THE OBJECTIVE
El purgatorio

Edu Galán: «Pedro Sánchez tiene rasgos de psicopatía, como cualquier político de ese nivel»

El escritor y cómico asturiano nos habla sobre su libro ‘La máscara moral’, su opinión de Pedro Sánchez o el orgullo de ser español

Entrevistar a un psicólogo debe de ser como hacer el amor con una actriz de cine porno. Imagino. Hay un momento en el que te preguntas, dudoso y puede que sudoroso, en mitad de la función, si te estará juzgando. Si estará –él o ella– escudriñando tus movimientos. Rumiando en su mente de profesional, bregado en la batalla diaria, comentarios sobre tu actitud, tu quehacer. Analizando cada caída de ojos. Cada morro torcido. Bajo presión. Menos mal que Edu Galán (Oviedo, 1980) nunca se ha dedicado al cine para adultos. Ni tan siquiera es conocido por ser psicólogo. Estudió la materia, pero la vida le fue llevando por otros derroteros.

Galán, aparte de haber estudiado psicología y haber ejercido como árbitro de fútbol, es escritor, crítico cultural, tertuliano en televisión y radio, humorista, fundador de la revista satírica Mongolia y autor de dos libros, El síndrome Woody Allen y La máscara moral, ambos editados por Debate. Llega con puntualidad británica a la cita para purgar. Ataviado con americana y con un sombrero que permanecerá en su cabeza a lo largo de la entrevista. Aunque aclara: «Es un problema de cartonaje». Pero queda estético, Edu. 

El polifacético escritor carbayón es un invitado que cualquiera querría para su sección de entrevistas. Viene a pecho descubierto, a cara de perro. No se deja nada en el tintero. Habiendo sido árbitro, admite: «Te puedes imaginar que me dan exactamente igual los insultos en redes sociales». Tiene leña para todos. Desde Dios hasta Macarena Olona, pasando por el «psicópata» de Sánchez, En Podemos, dice, «viven para estar en la oposición». Los libros de autoayuda «son una hez». Sobre Tezanos señala: «Espero que el próximo Gobierno le corte la cabeza», metafóricamente, hay que aclarar. Dado que Galán, ya lo siento, tampoco es leñador. Ni actor de cine para adultos, recuerdo. Aunque, según confiesa, hay algo que quizá le sirva para ganarse la vida en un futuro: es un especialista masajeando pies. 

PREGUNTA.- Creo que es la primera vez que entrevisto a un psicólogo.

RESPUESTA. – ¿Sí? Pues hay un montón. Ya las promociones de psicólogos no paran. No sabes muy bien a dónde van, pero no para de haber promociones. Y creo que la psicología es una de las grandes maltratadas, porque cada vez se requiere más y a la vez, cada vez la gente la puede pagar menos. Cada vez aparece menos en la sanidad pública. Y luego lo gracioso es que hay muchísimos psicólogos que deberían haber estudiado espiritismo, porque en lugar de hacer una psicología seria, hacen estas chuminadas de ‘encuéntrate a ti mismo’, estas cosas absurdas que no sirven nada más que para engordar su cuenta.

P.- ¿Nunca se ha comprado un libro de autoayuda?

R.- Sí, por trabajo, porque realmente a mí, de la misma manera que trato de ver todo y trato de leer lo más posible, he tenido que hablar de ellos. A cuenta de hablar de la felicidad, he tenido que hojear algunos de Elsa Punset, y de no sé quién más. Son una hez. Son probablemente lo peor que podrías hacer. Son para niños, niños infantilizados, peor que niños, porque la solución grande de estos libros es la solución total. Es: ayúdate a ti mismo. Es absurdo completamente, porque lo que hay que hacer es que la persona se reintegre a su vida.

P.- Lo de aceptarte tal y como eres, cuando hay gente horrible por la vida.

R.- Claro, ¿cómo te vas a aceptar? De hecho, si tienes problemas psicológicos, lo primero que tienes que hacer es no aceptarte y buscar una solución. Generalmente en los demás, rechazarte completamente. Ese es el gran reto actual: que la gente se rechace a sí misma y no se acepte tan a ciegas.

Edu Galán, durante la entrevista. | Víctor Ubiña

P.- ¿Qué tipo de psicólogo es Edu Galán?

