragios' | Cedida por el entrevistado

Después de leer el Hooligan ilustrado que se ha marcado Cristóbal Villalobos, desbordante de pasión y de verdad, una solo puede suspirar y decir aquello de esto es cosa de colores. En su caso, del azul y del blanco, los del equipo de su patria o, como él precisa durante nuestra entrevista, «de su geografía». 

Cristóbal es historiador de profesión y, azarosamente, por avatares de la carrera laboral, ha terminado también historiando la trayectoria del Málaga C.F. en este Sueños y Naufragios (Libros del K.O., 2022) que hoy nos ocupa. Dice por ejemplo en un pasaje del mismo: «A Málaga el football llegó como a otras ciudades portuarias: en amistosos entre las tripulaciones inglesas y las locales, para los que se usaban descampados lleno de polvo y socavones», y es fácil al leerlo imaginar aquella precariedad de los albores, y hasta dolerse de los esguinces que debieron de hacerse los primeros jugadores de su ciudad. 

«Como colaboro con diversos medios, investigando diferentes cositas vi algunas referencias de cómo en Italia Mussolini usó el fútbol para hacer propaganda, e hice un artículo sobre ello para JotDown. Encontré muchas historias y pensé hacer Fútbol y Fascismo (Editorial Altamarea, 2020) y, a raíz de aquel, me ofrecieron hacer el Hooligan Ilustrado del Málaga», me explica. 

fútbol málaga
Sueños y naufragios, el Hooligan ilustrado del Málaga C.F. | Imagen vía Libros del K.O.

Cristóbal es dueño de una prosa rica, capaz de convertir su relato en un libro literario. Para muestra, este botón: «Cuando volvíamos de casa de la abuela pasábamos siempre por delante de La Rosaleda, que era entonces, incluso hoy tras la remodelación, un enorme cascarón de buque vacío, un petrolero o un portaaviones arrancado sin terminar del astillero por un tsunami». Por algo ha pasado a engrosar las filas de otros famosos hooligans ilustrados, como Manuel Jabois, Ignacio Martínez de Pisón o Nacho Carretero, que publican en la misma colección. 

«El fútbol tiene detrás de cada partido y cada competición muchas historias épicas, bonitas o emocionantes que te dan un material perfecto para la literatura»

«El deporte es muy propicio a la épica, es la épica moderna, te da muchas historias y microhistorias que favorecen ser contadas de una forma literaria. El deporte en general, pero el fútbol, más allá de los resultados estadísticos, tiene detrás de cada partido y cada competición muchas historias épicas, bonitas o emocionantes que te dan un material perfecto para la literatura», comenta Villalobos al respecto. Y añade: «Están Panenka, Libero… revistas que cuentan la parte literaria, incluso filosófica, del fútbol. Pero también hay un montón de autores consagrados como Vargas Llosa o Bioy Casares que han usado el fútbol para escribir relatos o ensayos. Es un juego, pero te da cancha para hacer esas cosas».

Málaga fútbol
Cristóbal Villalobos en la Feria del libro de Madrid. | Foto cedida por el autor.

Y de todo puede alimentarse, ese juego, también de los recuerdos primeros en torno a un balón que, de seguro, despertarán la nostalgia de muchos lectores de Cristóbal al leer párrafos como el que sigue: «Resulta hoy incomprensible cómo podíamos salir corriendo de clase, jugar un partido en apenas veinte minutos, de uniforme, con pantalones largos, polo y zapatos negros, en un campo de arena, y llegar chorreando de sudor, celebrando la victoria o peleándonos por algún lance del juego que hubiese precipitado una dolorosa e injusta derrota». Durante nuestra entrevista, el autor lamenta que todo eso ahora haya cambiado demasiado: «En lo que pensábamos todo el día era en los 20 minutos esos… Porque entre que subías y bajabas el recreo era eso, 20 minutos. Los niños de ahora ya no juegan así, lo que hacen es mirar el móvil, y los campos de arena tampoco es algo que se estile ya. Ellos tienen su campo de césped, sus equipaciones… Nosotros íbamos con el uniforme, rompíamos los pantalones… y era la gracia también de eso».

