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'Chokehold': el toro que se niega a morir

La película turca que estrena Netflix explora el verdadero valor del dinero en una sociedad empobrecida y corrompida

‘Chokehold’: el toro que se niega a morir

Imagen promocional del filme. | Netflix

Atención, este artículo contiene spoilers.

Es curioso cómo un título puede dar pistas sobre lo que vamos a ver o confundirnos. Mientras Chokehold hace referencia a un estrangulamiento, Boga Boga, el nombre original, se refiera al acorralamiento del toro antes de recibir la estocada final. La versión oficial para el mercado español es Con la soga al cuello. De todos, el título más poético y que responde a lo visto en pantalla es el que nos refiere a la tauromaquia.

Porque precisamente es lo que sucede en pantalla: un hombre intenta sobrevivir en un pueblo en el que se ha convertido en un objetivo de los ciudadanos locales. No hay lugar en el que esté a salvo y deberá ingeniárselas para repeler cada ataque. El protagonista es ese animal que se ve obligado a embestir a su contrincante si quiere seguir respirando. 

La sinopsis oficial de la cinta turca que estrena Netflix es la siguiente: una pareja de Estambul empieza de cero en un pueblo de la costa egea para huir de un escándalo. Pero pronto descubre que los lugareños se han propuesto librarse de ellos.

La película es dirigida por Onur Saylak, conocido por regularmente criticar el statu quo. Sus cintas suelen moverse en espacios empobrecidos o lúgubres. Y reiteran la dificultad del ser humano para rehacerse en un sistema económico que le devora. Un ejemplo es la laureada Sonbahar (Otoño), que guarda cierta relación con Chokehold.

En la cinta que analizamos, el protagonista, Yailin, interpretado por el atractivo y versátil Kivanç Tatlitug, es un exconvicto que malversó dinero público a través del famoso esquema Ponzi o piramidal. Logró, mediante un trato, pasar poco tiempo en la cárcel a cambio de delatar a sus socios. Debido a la pobreza y la inflación, las personas que invirtieron en esta empresa perdieron todos sus ahorros. 

Por sus acciones, Yailin se ve obligado a dejar Turquía para «exiliarse» en un pueblito en el que, en teoría, el impacto de su imagen debería ser menor. Por eso se retira a Assos con su esposa, la muy hermosa Beyza (Funda Eryigit). La idea, como casi todas las mudanzas de las parejas, es comenzar de nuevo, resetear sus vidas. Sin embargo, en el caso de Yailin, este reinicio se convierte en un infierno, primero psicológico y luego físico.

La clase trabajadora vs. los corruptos

La corrupción es un problema que afecta a todos los países y conocido como esquema Ponzi o estafa piramidal es uno de los que más sufren las personas. Es de conocimiento universal la gran cantidad de ciudadanos que han perdido sus ahorros invirtiendo en las promesas de recibir grandes recompensas según el monto invertido. En este sistema, cuanto más capital entregas, más recibes, supuestamente como consecuencia de ciertos intereses que se generan. El dinero es retribuido al principio, tiempo que se usa como carnada, hasta que después las empresas quiebran o desaparecen con todo lo recaudado.

¿Qué harías entonces si descubres que tu vecino fue una de esas personas que ayudó a que tus ahorros desaparecieran? El tema del ojo por ojo ha sido muy tratado en el cine, pero regularmente se ciñen a daños físicos (muerte, asesinatos, etc.), pocas veces tratan el impacto psicológico de los déficits monetarios. ¿Cómo se enfrenta una pérdida económica y sus consecuencias?

Chokehold enfrenta esta crisis mostrando dos caras. Por un lado, el corrupto sufre el declive del aislamiento. No puede entrar siquiera a una tienda a comprar víveres debido a la repulsión que genera. Nadie está dispuesto a echarle una mano, una segunda oportunidad. De manera que a la condena punitiva se suma la social. ¿Qué sucede cuando un individuo es aislado? Regularmente sufre problemas mentales y el refugio en el alcohol agrava el cuadro. Y eso sucede con Yailin. 

Por otro lado, la producción refleja en los lugareños la rabia que genera el engaño. Si bien no todo el mundo que ha perdido su dinero piensa en hacerle daño a quien considere culpable, lo cierto es que es una idea que suele estar presente en el afectado. Sin justicia para las clases más empobrecidas, es natural que el linchamiento sea una posibilidad.  

En este sentido, Chokehold tiene una primera parte muy lenta. Si no sabemos nada del director y la trama, como espectadores estamos tan perdidos como el propio protagonista. No obstante, después de esa primera hora somnolienta, que puede llevar a renunciar a su visionado, comienza otra película completamente diferente, en la que el actor Kivanç Tatlitug saca su mejor repertorio para transmitirnos toda la angustia de Yailin.

El guion de Hakan Gunday, clave en toda la obra del director Saylak, no es perfecto, pero consigue algo muy curioso: que nos preocupemos por un personaje vil, corrupto, que solo vive por su propio bien y que, hasta cierto punto, es capaz de hacer lo que sea por mantener su patrimonio. Se trata de una película de muchas capas, con un mensaje final muy poderoso: ¿hay un valor mayor que el dinero en la sociedad actual?

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