R.- Soy conductista. Esto significa que prestamos muchísima más atención al ambiente que a los factores internos que emanan del ser humano, que corresponden a otro tipo de psicología, como por ejemplo el psicoanálisis. El psicoanálisis estructura la psique en diversos compartimentos: el superyó, el, el yo y el inconsciente, pero que están dentro del ser humano, son pulsiones. Y nosotros desde el conductismo, entendemos la vida como un diálogo permanente entre la persona y el ambiente por donde se mueve. Por lo tanto, hay que intervenir en el ambiente, no en una supuesta cosa interior que vas a descubrir en terapia.

P.- Que al ser humano le afecta mucho lo que tiene alrededor.

R.- Por supuesto. La clase social donde ha nacido, la educación que ha recibido, los padres. En general los grandes trastornos de nuestro Occidente son absolutamente culturales, reales en el sentido de que el paciente los sufre. Pero están dados porque la gente vivimos vidas muy complejas, muy contradictorias. La gente lo pasa muy mal, tiene ansiedades, tiene depresiones y lo primero que habría que pedir es que entiendan el contexto en el que se mueven.

P.- Y como psicólogo, ¿cómo has vivido este auge del asunto de la salud mental? ¿Ha habido una banalización de la salud mental?

R.- Sí, porque al final ¿cuál es el efecto material? Hablar de ello, vale, pero es que no deberíamos quedarnos sólo en hablar de ello. Es decir, creo que debería haber acciones materiales. «Es que hay que preocuparse por la salud mental», eso es como decir que hay que ir a Eurodisney todos los veranos. Si no pones pasta para ir a Eurodisney, pues se queda en la nada. Esto lo hablo en el libro La máscara moral. Creo que tenemos un problema muy gordo de salud mental en el sentido de que tenemos una crisis de ansiedad, de depresión, suicidios. Esto hay que abordarlo de una forma seria, pero nada, la gente suelta un titular. Venga, bravo, como los balcones durante el confinamiento. Y luego no hay nada. Entonces, claro, yo trato de rebelarme un poco.

P.- ¿Le cabrea?

R.- Claro. Es que a mí me cabrean más las cosas que cuando era joven. Cuando era joven, era mucho más hedonista. Me preocupaban mucho menos los demás. Y ahora me preocupan los demás bastante. Individualmente, eso sí, en grupo no me gusta la gente. Por ejemplo, no me gusta ver a la gente en los conciertos. Parecemos borregos. Nos convertimos en despreciables, en una masa despreciable. Pero individualmente, si coges a esa gente, pues seguramente podríamos tomarnos algo. De verdad, que es que está claro. Si es que tenéis toda la información ahí. No te hablo de cosas muy complejas, de la situación geopolítica de Ucrania. Te hablo, por ejemplo, de no votar opciones que te perjudiquen o, coño, no saltar desde un barco.

Edu Galán, durante la entrevista. | Víctor Ubiña

P.- Como psicólogo, cuando siempre dice alguien: «No, pero la gente es muy lista. El ser humano es muy inteligente. El votante es muy listo», ¿le entra la risa? ¿Considera que la gente en grupo tiende a ser tonta?

R.- Es que la inteligencia es múltiple. Puedes ser muy listo para unas cosas y un completo idiota para otras. Mucha gente es completamente idiota a la hora de votar. Completamente idiota. Pero no por nada. No por porque está gilipollez de que vote lo correcto, lo incorrecto, sino que yo les pregunto: «¿Por qué votaste a esta persona?». Y es porque es muy guapo, porque no sé, o porque ese día tal, o porque defiende unos valores metafísicos absurdos.

P.- Por aquí hubo un poco de lío porque vino Loles León a El purgatorio hace unas semanas, y dijo que votaba al PSOE porque es lo que ha votado siempre su familia. Y hubo gente crítica con ello.

R.- Eso me parece muy respetable. Yo conozco a Loles, y te podría dar razones familiares, no absurdas, ¿sabes? Pero hay gente que te da razones metafísicas, absurdas, a la hora de votar, pero que a la vez son estupendos montando muebles de Ikea, ¿sabes? O entienden mucho de astronomía, o de astrología, o echan las cartas muy bien. Entonces, no entiendo. El ser humano es fascinante.

P.- Creo que también es la primera vez que entrevisto a alguien que fue árbitro de fútbol.

R.- Ah, mira, eso es más difícil de encontrar. Fui árbitro de los 13 a los 23.

P.- Cuando uno es árbitro de fútbol, ¿los insultos en Twitter ya no significan nada?

R.- Te puedes imaginar que me dan exactamente igual. Es que los insultos en Twitter… luego ves a los que te insultan, luego los ves cara a cara. Normalmente, esto pasa en fiestas literarias. Ahora en la Feria del Libro me invitan a fiestas y veo a capullitos o capullitas que me han llamado facha o rojo, y luego te ven de frente. «Pero tío, dímelo, que no pasa nada». Se cagan o luego si te piden un favor, se les olvida, pero bueno, son cabroncetes. Twitter está diseñado para ellos. Tendrían que dejarse de escribir ensayos y novelas o tonterías y dedicar su vida a hundirse en el fango de Twitter.

P.- En los círculos literarios hay auténticos hachazos.

R.- Sí, desde luego. Pero yo que fui árbitro, les digo: «No valéis ni para insultar a la cara, pero primero no valéis ni para escribir un pijo, porque encima si fueses guais y tal, pero no valéis ni para escribir». Y encima en un mundo tan cerrado para ganarse la vida, que realmente son envidias de vender dos ejemplares más, o envidias porque te han invitado a la feria de Frankfurt. Son estas cosas rastreras. Si fuese como en Succession, que se pelean por el control, por millones de dólares… Bueno, claro, machácame, mátame, mándame sicarios. Pero no: se matan por chupar un canapé en una fiesta literaria más que tú. Bueno, pues eres una rata total.

P.- ¿Y cuál es la relación de Edu Galán con Dios?

R.- Ninguna. Dios no existe ni puede existir. En una filosofía materialista, que es la que yo defiendo, la sola duda de que Dios existe te hace creyente. Es decir, yo respeto muchísimo a los creyentes, pero la creencia per se no se puede respetar, no es una idea, no tiene contraposición. Es como creer en los unicornios. Pues bueno, muy respetable que crea usted en los unicornios, pero no es el mundo al que yo me dedico. Yo me dedico a las ideas. La fe es otra cosa.

Es un mundo que, además, a mí me parece dañino en el sentido de que yo soy un racionalista. Todo aquello a lo que te aferres como creencia no te va a ayudar a entender el mundo y entender tu propia conciencia, ni a entender el universo, ni a entender tantísimas cosas. Además, hay creencias llevadas a los extremos, y crean horror y destrucción, como hemos leído en toda la historia.

P.- ¿Edu Galán es un hombre de izquierdas? ¿Progresista? ¿Cómo le gusta definirse?

R.- Yo creo que soy de una izquierda liberal. Es una izquierda racionalista hasta cierto punto. En determinado momento, socialdemócrata, efectivamente. Y luego, sobre todo, una izquierda que se ha perdido. Esto muchas veces nos pasa a todos, a la derecha y la izquierda. Utilizamos el singular y yo creo que lo justo es hablar de derechas, porque ya me dirás en qué se parece a uno del Opus Dei uno de la derecha liberal. Y al igual por mi parte, no creo que me parezca en nada a esta izquierda globalizada, norteamericana, identitaria. La mía es una izquierda racionalista de tradición francesa, que durante la época del Estado del bienestar, el extinto Estado del bienestar, llegó a una plenitud total de vida.

Edu Galán y Carlos Padilla, durante la entrevista en THE OBJECTIVE | Víctor Ubiña

P.- ¿Eres un hombre de izquierdas que se siente huérfano de un partido al que votar en España?

R.- Soy un perdedor. Voto y me siento identificado más con unos y con otros, porque realmente votar no significa que esté al 100% de acuerdo contigo. Esto es de niños. Tendrás que buscar la opción que más o menos se parezca. Pero en ese sentido, yo siempre he sido un perdedor. Perder en democracia es algo a lo que te tienes que acostumbrar. Que hay gente que piensa diferente de ti y que puede gobernar sin ningún tipo de problema. No llega el comunismo, ni el terrorismo, ni tampoco llega el fascismo, ni es el 36 otra vez. En el 36 no se mandaban SMS [Ríe].

P.- ¿Se siente perdedor desde hace mucho tiempo en España?