Cristóbal fue niño en los 90, sí, y no puede -ni quiere- escapar de ello. «También fuiste una víctima de la épica imposible de Campeones», le comento, pues en su obra hace alusión a la famosísima serie con la que crecimos muchos niños en España. Él ríe con el mismo sentido del humor con el que en su obra describe a Roberto, el brasileño que enseñó a jugar al fútbol a Oliver Atom, el súper prota: «Aquel anime, que veía todos los fines de semana, fue mi formación teórica futbolística y el culpable de dos traumas infantiles: me empeñé en que mis padres le pusieran Benji a mi hermano y empecé a entender el fútbol como una partida de Street Fighter, donde se podía hacer el tiro del halcón o el del tigre y, si dominabas las artes marciales, llegarías a ser, sin duda, un excelente portero». «Esas cosillas recuerdan a los niños de los 80 o 90 y estos se pueden sentir identificados, sean del Málaga o del equipo que sea», añade en nuestra charla. 

Sueños y naufragios repasa toda la historia del club blanquiazul, y la de muchos de sus héroes, pero es también la historia de un hincha sufridor que sufre vaivenes emocionales y que está tentado, incluso, a tirar de pragmatismo apostando a caballo ganador: «Aquel verano aprendí a dejar de lado mis problemas identitarios. Si no tenía equipo en Primera, sería hincha de la Selección, quizás el único en aquellos años. Si eliminaban a España, iría con cualquier otro que hiciese disfrutar al respetable. Fútbol como arte, como terapia, no como sufrimiento», escribe. Pero ¿es posible eso, le pregunto, dejar el fervor de lado cuando uno lleva el escudo tatuado muy adentro? «Fue un poco por necesidad», empieza diciéndome, «porque el Málaga estaba en una situación horrible, pero al final el fervor y la sangre te tiran, y por mucho que quieras quitarte de problemas y ser del que gane siempre, al final la sangre te llama y sigues siendo de tu equipo aunque sea un desastre, desaparezca o sea de Segunda B. Eso no se puede evitar». 

Villalobos no esquiva, tampoco, la polémica, y dentro de ese repaso por la historia del Málaga alude claramente a uno de sus cambios más significativos: «(…) el Mundial de Naranjito fue también el momento en el que vimos por primera vez a un jeque metiéndose en esto del fútbol, una funesta premonición cuyo significado se nos escapó entonces».

«El fútbol por desgracia se parece cada vez menos al fútbol»

Le lanzo la pregunta espinosa: ¿de qué forma el dinero, las comisiones y el poder han desvirtuado la hidalguía del fútbol? «El fútbol por desgracia se parece cada vez menos al fútbol. Juego de poder ha habido siempre, pero hoy en día se están desvirtuando las competiciones. El ejemplo del Paris Saint Germain, con todo el dinero detrás de un país es una forma de hacer trampa, igual que el del Manchester City. Y luego están los entes federativos corruptos: la FIFA, la UEFA, la Federación Española… todos han tenido en algún momento a alguien en la cárcel y entre todos están consiguiendo que el fútbol se parezca cada vez menos al fútbol». Además, Cristóbal cree que gran parte del problema viene de que «se obliga tanto al jugador a jugar tantos partidos por intereses económicos que al final prima la preparación física», por lo que el fútbol es cada vez «un juego más físico, más estudiado y menos épico y menos artístico». Para cerrar con lo del jeque, hacia el final de su libro, escribe: «Se han sucedido redadas y detenciones, mientras salía a la luz escandalosas gastos cargados por la familia Al-Thani a la caja del club. No vinieron a invertir su dinero, sino a llevarse lo que había». 

Aun así, como su libro hiende las raíces en la fe, el último párrafo cierra de este modo: «Se ve que la historia es cíclica y el Málaga, como la ciudad, naufraga y emerge de forma periódica entre desastres y sueños. Lo bueno, ahora que volvemos a tocar fondo, es que ya queda menos para un nuevo milagro. Mientras, seguimos soñando, actividad natural del hooligan ilustrado». ¿Todavía lo espera, Cristóbal, ese milagro? «Siempre, siempre. El libro se llama Sueños y naufragios por un poema de Manuel Alcántara, que va recitando versos y de vez en cuando dice ‘Málaga naufragaba y emergía’. Yo soy muy alcantariano y cuando estaba buscando el título me inspiré en ese poema: en la historia de la ciudad también hemos tenido naufragios enormes, y luego ha remontado, y en el club de fútbol igual, ha tenido desastres enormes hasta desaparecer, pero luego siempre resurge y vuelve otra vez a primera e incluso a la Champions con el jeque, así que volveremos a tener otro sueño. Es cuestión de tiempo», concluye. 

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