THE OBJECTIVE
El purgatorio

Loles León: «Yo siempre voto al PSOE»

La intérprete catalana visita ‘El purgatorio’ para confesar su visión sobre la libertad, la gestación subrogada o la conciencia de clase

A Loles León (Barcelona, 1950) la siguen llamando Paloma por la calle. Hay tazas, vasos, camisetas y hasta propaganda electoral ficticia con el rostro de Loles por culpa de Paloma Cuesta. Hay personajes televisivos que se quedan clavados como un cuchillo en la memoria colectiva patria. Loles León fue Paloma Cuesta, aquella mujer de lengua afilada, controladora y fiel esposa que enamoró a los seguidores de Aquí no hay quien viva. La obra de ingeniería cómica que aún hoy, 20 años después, siguen viendo los españoles y extranjeros. Pero Loles León no es Paloma Cuesta, ni Menchu Carrascosa, ni tampoco Trini Morenos, ni la Lola de ¡Átame! Es más, mucho más.

Loles León, catalana de nacimiento, madrileña de adopción, adorada por cientos de españoles, es actriz, cantante, vedette, presentadora, famosa (no de profesión, pero hay que saber ejercer de ello). Ha hecho cine, radio, teatro. Y confiesa algo que todavía le queda por hacer a sus 72 años: «Me gustaría tener una sala de teatro. Alquilarla y entonces llevarla y explotarla, dijéramos, para que el público pueda ver espectáculos alternativos». La barcelonesa, que está en pleno proceso de grabación de La que se avecina, asegura seguir sintiéndose nerviosa en cada rodaje. Y en cada entrevista, «porque como no sé lo que me vas a preguntar».

Tranquila, Loles. Será fácil. Hablaremos de los rodajes de series como en los que estás inmersa. Habrá hueco para comentar tu postura sobre la fe y la religión. Siendo hija de churreros, comprenderás que te pregunte por si mantienes la conciencia de clase. Viendo lo que dicen Almodóvar y compañía, consultaré tu visión sobre la libertad actual frente a la de los años 80. Sabiendo que no te callas nada, habrá preguntas sobre la gestación subrogada, el poliamor, el sentirse deseada y hasta tu voto para las próximas elecciones. Del PSOE, me dirás, que tu voto para el PSOE, ¿Has visto como no eran preguntas difíciles?

PREGUNTA.- ¿Hoy graba La que se avecina?

RESPUESTA.- Sí. Hemos empezado a primeros de abril y seguiremos hasta finales de junio o principios de julio. Y luego volvemos en otoño, como a mediados de septiembre, hasta diciembre.

P.- ¿Cómo de caótico es el rodaje de La que se avecina?

R.- Bueno, somos muchos y La que se avecina tiene muchísimos decorados. Y ahora estamos en un plató nuevo en la Ciudad de la Imagen. Hay unos platós estupendos y mucho subir pisos para arriba, piso abajo. Y luego, muchos exteriores. Los exteriores son importantísimos en La que se avecina. Son un poco complicados, porque claro, los exteriores a mí no me gustan, pero hay que hacerlos. Sobre todo en este tiempo, que de noche será más fresquito, nos llevan al monte, pasamos fresquito. Pero estamos bien.

P.- ¿Se sigue poniendo nerviosa en un rodaje?

R.- Sí, incluso para hacer la entrevista. Sí, porque como no sé lo que me vas a preguntar… Y lo mismo es en el teatro: no sé cuál va a ser la reacción del público, si le va a gustar, si no le va a gustar. Tengo que estar alerta por si no gusta algo. Hay que estar complaciendo al público para que no se moleste. Y en un rodaje tengo que estar alerta y recordar bien los diálogos y todo eso. Es una responsabilidad que creo que se tiene que tener, porque así es el trabajo. Me gustaría que para todos los trabajos todo el mundo tuviera mucha responsabilidad. Pero esto es una utopía mía. Una ilusión.

P.- ¿Pero sufre en los rodajes? ¿Lo pasa mal?