R.- Mucho, en general. Pero sigo votando y sigo confiando en la democracia. Creo que la primera vez que me sentí perdedor fue cuando ganó Aznar. Pero los cuatro últimos años de Aznar fueron horripilantes y, a partir de ahí, en general, me sentí perdedor. No en 2004, pero luego ya totalmente perdedor con Zapatero. Nunca he tenido los míos y las mías o «les míes», como dicen estas idiotas. Entiendo que el ser humano cambia, que es muy contradictorio.

P.- ¿La jugada de Pedro Sánchez de adelantar las elecciones es audaz o es suicida? ¿O ambas cosas?

R.- Es ambas cosas. Pedro Sánchez es un gran suicida y es un gran audaz. Creo que te podrá o no gustar: a mí hay cosas de Pedro Sánchez que no me gustan, pero creo que se ha visto lastrado brutalmente por un pacto de Gobierno con un socio parlamentario como Podemos, que en mi opinión son un desastre. O sea, no han propuesto nada, viven para estar en la oposición. Hasta cierto punto, en la foto finish, me parecen peor que Bildu en determinados momentos para la gobernabilidad de este país, que ya es decir.

Sánchez ha estado muy lastrado por esto, pero me parece que muchas veces se le califica como un tonto, porque a veces pasaba esto con Zapatero o con Rajoy. Es un tío sagaz, audaz y luego con rasgos de líder mundial. Es decir, es un tío que evidentemente, como cualquier político de ese nivel, tiene rasgos de psicopatía. Esto es evidente. «No, es que Pedro Sánchez es un psicópata». Ya, y Felipe, y Aznar, y Mariano cuando caminaba rápido, o cuando le pegó aquella colleja a su hijo. Quizás Mariano era, en ese sentido, el más humano de todos.

P.- ¿Decir que tenemos los políticos que nos merecemos es justo o es injusto?

R.- Yo creo que los políticos son mejores que muchos ciudadanos que dicen que los políticos son un desastre. Tengo la suerte de que, por nuestro trabajo, conozco a muchos, y hay muchos que tienen un cierto nivel intelectual, que creen en lo que hacen. Los hay de todas las ideologías, que son inteligentes. A mí Félix Bolaños me parece muy inteligente, Juan Manuel Moreno me parece muy inteligente. Azcón me parece un gestor muy serio, por ejemplo. Y te estoy hablando de todas las ideologías. Si te fijas, evito populismos porque no me interesan en general. Pero, por ejemplo, también Rufián me parece que ha madurado muchísimo, aunque siga teniendo sus ideas desde que llegó a Madrid. Creo que algunas de sus intervenciones en las comisiones de investigación son historia de España, sinceramente.

Ahora bien, que de pronto un gañán, que esto lo he visto, un gañán apoyado en la barra del bar Menéndez, con un palillo en la boca, diga que los políticos son unos imbéciles todos, sin saber conjugar siquiera el verbo ser… Pues claro, yo esto no lo puedo defender. Aunque bueno, es todo muy contradictorio.

Por ejemplo, está el caso de ese pueblo de Orense, con Jácome [Gonzalo Pérez Jácome] o como se llame ese personaje infecto, cuya cabeza además tiene pinta de falo. Se lo merecen. O incluso el populismo de Abel Caballero en Vigo. A mí me parece terrorífico. De Abel Caballero pienso lo mismo que de Iván Ferreiro: un político que sale en los conciertos pagados con dinero público a dar voces o que sus propuestas políticas a veces sean poner luces. Pues evidentemente, en ese caso, Vigo tiene el político que se merece.

P.- Una de las máximas de Iván Redondo, antiguo fiel escudero de Sánchez y ahora analista político, es que los ciudadanos en política primero sienten y luego piensan. ¿Está de acuerdo?

R.- Tiene razón Redondo. Es decir, esto está muy estudiado. No ha inventado nada. A mí Redondo me gusta mucho como analista, como asesor ha tenido sus claroscuros. Pero esto es una cosa evidente. Es decir, el voto es sentido. De ahí que cuando hablemos de si nos lo merecemos o no, sean unos territorios muy pantanosos. Porque yo, por ejemplo, otro momento que me repele es cuando ganan las elecciones y va la gente, tanto en Ferraz como en Génova, con las banderitas. Y ves los caretos, pero entiendes que muchas veces se ve en que es puro sentimiento que le voten a Pedro Sánchez o a Feijóo. Pero no tanto porque les guste, sino porque, además, les repele el otro.

P.- Votan en contra de alguien.

R.- Y eso es puro sentimiento. De hecho, a veces los que nos dedicamos a esto del análisis político, y yo creo que tú también, estamos tan pegados en nuestro día a día al objeto de lo analizado que a veces pensamos demasiado, y analizamos menos el sentimiento. Esto pasa mucho cuando ves los vídeos de las tertulias políticas días antes o meses antes de unas elecciones.

Ves que se creen a pies juntillas encuestas internas que les pasan, que son, a la vista de cuando votan, manifiestamente falsas. No hablo del CIS de Tezanos, que eso es un cachondeo. Y aprovecho de nuevo para pedir su dimisión. Es un personaje que ya Jorge Semprún, en sus memorias finales de Federico Sánchez, lo señalaba como un pelele absoluto. Yo no sé qué hacemos con un señor pagado con dinero público ahí. Espero que el próximo Gobierno, o este si renueva, le corte la cabeza y la pongan en los salones del Prado o algún sitio que el señor Tezanos se merezca. Lo digo metafóricamente, que para los internautas todo es literal.

P.- Estoy de acuerdo. Estamos muy cerca del análisis del objeto político y después hay un montón de gente a la que no le importa nada la política, ni nada de lo que digamos en los periódicos, en las radios, en las televisiones. Y viven muy a gusto y muy felices.

R.- Pero lo que es asombroso de esta gente es que algunos votan por sentimiento, porque información no tienen en realidad. ¿Qué pasa? Que esa tipología que acabas de describir existió siempre. Pero nunca han estado tan seguros de tener razón. Es decir, nunca se les había pajeado tanto. Nunca habían recibido tantos me gustas. Su opinión para votar, por ejemplo, era irrelevante cuando no había redes.

Ahora están orgullosos de ser idiotas en ese área. Está todo el mundo muy orgulloso de ser un verdadero imbécil, de tener opiniones muy formadas ya sobre el País Vasco, por ejemplo. La realidad del País Vasco es complicadísima. Bildu ahora ha arrasado. Hay cosas que nos gustan o no nos gustan. Bien, esto lo apartamos. Pero despachar la situación del País Vasco con «son todos unos etarras» o «no son todos unos etarras y son unas bellas personas»… Ese tipo de personas recibe tal reforzamiento que ante cualquier análisis con matices te insultan a la mínima. Habrá que hacer un análisis un poco serio. Pues nada, vuelvo de nuevo. Soy un perdedor.

P.- Y dice mucho de un país como España y de unos políticos como los nuestros, incluso de unos miembros del Gobierno, que se pronunciaron con más dureza y más rápidamente por los cánticos lamentables de un colegio mayor aquí en Madrid, Elías Ahuja, que por la presencia de 44 terroristas, siete de ellos con delitos de sangre en las listas de Bildu. ¿Dice mucho de España?

R.- No, yo creo que dice mucho de lo que considera cada uno de su parroquia. Yo creo que este ejemplo es estupendo. También hay otros ejemplos en la derecha. Pero dice mucho de las prioridades, y dice mucho, especialmente, de esa izquierda populista. Porque yo creo que en el Gobierno el PSOE reaccionó con tardanza, pero reaccionó de una forma más contundente que sus socios. Estamos hablando de sus socios, de Podemos. Dice mucho, en mi opinión, de cómo consideran que son sus votantes. La poca catadura moral que les asumen a sus votantes. Bueno, de ahí su resultado.

Creo que sus votantes son capaces de distinguir que, en el caso de Bildu, hay que poner una línea, sobre todo con los que tienen delitos de sangre, pues se comportó y se comporta con respecto a ETA de una manera despreciable. Pero sobre todo, cómo conceptualizan a sus votantes. Joder, porque lo fácil es señalar a unos pocos, a unos garrulos de un colegio mayor, en lugar de meterse en esas arenas donde pueden salir perjudicados políticamente. Yo siempre he defendido que a quien tienes que dar desde la prensa y desde cualquier parte en tu vida es al fuerte. Yo siempre he despreciado al jefe, que hemos conocido todos a muchos, y Álvaro Nieto no es así  [Ríe]. Simplemente lo digo de cachondeo, para provocarlo. Pero hay jefes que maltratan a los subalternos o al mensajero.

P.- Yo le he leído algo que me parece interesante y es que aquí en España nunca se va a cancelar al presidente de Iberdrola o al de cualquier empresa importante, y se va a intentar cancelar a Pablo Motos. A veces, confundimos la audiencia con el poder.

R.- Claro, porque están con este cachondeo de que los periodistas tienen poder. «Pero si hay miles de ejemplos de periodistas tratando con el sindicato del crimen». El famoso sindicato del crimen que quería derrotar a Felipe González. Tardaron siete u ocho años, cenando todos los días. 

P.- Un sindicato lento.

R.- Y la prensa en aquel momento tenía un poder del copón y tardaron ocho años. Eso en el supuesto de que la llegada de Aznar se debiera al llamado sindicato del crimen. Creo que tenemos muy mal las perspectivas. Se ha cancelado a escritores en España. Cancelar a un escritor o una escritora… A María Frisa trataron de cancelarla por un libro infantil. Es como pegar al mensajero, al de abajo. Se cancela selectivamente.

Almodóvar, ahora, por la promoción de su libro y por la promoción de su nuevo corto de los vaqueros, está haciendo declaraciones sobre la libertad en los 80. La libertad creativa. Sobre que ahora no se puede decir nada. Que si yo tapo el nombre de Almodóvar y se lo enseño a estos gañanes, de esta izquierda absurda, empezarían a decir que esto lo ha dicho un hombre, un cineasta. Lo llamarían señoro, lo llamarían pollavieja. Pero como es San Almodóvar nadie se ha pronunciado y tiene más razón que un santo. Pues se callan. Entonces es todo muy selectivo.

P.- Su último libro es La máscara moral. De él me interesa especialmente el debate en torno a nuestra presencia en redes sociales. Y cómo puede influir eso en el debate público. Por ser más diáfano, ¿quién demonios aguantaría en la conversación pública un whatsapp privado, un tuit diciendo una tontería, una conversación en Tinder, una historia de Instagram de nuestra juventud..?

R.- Esto es la máscara moral. Llama muchísimo la atención. Por experimentos de percepción, se ha visto que llama menos la atención decir «Hola, qué tal» que decir «Hola, qué tal. Mira, ahí va ese rojo o ese facha por la otra acera». Eso llama más la atención. Estoy poniendo un ejemplo burdo. Entonces, a qué lleva este comercio de la atención y este uso de la moral para llamar la atención, utilizando cosas de la vida privada que a veces atentan o dañan tu moral, pero que son privadas. Últimamente, una de las cosas que más me ha indignado es ver un vídeo de Óscar Puente retorciéndose en el suelo de dolor. Eso es intolerable.

A esa persona que lo ha difundido yo espero que la empapelen a unos niveles extremos. Eso para mí es el colmo de la intimidad. O sea, me pareció indignante. Y qué decir de esas conversaciones privadas de WhatsApp, yo creo que tenemos que dejar de utilizarlas contra el rival político. Porque todos nosotros vamos a tener algo. Y luego está el derecho al olvido.

Cuando de pronto se habló del blackface, es decir, de pintarse la cara negra, el presidente Trudeau pidió disculpas porque hace 20 años se disfrazó de Aladín en una fiesta universitaria, y tuvo la mala suerte de pintarse la cara un poco morena. Pero es que hemos desterrado el error de cuando es algo de lo más humano. Lo más humano es ser idiota, equivocarse.

Mira, nosotros fundamos Mongolia en el año 2012. La empezamos a preparar en el 2011 y las sensibilidades te aseguro que no estaban a flor de piel. Están a flor de piel ahora. Es que es tremendo. Por eso, paso absolutamente. Es que me da igual que me llamen de todo. Pero claro, esto nos está llevando a entrevistas ‘en automático’, a una hipocresía… Hay periodistas despreciables que como no pueden ganarse la vida en la cultura, se dedican a señalar cuántos cuadros de mujeres violadas hay en el Prado o cuántos negros salen en Star Wars. No, dedícate a una profesión digna. Eres lo peor tío.

P.- ¿Está bien que haya chistes o bromas que no es que estén prohibidos, pero que ya no se deben hacer?

R.- Siempre ha habido bromas que no se deben hacer.

P.- Me refiero, por ejemplo, a los típicos chistes de Arévalo, de gangosos y mariquitas. 

R.- Depende. Si el chiste es bueno, y estamos tú y yo, y nos gustan los chistes…

P.- Pero me refiero en público.

R.- El problema ahora es que el público ya no sabes quién va a ser. Porque te va a ver todo el mundo. Esta grabación puede acabar en Hong Kong. Estoy seguro, porque seguro que hay fans de El purgatorio. Entiendo que quien se quiere dedicar a lo masivo tenga que tener muchísimo cuidado, porque es una profesión muy ansiosa. Aunque ganase mucho dinero, yo para mí sería imposible ser Pablo Motos o ser gente a los que ve mucha gente, porque tienen que jugar con humor blanco. No se pueden mover ni un milímetro, lógicamente, porque hay muchas sensibilidades ahí.

Pero yo creo que, así en general, ningún chiste debe ser apartado. Yo he hecho ahora una serie documental para Sonora, una plataforma de audio, sobre los casetes de chistes, y me he encontrado verdaderas aberraciones. Pero también me he encontrado chistes buenísimos, súper negros, que yo no haría en un teatro, ni aquí, porque para qué. Si el objetivo es que nos riamos, no tocar los huevos a nadie de forma gratuita.

P.- ¿Hay un humor intelectual?

R.- Esto sí, existen dos cosas. Existe el humor intelectual. Evidentemente, es un humor lingüísticamente más complejo. Es el caso de Miguel Noguera, por ejemplo, que lingüísticamente es más complejo. Que te pide más. Y luego existe gente que no hace gracia y que dice que hacen humor intelectual. No voy a dar nombres.

P.- Después hay otra cosa que yo a veces lo comento con cómicos cuando vienen. El humor como activismo político. ¿Edu Galán entiende que haya, por ejemplo, comedia antifascista o comedia de derechas?

R.- Bueno, la entiendo como una etiqueta para vender más entradas, pero yo creo que la comedia debería ser mucho más. Eso limita muchísimo al cómico.

P.- No me río de los míos.

R.- A mí la comedia activista me parece un asquete directamente. Porque eso pasa en el momento, está milimetrado. Es decir, no tanto porque no te ríes de los tuyos, que tampoco se ríe de los suyos Marianico el Corto, cuando está en un pueblo de Albacete. No se ríe de los de Albacete, porque si no lo matan. Pero tú por detrás sí te ríes de ellos. He conocido a muchos cómicos activistas y se ríen de su público en bambalinas. Pero cuando subes a un escenario no te ríes de ellos.

Y eso me parece profundamente deshonesto. Eso es algo que no ha pasado en Mongolia nunca. Es decir, nosotros también nos reíamos de los nuestros y de nosotros mismos. Eso salía en el escenario y en la revista. Pero yo conozco muchos humoristas activistas. Tienen una hipocresía tremenda, porque por detrás sí lo hacen, pero luego por delante no. En muchos casos, aparte de la fama y del ego, se trata también de que tienen que ganarse la vida. Pero por lo menos, que lo acepten.

P.- Por ir cerrando, unas cuestiones cortas… ¿Cómo es ser amigo de Andrés Calamaro?

R.- Maravilloso. Es una de las mejores personas que conozco y además acabamos de estrenar podcast en Sonora. Es uno de los grandes genios de la historia de la música y creo que ha marcado a la música en castellano. En todos los estilos. Desde que empezó, a finales de los 70, el tío siempre tiene muchas cosas buenas, pero yo siempre envidio mucho que tiene los mejores títulos de discos.

«No entiendo lo de la nueva masculinidad»

P.- ¿Entiende el concepto de nueva masculinidad?

R.- No, qué va. En general, lo de nuevo no lo entiendo. Mira los partidos nuevos y al final han resultado que son más viejos que ir a cagar. Son unipersonales y horripilantes. Mira a Rivera, mira a Pablo Iglesias, y a Montero y Belarra. No lo entiendo, ¿qué es? ¿Llorar más, ser más emocional, tener más empatía? ¿Qué es eso? ¿Y eso por qué te sirve? ¿A qué hora? Por qué lloráis tanto, parad de llorar.

P.- «Que te vote Txapote» como consigna, ¿qué le parece?

P.- Me parece un asco. Me parece que descalifica a quien lo dice. Me parece una falta de respeto a las víctimas del terrorismo y me parece mentira. Es el cutrerío. Cada vez que lo oigo, sea alguien que respeto o que no respeto, me parece como si metieses la cabeza en un cenicero de cinzano lleno de colillas.

