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Cultura

Un documental aspira a un Goya dando voz a las mujeres violadas en la guerra de Yugoslavia

‘Bigger Than Trauma’, el filme nominado como mejor película europea, muestra el trauma de las mujeres violadas en la guerra de Yugoslavia y su proceso de sanación

Un documental aspira a un Goya dando voz a las mujeres violadas en la guerra de Yugoslavia

Ana protagonista del documental en ejercicio de la terapia, fotograma de la película | Cortesía de las directoras

Cuando la guerra por la independencia de Croacia llegó a su fin, en 1995, los bombardeos cesaron y desaparecieron las armas, pero algunas cicatrices aún tardarían mucho en curarse. De esas heridas abiertas trata Bigger Than Trauma, el documental nominado como mejor película europea en los Goya tras su estreno en el prestigioso festival de documentales Hot Docs, y tras ser galardonado con más de 11 premios internacionales.

En él se da voz a las mujeres que durante esa guerra fueron cautivas, torturadas, violadas y, tras la paz, obligadas a guardar silencio durante 25 años; pero en la película también se habla de esperanza y de todo lo que se ha hecho para que esas víctimas hoy encuentren algo de consuelo y paz. 

Cartel del documental

La película empieza con un texto en pantalla en el que se explican los hechos conocidos de la guerra de Yugoslavia de los años 90: de un día para otro, antiguos vecinos, amigos y parejas se convirtieron en enemigos acérrimos. En seguida el espectador se encuentra con una entrevista a Đjurđjica, una de las protagonistas del filme. Ella fue violada durante la guerra por personas conocidas de su ciudad natal, Vukovar. Más tarde entró y completó un programa de empoderamiento cuyo objetivo era proporcionar terapia a las mujeres víctimas de crímenes de guerra y, finalmente, ella misma acabó trabajando en ese mismo programa como mentora de otras mujeres.

La directora y también guionista Vedrana Pribačić relata a THE OBJECTIVE que su primera intención era «dar voz a las mujeres que vivieron esa guerra tan dura». Durante el rodaje se dieron cuenta de que en realidad «se trataba de una idea mucho más universal: la de la sanación de los traumas del pasado». Por su parte Mirta Puhlovski, productora y coguionista, dice estar completamente segura de que «podemos sanar individualmente» y eso le interesaba en especial para la realización de este filme. Lo que más le preocupaba era cómo serían capaz de mostrar este camino de curación: «al final se trata de un proceso interno y es muy difícil filmarlo».

Vedrana, Mirta y Goya | Cortesía de las directoras

El documental se centra especialmente en la historia de tres mujeres (Ana, Marija y Katica), en sus vidas actuales y en las sesiones de terapia: así conocemos, además de a las víctimas, a un grupo de asistentes y terapeutas que sirven más bien como piezas de fondo en el mosaico. Cuando Vukovar cayó el 18 de noviembre de 1991, cientos de soldados y civiles fueron masacrados por las fuerzas serbias y por lo menos 31 000 civiles fueron deportados de la ciudad y sus alrededores. Ana, fue tomada en cautiverio, mientras estaba encarcelada y era violada repetidamente, sus vecinos destrozaron su casa. Sufre de soledad y siente el impulso de utilizar la agresión verbal para defenderse cada vez que se siente atacada por alguien. 

Tráiler del documental

Por su parte Marija fue violada por sus vecinos mientras era su cautiva; sentía «una vergüenza ajena» y «un miedo terrible» de los que no podía deshacerse antes de empezar la terapia. En tercer lugar, está Katica; ella tiene problemas de confianza debido a su trauma, que oculta tras una máscara de dureza. En varias ocasiones repite que «la rodea la oscuridad» y le da «miedo ser feliz». Su temor hacia las personas le hace prosperar lentamente en esta terapia pues afirma que su «confianza se perdió en la guerra». Pribačić cuenta emocionada que «Katica utilizó esta película para contarle a su pareja su historia, que hasta ahora no sabía nada porque ella nunca se atrevió a explicar su pasado. Fue hermoso porque ella se sintió aliviada; él también lloró y comprendió el peso que había llevado hasta este momento. Para nosotras ya es suficiente haber hecho esta película: solo con saber que a estas mujeres les haya podido servir de ayuda para avanzar en su vida».

Los traumas no tratados durante más de veinte años han afectado a todos los aspectos de la vida de estas mujeres, erosionando su bienestar físico y emocional, así como sus relaciones íntimas y sus contactos sociales. «Estuvimos un par de meses ahí, con ellas, construyendo esa confianza. Les dijimos que estábamos haciendo este experimento y durante la estancia nuestra relación con todas fue mejorando y supimos que teníamos que hacer esta película, contar sus historias. Tenían que confiar en nosotras, pero nosotras también confiar en ellas», dice Pribačić.

Fotograma de la película, la protagonista María con el terapeuta | Cortesía de las directoras

Establecieron un acuerdo con ellas: «nadie vería la película hasta que dieran su aprobación. Estábamos dispuestas incluso a no mostrarla nunca si ellas no querían», relata Puhlovski. La terapia sistémica integradora no convencional que se muestra en la película –llamada «Yo soy mucho más que mi trauma»– se desarrolló especialmente para apoyar y ayudar a las mujeres víctimas de la violencia sexual en tiempos de guerra, con el fin de mejorar la calidad de su vida cotidiana. Solo pudieron atender cuatro grupos de mujeres porque se puso fin al programa por falta de financiación. No hubo ningún interés por parte de las autoridades croatas en ello. Puhlovski cuenta que «la política utiliza la guerra de Yugoslavia para algunos objetivos meramente políticos. Quieren mantener vivo este trauma. No entienden que la gente necesita curarse».

Al mencionarles su nominación a los premios Goya se les escapa una sonrisa y se muestran muy sorprendidas por estar nominadas en la categoría de «Mejor película europea».«Es la primera película croata nominada a los premios Goya. Para nosotros es un gran éxito, no lo esperábamos. No nos dimos cuenta hasta el momento que la presentamos en la Academia Española de Cine en Madrid». Tienen claro que es muy difícil competir con la italiana Fue la mano de Dios, dirigida por Sorrentino o la gran favorita, la inglesa, Belfast, de Kenneth Branagh. «No somos una producción rica, esta película costó 150.000 euros, es un documental de muy bajo presupuesto en comparación con los otras», responde Puhlovski. «Teníamos 150 horas de material y la selección de lo que había que poner en la película fue difícil, pero, aun así, pienso que conseguimos un buen trabajo. En Croacia tuvo una gran aceptación. Casi todos los medios de comunicación locales cubrieron la historia», añade Pribačić. Para ellas es muy importante que la película haya tenido gran aprobación en su país porque «los políticos querían mantener este tema oculto» y ellas han conseguido que el mundo vea las historias de esas mujeres que sufrieron tanto. 

Aunque la película se centra en las historias de Marija, Katica y Ana, la presencia de otras víctimas civiles nunca está lejos. El éxito de Bigger Than Trauma radica en su capacidad para denunciar la injusticia cometida contra estas mujeres no solo por sus agresores, sino también por su propio gobierno y el sistema judicial. No solo se las ignoró, sino que se las reprimió activamente al compartir sus historias. «Queríamos transmitir que hay una parte sana en todos nosotros. La vida es imprevisible. La guerra empezó y no podíamos predecirla, no podían predecir lo que les iba a pasar a ellas. Pero sí pueden predecir cómo ver su futuro y esta es la parte curativa. Al final, la vida impredecible les ha vuelto a sanar. Y que esta película esté en los Goya también es impredecible», terminan diciendo entre risas y el bullicio de la gente en un café madrileño.

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