R.- Se pasa mal y bien porque nos reímos mucho. A veces, hay unas situaciones que se pueden catalogar como anécdotas. La que se avecina es muy familiar y hay un plan de trabajo bastante amplio y muy abierto a todo. Lo que no te dejan es improvisar los diálogos, porque somos muchos y si cada uno dijera lo que le viene bien… Sí que es verdad que hay mucha tranquilidad grabando, porque, bueno, pues no pasa nada si te equivocas. En las situaciones que se plantean como difíciles para ti o para el compañero o lo que sea, pues hay mucha distensión. Se puede reír, no hay presión, no te presionan y eso está muy bien.

P.- ¿Era más caótico un rodaje de Aquí no hay quien viva que uno de La que se avecina?

R.- Sí, porque Aquí no hay quien viva no tenía horario ni fecha del calendario. Aquí no hay quien viva era: te levantas, te recogían a las 06.00, podías llegar a las 12 o la una. Y a las dos o las tres te pasaban el guion de mañana del día siguiente, y tú decías: «Duermo o estudio, ¿qué hago?». Yo dormía poco y estudiaba poco, pero luego, a la mañana siguiente, yo soy de los que tiene que tener el texto muy seguro, porque si no, no estoy segura en lo que hago. Y ya llegaba un momento en el que no se disfrutaba, pero yo creo que era todo más caótico porque los hermanos Caballero eran más jóvenes también. Y luego la presión de la cadena, porque aquello empezó con cuatro o cinco capítulos para no saber si seguíamos, pero se transformó en el fenómeno que sigue hasta hoy.

P.- En septiembre, se cumplen 20 años del estreno de la serie. Y la gente la sigue viendo, de generación en generación. Y siguen llamando Paloma a Loles León por la calle.

R.- Sí, Paloma y PUF, Paloma Urban Fashion, tengo banderolas en las calles. Ahora para las municipales y autonómicas, también me van a poner, porque es una gente que está en las redes, la gente de «Vota PUF». Ellos tienen su club. Hay camisetas, vasos, tazas, hay de todo. Yo me he comprado una camiseta que pone aquello de «Las caras, Juan, graba las caras».

P.- ¿Pero tiene alguna hipótesis de por qué la gente sigue viendo la serie?

R.- Porque, fíjate tú, hay una cosa que me llama muchísimo la atención. La gente joven cuando me ve, la gente desde los 15 hasta los 40, me dicen: «Ay, te veo en Aquí no hay quien viva toda la noche», y es en realidad La que se avecina. Pero dicen Aquí no hay quien viva.

P.- Una curiosidad: ¿a los actores les siguen pagando por las repeticiones de Aquí no hay quien viva?

R.- Sí, claro, porque cedemos los derechos de imagen.

P.- ¿Pero cuánto les puede llegar al año?

R.- Depende, porque yo no estuve mucho tiempo en la serie. A mí poco, unos 4.000 o 5.000 euros, que para un ‘finde’ potente al año te da [Ríe].

P.- Siempre preguntamos a los invitados de El purgatorio por la relación con la fe. ¿Cómo es su relación con la fe?

R.- Tengo mucha fe, pero en mí, conmigo y el universo. Si no tuviera fe, yo no estaría aquí sentada y no habría llegado hasta donde he llegado. Yo, esta fe cristiana de Cristo, de Dios, en mi teoría no existe, porque ya son muchos años, y ya podía haberse manifestado un poquito. Pero bueno, yo entiendo todas estas cosas. A mí me parece que la religión es una cosa que para mí no es buena. Creo que es un mal bastante mundial.

P.- Hay gente que dice lo contrario. Cree que debería haber más religión.

R.- Claro, porque es que es muy religiosa, pero yo no. Yo creo que las religiones retrasan a los países y el avance mundial. El planeta.

P.- Bien está que lo diga en El purgatorio, que hay libertad para decirlo.

R.- Sí, pero tened cuidado, porque por esto me van a poner verde ahora en las redes, cuando lo saquéis. Si podéis, no me lo pongáis. Es una cosa muy mía y muy íntima.

Loles León posa en la sede de THE OBJECTIVE. | Carmen Suárez

P.- ¿Pero ya está pensando en lo de las redes?

R.- A ver, no es que esté pensando en la red. Pienso en eso porque hay mucho problema ahora con las redes, sobre todo para los trabajadores que necesitamos al público. Entonces, si no hubiese ese problema… Mi hermana puede decir lo que le dé la gana en las redes. A ella no la van a sacrificar ni la van a crucificar hablando de fe, pero a mí sí.

