Arturo Pérez-Reverte y José Carlos Llop: dos estilos diferentes y un mismo origen
Los dos escritores conversaron este miércoles en la Real Academia Española sobre su trayectoria literaria, Europa, la infancia y la cultura
«La literatura tiene un don que se sale de toda la humanidad y es que nace en la infancia y prolonga esa infancia a lo largo de la vida de las personas que nos dedicamos a ello». Con estas palabras dio comienzo el poeta José Carlos Llop a un encuentro con su amigo el escritor Arturo Pérez-Reverte, la tarde de un miércoles demasiado caluroso para ser abril. De un mundo pretérito conversaron los dos autores, junto a Paula Quinteros, editora del periódico THE OBJECTIVE, y Alexis Grohmann, director de la Cátedra Arturo Pérez-Reverte en la Universidad de Murcia y catedrático de Literatura Española de la Universidad de Edimburgo.
Mucho humor y muchas carcajadas entre dos buenos amigos unidos por la diferencia. De hecho, la conversación estuvo marcada por su diferente visión del mundo y de la vida y en eso consistió el sentido de la charla: esclarecer los diferentes caminos de llegada a su presente que, al final de todo, están vinculados por un amor incondicional a la literatura.
La infancia como punto de partida
Antoine de Saint-Exupéry decía que «todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan». El oficio del escritor muchas veces está ligado a recordar ese origen de partida. Ese niño que se asombra ante todo y crece educando la mirada. Llop comenzó el encuentro con el tema de la niñez. Reflexionó sobre el hecho de que en las obras de Pérez-Reverte se encuentran las distintas aventuras (desde Stevenson a Tintín) y todas esas cosas «que configuraron un imaginario en nuestra infancia». «En mi caso –dijo– creo que todo arranca de más atrás: dar una voz a alguien que no la tiene. Los escritores buscamos nuestra propia voz. Proyectamos nuestra propia voz sobre la vida, pero el origen de esa voz es algo que no siempre conocemos. A veces viene de otras literaturas, a veces por lo que hemos vivido y otras veces viene dada por un misterio. Creo que la voz es un misterio siempre. Un misterio que nos hace felices sin saber que estamos cumpliendo con una deuda honorable que nos va a perseguir el resto de nuestras vidas».
Entre carcajadas, Pérez-Reverte comparó la edad de los dos y afirmó que tienen un mismo eje de partida, y –dentro de las diferencias– esa es una de las semejanzas que más les une. «Tebeos y las películas. Crecimos –dijo Pérez-Reverte– en una misma franja de formación. Aunque después la vida nos haya llevado por caminos diferentes, porque cada uno desarrolla su mirada y su literatura, tenemos un territorio común, una base compartida. Aunque yo hable de mis guerras y él de su poesía, nos une el hablar de nosotros y eso viene de esa infancia de la que habla Llop. Para mí todo es un juego, la novela es un juego. José Carlos Llop es un dandi elegante –señala entre risas–. La palabra ‘juego’ él la toma con un sentido más estilístico, yo más visceral».
«Sin sufrimiento previo no hay literatura»
José Carlos Llop
Afirman los dos que, culturalmente, son europeos y eso ha formado su identidad y su modo de ver los acontecimientos vividos. «Nos une una cierta conciencia del hecho de ser europeos. Una especie de fraternidad cada vez más deshecha y por eso justamente cada vez más importante», dijo Pérez-Reverte. Según Llop, los dos nacieron con un déficit de Europa. Ahora se definen como escritores europeos, pero en su infancia no tenían claro si realmente lo eran. «No ha sido España –contestó Llop– la que nos ha hecho creer qué deseábamos ser. Nos lo han enseñado los países cuando hemos salido fuera de España. Por ejemplo, Francia es un país que nos ha tratado bien a los dos. La memoria de Europa es la literatura». En definitiva, «somos mediterráneos: una raza superior», bromeó Pérez-Reverte, muy en su estilo.
El estilo y el sufrimiento
El estilo es la gran diferencia entre el poeta y el periodista. Lo aceptan con humor. Uno sufre con el proceso final de la corrección del libro –después de que esté ya escrito–; el otro, escribe ya sufrido. «Tal vez la diferencia entre tú y yo es esta: a la literatura hay que llegar sufrido y llorado. Sin sufrimiento previo no hay literatura. Cierta sensibilidad e inteligencia deben llegar a ser productivas en la formación del carácter del individuo y, por supuesto, para su obra artística y literaria. Yo ya llego sufrido en la escritura, no sufro en el proceso. Al revés: obtengo dosis de placer y alegría. En cambio, tu proceso es como si fuese inverso. Hay un planteamiento en tu escritura muy feliz (ya hemos dicho antes, la novela como un juego), pero luego cuando el libro está narrado y al ajustar ese libro es donde entra tu sufrimiento. No te envidio», rio Llop.
Reverte confirmó que sufre cuando la novela está ya terminada, en el proceso final, cuando tiene que pulirla. «Una coma puede amargarte la vida», dijo entre carcajadas. «Llop vive del estilo. Para mí es una simple herramienta». Aunque lo expresen de diferente forma en su literatura, están de acuerdo que el dolor transformado en palabras, puede ser origen de belleza y superación.
Paula Quinteros mencionó el tema de la belleza como germen de la escritura. «Sea cual sea el estilo, hay una belleza detrás de los dos tipos de literatura. La belleza de Arturo es más radical, más luchadora y quizá más realista; y la de José Carlos Llop es belleza mediterránea, que es su sello, que lo ha llevado de forma única», dijo. El Mediterráneo como forma de inspiración, desarrollo de la humanidad, poseedor de belleza insustituible. Ya lo dijo Pérez-Reverte: los del mar Mediterráneo son una raza superior.
«Nos une una cierta conciencia del hecho de ser europeos. Una especie de fraternidad cada vez más deshecha»
Arturo Pérez-Reverte
Tiempos de moral
«Vivimos en tiempo de puritanismo y de moralistas y jueces», dijo Paula Quinteros. Llop contestó que para él se trata más bien de «un tiempo de ‘moralines’». Es decir, no existe la moral hoy en día. «Hay impostores impresionantes que imponen una suerte de moral en diversos aspectos de la vida común con el objetivo de obtener poder. Eso está causando mucho dolor y los medios han dado cabida a ello». «El puritanismo viene de las universidades de Estados Unidos, de lo políticamente correcto y aquí se ha cogido con entusiasmo», confirmó el académico.
En conclusión, el Titanic se hunde despacito según los dos intelectuales. Aseguran que este mundo ya no es el suyo. Aunque están encantados. Su mirada con sabor a pasado es la verdadera belleza de su literatura. «Creo que la cultura europea o lo que queda de ella, en distintas etapas, nos ha salvado de los males que ella misma ha generado. Sería bonito que también hiciera lo mismo en el futuro», comentó Llop. A lo que, riéndose, el que fue corresponsal de guerra, contestó: «Decir ‘sería bonito’ significa que eso te gustaría a ti que ocurriera así. «Pinta fatal y me molesta tener que darte la razón, Arturo», afirmó Llop, entre risas.
«Esto se va al carajo y el único analgésico son las palabras ‘cultura’, ‘música’, ‘libros’ y ‘biblioteca’», sentenció el académico. No hay mejor manera de terminar un encuentro tan ameno entre las paredes de lo que es la segunda casa de Pérez-Reverte. Lean libros porque nos hundimos como el Titanic.