¿Quién conoce a la Anna Nicole Smith que nunca conoceremos?
El documental sobre la modelo de ‘Playboy’ revela poco, pero permite elaborar hipótesis sobre los sufrimientos que derivaron en una grave adicción
Para nuestra generación, fue Marilyn Monroe con jeans una mujer inalcanzable. Y, curiosamente, Anna Nicole Smith y ella tuvieron una muerte parecida. En el nuevo documental de Netflix se habla, incluso, de la herencia espiritual de ambas rubias. Pero realmente Anna Nicole Smith no fue Anna Nicole Smith. Ni siquiera Vickie Lynn Hogan, la acomplejada mujer por los pechos pequeños que nació el 28 de noviembre de 1967 en Houston, Texas.
Anna Nicole Smith: tú no me conoces, documental que ya se puede ver en Netflix, tiene la extraña cualidad de llevarnos a concluir que nunca conocimos ni conoceremos a la modelo de los apretados jeans Guess. Y digo extraño porque a pesar del valorable esfuerzo de la directora Ursula Macfarlane (One Deadly Weekend in America), este trabajo audiovisual revela muy poco y reitera lo conocido; apenas sí funciona de recordatorio para los que coleccionamos sus desnudos y de presentación a las nuevas generaciones. Eso sí, permite muchas hipótesis.
La propia Macfarlane lo tiene claro. Consciente de que el documental no responde a las preguntas esenciales, le dijo a Vanity Fair: «Creo que Anna siempre tendrá algo de misterio». Y esto sucede tal vez porque las estrellas mediáticas suelen esconder más cosas que contarlas. Lo que sacan a la luz está tergiversado o tiene una intencionalidad de marketing. Smith, por ejemplo, se inventó un pasado que no tuvo para agregarle dramatismo a su narrativa.
Una niña pobre, de pueblo, que fue abusada por su madre y padre, y que consigue convertirse en la Playmate del año es una historia de éxito que cualquier servicio de streaming compraría para hacer una película. Smith lo tenía muy claro cuando dijo: «Me pagan por contar historias tristes». A más grande la tristeza, mayor el cheque. Eran tiempos en los que la telebasura pagaba miles de dólares para hablar pestes de las familias y ella se prestó para este show.
El dolor silencioso
En el documental queda claro que mientras la modelo vilipendia el nombre de su madre, hace silencio sobre lo que sucede con su padre biológico. Este es el momento más oscuro del audiovisual y el que, sin embargo, agrega más preguntas a una producción que debería dar luces. ¿Abusó o intentó abusar Donald Hogan de su hija? Si bien no hay respuesta, sí sucede algo revelador después de que ella, que contrató a un detective para hallar a su progenitor, tenga el idealizado encuentro: tuvo su primera sobredosis.
«Nos sorprendió descubrirlo, pero explica muchas cosas. Si observas la cronología de su vida, es después de ese momento cuando las cosas se desmadran», afirmó Macfarlane sobre el reencuentro paternal que tardó 25 años. El hermano biológico de Smith, que vivió con Hogan, no sabe si el abuso sucedió. Sin embargo, lo cree posible. El pasado así lo dice: el padre de la artista ya había violado y estado preso por crímenes relacionados con actos lascivos.
Esto no dejaría de ser un doloroso capítulo en la vida de una mujer que se creó una carrera de la nada si no se hubiera casado con el multimillonario nonagenario Howard Marshall. Como se resalta una y otra vez en Blonde, la ficción sobre Monroe, los Daddy issues motivan más de un matrimonio. Y este es el caso. A juzgar por las conversaciones que presenta el documental, sí que había amor entre estas dos personas de edades y realidades económicas equidistantes. Eso no significa que el interés no estuviese presente.
Smith fue usada, pero ella también lo hacía si necesitaba algo, ya fuera dinero o drogas. «Creo que ella le amaba y él le amaba. Ahora bien, ¿eso implica que ella no fue avariciosa o no agotó su tarjeta en el cajero automático? Ambas cosas son ciertas, la gente es capaz de mantener esas contradicciones», explica la directora sobre el criticado matrimonio.
A diferencia de Pamela Anderson: una historia de amor, también disponible en Netflix, que tiene un cierre optimista; Anna Nicole Smith: tú no me conoces termina con una escalada de noticias tristes. Quien siguió la historia de Smith, las conoce. Probablemente el espectador, en su primera reacción moral, se pregunte por qué fue incapaz de brindarle amor y protección a unos hijos que la necesitaban. No hay respuestas.
Probablemente había algo roto en la vida de la modelo que no pudo sanar. Por otra parte, como se hace explícito, la fama -o el deseo de ella- convierte a las personas. Lo dice la primera amante de Smith y mejor amiga, Missi. En un momento ya no había vestigio de lo que Vickie Lynn Hogan había sido. Como en las películas de contagios, el virus se había apoderado del cuerpo y ahora solo quedaba una adicta, que fue segregada por los grandes diseñadores una vez que la exprimieron.
Es emblemático que en una conversación Smith señale con mucho respeto que le gustaría hacer el papel que le ofrecían en The Mask (La Máscara), la película que llevó al estrellato a Jim Carrey. Le habían dado el papel de coprotagonista, pero apenas le ofrecieron 50.000 dólares. Se intuye que por eso lo rechazó. Cameron Díaz firmó por un millón de dólares, a cambio de recibir más dinero si la cinta resultaba un éxito. Pues bien, la producción generó más de 200 millones y la actriz se llevó 42 millones de verdes para la casa. Como casi todo en su vida, Smith siempre estuvo cerca de un gran éxito y falleció buscándolo.