P.- Pero piensen también en los pobres periodistas que deben encontrar un titular.

R.- Si te he dado 28.000 titulares, ¿vas a poner eso? No tenía que haberlo dicho, pero bueno, ya lo he dicho. Si yo salgo de todas. Pero a ver, lo que no quiero es que de esta entrevista se quede solo eso.

P.- Tengo más para buscar.

R.- Tú méteme los dedos.

P.- Loles León, barcelonesa de nacimiento y con unos padres churreros. ¿Qué se aprende de unos padres churreros?

R.- Pues lo primero que tienes es el primer escenario: un mostrador de cara al público. Tú estás actuando y estás tratando de ser claro, amable y sobre todo, que al público le guste lo que tienes allí. La oferta que les haces. Y eso es lo que se aprende de tener unos padres que tenían una churrería en la Barceloneta.

P.- ¿Mantiene la conciencia de clase? ¿La conciencia de ser hija de obreros?

R.- Pero es que está en el ADN. Lo llevo en las venas.

P.- Hay gente que se olvida.

R.- Pues tendrán que volver. Pero no sé, hay gente que tampoco piensa mucho en eso. Y la gente puede hacer lo que le dé la gana. Yo soy muy libre, siempre he hecho lo que me ha dado la gana. 

P.- ¿Se vive feliz así?

R.- Se vive luchando. En forma y en guardia siempre, porque cuando yo he querido hacer lo que me da la gana, no te creas que me han dicho: «Sí, cariño, pasa por aquí que vas a hacer lo que te dé la gana». Me dicen que no y yo digo que sí. Eso es un trabajo, es mucho trabajo. Desde que tengo uso de razón, me recuerdo trabajando por las cosas que quiero.

«Nunca se acaba de conocer el sexo por completo»

P.- Hay un librito muy bueno de David Trueba que se llama Ganarse la vida. Y habla de ganarse la vida, pero no en el sentido material -tener un sueldo, un empleo-, sino en el sentido de honrar la vida, de estar a la altura del regalo que es vivir. Se puede decir que Loles León se ha ganado la vida, la ha vivido, la ha exprimido, ha masticado la vida. Sin embargo, hay gente que pasa por el mundo y no deja huella.

R.- Menos mal que tenía una buena dentadura [Ríe]. Pero te advierto una cosa: a mí todos los porrazos me han venido bien. En cuanto te los dan, tú estás ahí, colocándote la mandíbula y el cuerpo. Y por dentro, la mente y todo. Yo siempre decía que «para adelante, que hay más». O sea que hay más de todo, no solamente de puñetazos y de todo, hay también placeres. Y hay unos momentos en los que dices: «Mira, ya me lo he comido, ¡qué bien!». Y estoy disfrutando y deleitándome de este momento en el que he conseguido lo quería y lo he conseguido. Tarde lo que tarde.

P.- ¿Qué le queda por hacer en esta profesión?

R.- Yo creo que todo. Es que yo empezaría de nuevo. Begin the beguine, como cantaba Julio Iglesias. Pero en mente lo que tengo es que me gustaría tener una sala de teatro. Alquilarla y entonces llevarla y explotarla, dijéramos, para que el público pueda ver espectáculos alternativos, de grupos en gente que creo y de posibles espectáculos que yo monte con gente que veo y que me gusta. Y digo yo: con este montaría este recital de cuplés o con este haría una obra de teatro, una comedia. Pues con mi Bibi (Bibiana Fernández) haría otra comedia. Bibi, Rossy (Rossy de Palma) y yo haríamos un drama. Todo esto en la sala, que no la encuentro.

P.- ¿Usted se cree su DNI? ¿Se cree la edad que tiene?

R.- Yo la tengo, nunca la he desmentido.

P.- No, digo que trabaja para mantenerse joven.

R.- No, lo que pasa es que yo tengo una naturaleza en mi casa. Es así la naturaleza. Crecí en mi familia, somos así de naturaleza. Estamos como siempre, tenemos una actitud muy juvenil y muy energética. Muy, muy poderosa con respecto al cuerpo, a la mente y a la autoestima también, ¿sabes? Entonces eso da una imagen como juvenil. Sobre todo en mi familia, tiene que ver con los ojos. Tengo algunas tías que son muy mayores, pero tienen los ojos vivos. Vivos y juveniles. De niña.

P.- ