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Cultura

Eva Franch: «En Occidente el canon arquitectónico ha sido gravemente opresivo»

La directora de Model. Festival de Arquitecturas de Barcelona se dedica a comisariar proyectos arquitectónicos y artísticos capaces de indagar en nuestra realidad social desde parámetros alternativos

Eva Franch: «En Occidente el canon arquitectónico ha sido gravemente opresivo»

Eva Franch. Conferencia en Beijing. 2019. | Cedida.

THE OBJECTIVE conversa con Eva Franch i Gilabert, actualmente una de las voces más lúcidas y respetadas del mundo de la arquitectura. Como directora de la plataforma Storefront se dedica a curar proyectos arquitectónicos y artísticos capaces de indagar en nuestra realidad social desde parámetros alternativos. Este año ha sido elegida curadora de la exposición Picasso: Sin Título, que se celebrará en el 2023 en La Casa Encendida para conmemorar el cincuenta aniversario de la muerte del genio malagueño. 

Eva estudió la carrera de arquitectura en la Universitat Politècnica de Catalunya, para su trabajo de fin de curso proyectó el pabellón de la Pausa para la Exposición Universal de  Haarlemmrmeerpolder en los Países Bajos. «Me interesaba entender el evento como un espacio de experimentación que ayudara a transformar la arquitectura de forma más concebida y siendo capaz de tomar más riesgos que en las ciudades. En el pabellón la propuesta era pararnos a pensar, a reflexionar para conectar, era el año 2002, en ese entonces no se hablaba mucho de la necesidad de pausarnos o de la  importancia de tener espacios de desconexión». Para hablar de exposiciones universales nos debemos remontar a la Gran Exhibición, la primera en su género celebrada en 1851 en Inglaterra, desde entonces dichos eventos, fueron el epicentro expositivo de lo que ofrecía la modernidad, pero con el tiempo, también pasaron a ser concebidas como lugares donde se ponía en manifiesto las categorías colonialistas que dominaban el mundo.

«Es cierto y Holanda es un país con una gran inmigración y pasado colonial, eso se palpa en sus calles, en el día a día, por ese entonces no se hablaba mucho en esos términos o narrativas, ahora sabemos que uno de los grandes proyectos de nuestra contemporaneidad es afrontar los legados coloniales e imperialistas en un espacio de encuentro de culturas. Luego de esta experiencia, como alumna de la Universidad de Princeton, Eva amplió sus estudios de investigación en la Habana: «En Cuba fue más bien un trabajo arqueológico de un proyecto que nunca se llevó a cabo. Desde 1959 un sueño de la Revolución cubana era entender la sociedad desde nuevas dinámicas en espacios públicos que nuca se materializaron. Es así como se planteó que cada año se debía de hacer una revolución, yo llegué en el 2006 que fue designado como el año de la «Revolución energética», por lo que se debían cambiar todos los bombillos del país a los ahorradores. En 1962 por la Crisis de los misiles, la que vendría a ser la «Revolución de la arquitectura» nunca sucedió, así que me tomé la libertad de realizar veintiún  proyectos de índole especulativo. Investigando encontramos proyectos como la «Iglesia de la polución», un edificio que medía los niveles de polución de la ciudad de la Habana

Eva Franch | Stefan Ruiz

Luego de estas hazañas académicas en el 2004 fundó la Office of Architectural Affairs y en 2010 pasó a ser directora de Storefront, una plataforma de producción de arte y arquitectura basada en Nueva York. «La plataforma se creó en 1982 abordando proyectos de índole social, con artistas jóvenes que trataban temas que nadie quería abarcar, como la exclusión cultural o la figuración del espacio en este contexto. Con el tiempo instituciones más canónicas fueron adoptando estas cuestiones que pasaron de ser tomadas como marginales a ser tratadas como temáticas urgentes. Por eso es tan importante que haya una variedad en escalas y sistemas de financiación y organización en los espacios culturales. Se trata de acercarnos a las historias desde la perspectiva de quienes no pueden sentarse en la mesa de la toma de decisiones». Actualmente en Model realiza una ardua labor como curadora y comisaria de proyectos artísticos y arquitectónicos, al respecto señala: «Lo más complejo es mantener la atención en aquello que está ahí vibrando, porque siempre te expones a perspectivas distintas. Me interesa encontrar personas que entienden su propuesta intelectual desde la independencia, desde la necesidad de buscar nuevos caminos porque nos rodeamos de muchos referentes o precedentes que nos pueden ayudar, pero que también nos pueden ahogar en ese espacio. Hay que mantener un equilibrio para poder abrir nuevas vías y para eso uno tiene que ser muy humilde en lo que uno espera o busca». 

En 2014 Eva fue elegida una de las comisarias del pabellón americano de la Bienal de Arquitectura de Venecia. El proyecto titulado OficceUs, supuso un ejercicio re interpretativo de edificaciones arquitectónicas: la temática surgió de una visita que hice a una de las grandes oficinas corporativas de Manhattan donde se estaban construyendo tres grandes rascacielos, y en los pasillos me encontré a algunos de mis mejores alumnos. Vi la incongruencia entre el diseño y el potencial de esos estudiantes. Me pregunté por qué la arquitectura corporativa terminaba siempre con esa incapacidad de ir mas allá de aquello de lo que está produciendo. Me planteé el reto de imaginar cómo sería, dada las posibilidades económicas, formar un equipo de gente que no estuviera trabajando dentro de una estructura corporativa. Se trataba de explorar qué pasaría si voces más emergentes o más radicales tuviesen esa oportunidad. Creamos un área para pensar cómo se podía hacer arquitectura hoy en día, produciendo nuevos modelos que sean alternativos y así establecer nuevos formatos. Entre los trabajos que dirigí y comisioné estaba un proyecto fílmico de la artista Amie Segal, que conectaba a modo de observatorio y en imagen continua, todas las oficinas con las que estábamos trabajando. El Museo de Arte Moderno de Nueva York adquirió esa pieza hace dos meses y ahora está en exhibición, cuando fue la Bienal esta realidad y necesidad amplificadora y global, recién se estaba empezando a visibilizar. 

Cooking Sections izquierda (Alon Schwabe and Daniel Fernandez), Anna Puigjaner y Eva Franch en Cocina Urbana de MAIO, comisariada como parte de Model. | Festival de Arquitecturas de Barcelona

El tema de los cánones arquitectónicos y la necesidad de replantearlos es uno de los debates más álgidos en el mundo de la pedagogía arquitectónica, en 2018 Eva fue nombrada Directora de la prestigiosa Architectural Association School of Architecture de Londres, la primera mujer en ocupar este cargo: «La primera serie de conferencias que propuse se tituló Nuevas historias canónicas, creo que en excepción de uno o dos ponentes todas eran mujeres, invitamos gente que representaban voces muy diversas sobre la arquitectura. La primera publicación que hicimos para continuar la publicación de los AA Files, fue un tomo fundacional en este sentido, introducimos veinticinco términos que nos ayudaban a reconstruir el vocabulario con el cual empezamos a hablar de las arquitecturas de referencia y la hegemonía de lo que ha sido la historia de la arquitectura dentro de la Academia. En el contexto Occidental debemos reconocer que el canon ha sido extremadamente opresivo. Hoy en día hay una gran transformación de esa historia intentando crear otra, pero también hay  una gran resistencia por parte de gente que no le interesa que esos cambios ocurran. 

Dentro del espacio pedagógico existen temas urgentes que abordar que deben tener que ver con los modos de vida tanto a nivel social como cultural, pero también sobre la manera en la que se ensaña a formar arquitectos… «Con mis alumnos suelo hablar del «impulso utópico», preguntándonos cuál es ese sentido que a través de la historia ha ido forjando nuevos modelos de sociedad, de convivencia o de vivienda. Creo que se trata de entender cuáles son los principios o estructuras sociales que se crean de ese impulso. En estos tiempos debemos de plantearnos la relación no sólo entre humanos, porque nos situamos en un espacio donde además habitan otras especies y eso se ha puesto en total manifiesto durante la pandemia. Otro de los temas es el generacional, cómo se entiende la ciudad y las tecnologías entre las distintas generaciones, constantemente se intenta categorizar, ya hablamos de la generación X, Y o Z, ese intento constante por que la gente se identifique con marcas aunque sean culturales, creo que puede ser problemático porque divide aún más.

Y pese a que la carrera de arquitectura cuenta con buena fama en nuestros días Franch señala: «Hay mucha producción a nivel arquitectónico, aún así hay cifras que señalan que más del 90% de la arquitectura del planeta, no esta hecha por arquitectos. La dificultad está en pensar cómo enseñamos arquitectura pero también en cómo enseñamos a divulgar o a comunicar, porque lo que enseñamos produce una transferencia de conocimientos y no siempre lo que se trasmite, llega a contextos formales estrictos. Por eso me interesa mucho la educación pero no sólo dentro de los muros académicos. Lo mismo ocurre por ejemplo, cuando pensamos en proyectos de sostenibilidad o de conciencia medio ambiental, uno puede encontrar respuestas que muchas veces tienen más de 2000 años y hemos obviado ese conocimiento histórico. La universidad como espacio de producción de conocimiento se esta poniendo en crisis especialmente en el contexto anglosajón, donde la enseñanza como espacio de privilegio y de transacción económica, se ha convertido en un servicio que se puede comprar y obtener. En el modelo universitario libre uno no va a obtener sino a estudiar que es un trabajo en sí mismo. Creo que esa introducción del privilegio económico dentro del espacio universitario es muy problemático y va más allá de los contenidos pedagógicos. 

Para hablar de los procesos de aprendizaje Eva se remite al filósofo Jaques Rancière: «Siempre me ha encantado la idea del profesor que no sabe nada, yo siempre les digo a mis estudiantes, que no les voy a enseñar nada que ya no sepan, que en el proceso de descubrir qué es aquello que saben, es donde se van a descubrir cosas importantes. Me interesa formar gente que tenga la capacidad de criticar y reflexionar y de distanciarse de los valores heredados. Suelo hablar de cuatro categorías al analizar las cualidades u obsesiones de mis colegas arquitectos, la primer es la del «facilitador», el que ayuda a resolver temas en una sociedad o comunidad, luego está el «iconógrafo», aquel que produce imágenes sublimes, vendría a ser el arquitecto que construye un edificio en forma de vela frente al mar, porque a la sociedad le encanta ver cosas que comprende, fáciles y que no necesariamente les haga pensar. Luego está el «agitador» que es ese crítico empedernido que es incapaz de entender esos espacios necesarios de colectividad o de significación o re significación. Finalmente está la figura del «utopizador», aquel carácter que reúne de una forma casi idealizada las otras tres cualidades. Esta última categoría es la que intento transmitir a mis alumnos para poder entender las colectividades, lo que están produciendo o reforzando para que pueden comprender qué cosas están criticando o intentando cambiar al querer producir una nueva estética. 

Al preguntarle por el territorio de las artes plásticas, donde está muy inmersa en los últimos tiempos, nos cuenta: «el arte tiene otras formas de navegar, para mi el arte como los libros, son medios, espacios o protocolos de producción, de comunicación. El próximo año se cumple el cincuenta aniversario de la muerte de Picasso y ha sido elegida para comisariar la exposición Picasso: Sin título, que se celebrará el 18 de mayo de 2023, en la Casa Encendida. «Al preguntar porqué me hacían el encargo, habiendo cientos de expertos del gran pintor, me respondieron que lo que estaban buscando en mi era justamente una perspectiva distinta en la aproximación al proyecto artístico de este gran genio del siglo XX. Mirando las diferentes obras que propuso su nieto Bernard Ruiz-Picasso, me di cuenta que los títulos que llevaban no tenían relación con lo que yo intuía del ingenio de Picasso. Sospeché que no era él quien titulaba la obra con un Mujer con gato u Hombre con sobrero de pluma blanca, Bernard me dijo que en efecto casi siempre eran sus comisarios los que se encargaban de hacerlo. Así que la idea fue seleccionar cincuenta artistas que re titularan las cincuenta obras que serán expuestas. 

Redefiniendo el valor de la arquitectura y explorando el arte desde terrenos alternativos Franch reflexiona acerca de estos mundos tan diversos y a su vez convergentes: «Creo que el arte nos permite hablar de temas complejos y de formas muy distintas, a mi me interesó entrar al mundo del arte para establecer diálogos más allá de la arquitectura. Me considero arquitecta pero prefiero pensarme también como una «utopizadora», alguien que intenta establecer las preguntas adecuadas, los colectivos correctos y ayudar a producir nuevas estéticas. Sé que es un proceso ambicioso y me lo voy tomando poco a poco. En nuestros tiempos la gente es consciente que se necesitan cambios, pero también creo que es un rasgo contemporáneo obviar que la solución a los problemas recae sobre cada uno de nosotros y de nuestras acciones en el presente.

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