P.- ¿A un chaval que tiene «ecoansiedad» qué le recomienda?

R.- Pues bueno, lo primero que le entiendo. Esto sería lo primero, en el sentido de que el miedo al fin del mundo, cuando eres adolescente, está estudiado. Hay miedos a la bomba atómica, a tal… Pero lo primero que le diría es que levantara la cabeza y que viese un poco lo que está en su mano, que es lo primero por hacer, y lo que no está en su mano, que está muy por encima y que por lo tanto, como no está en su mano, cargarte con cosas que no están en tu mano es de idiotas. Como esta gente que vive ultra preocupada, ansiosa por la muerte permanente, deja de vivir la vida. Pues esto, lo mismo. Déjate de «eco» y vete un poco a follar.

P.- ¿Tiene sentido estar orgulloso de ser español?

R.- No, ninguno. Orgullo ninguno. Tienes que estar orgulloso de cosas concretas. Yo no estoy orgulloso de ser español en el sentido de, por ejemplo, el golpe de Estado del 36. Yo estoy contento de que me haya tocado ser español porque creo, lo creo sinceramente, que es el mejor país del mundo. He viajado mucho y creo que es el mejor país del mundo. Que ni a ganas nos lo cargamos nosotros mismos y que debemos tener mayor autoestima.

Pero hay que estar orgulloso, como decía George Carlin, de cosas que has conseguido tú mismo. Estate orgulloso de que gracias al dinero que has pagado en impuestos, pues hay gente que se cura en los hospitales. Pero esta gente que va con la bandera -«Yo soy español, español, español»-, pues eso, cabeza en el cenicero. Dejadme en paz. Es que además no me libro de ellos, siempre me siguen. Me han fastidiado mucho. Y aparte, me encanta cuando dicen «yo soy español» y «en la selección española metimos dos goles». Tú no metiste ninguno, estás gordo como un ceporro.

P.- Como analista, le consulto, ¿cómo ve la evolución de Macarena Olona, antigua integrante de Vox?

R.- No sé si está en FM o en AM. No la tengo sintonizada. Me parecía una persona desintonizada cuando estaba en Vox y ahora esta nueva radiofrecuencia que ha pillado me parece absolutamente desintonizada. Aparte, es que yo la vi en Évole y la vi en una cosa que organizan Pérez-Reverte y Jesús Vigorra, Letras en Sevilla, y es que habla «chau chau», es que no dice nada. Pero bueno, ¿por qué dice usted esto? Sea lo que sea, ¿dónde está? Buenas noches, ¿todo bien? Hola, no lo entiendo.

P.- ¿Tiene algún talento oculto que quiera confesarnos?

R.- Soy un gran masajeador de pies con mi mujer, Marta Flich. Si en algún momento me van mal las cosas, pues podría dedicarme a esto. El problema es que parece que se te quedan las manos con un olor a pie de la hostia.

P.- La última. Si un incendio asola su vivienda y solo puede salvar a su queridísimo perro o a su odiado vecino, ¿a quién salva?

R.- Al vecino que odio, por supuesto. Es decir, ante esta cosa que se repite de «mi gato es mejor o mi perro es mejor que muchas personas», siempre digo: «Especialmente que tú».  Evidentemente, cuando dicen esta cosa de «que muera el torero frente al toro»… ¿Pero qué catadura moral tienes? Es decir, la categoría moral de un perro es completamente diferente. Y nadie quiere -voy con la retahíla-, nadie quiere que los maltraten. Quiero que estén muy bien, que sean estupendos los perritos. Venga, vale, todo correcto. Pero es que un ser humano es otra categoría moral y está siempre por encima. La especie humana es, evidentemente, muy superior al animal. Un ejemplo: inventamos el papel higiénico. Por ejemplo, inventamos los barcos.

P.- Les hablaremos a los perros cuando hayan inventado el papel higiénico.

R.- Cuando los perros tengan una sociedad, hablamos. Hasta entonces, son inferiores y merecen todo el respeto. Pero salvaría a mi vecino. Y luego sería genial tirarlo otra vez, y dejar que los dos se quemen [Ríe].

P.- ¿Tiene perro o gato en casa?

R.- No, porque mi mujer es alérgica. Estoy seguro de que en algún momento mi hija me lo pedirá, pero yo prefiero no tenerlo.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D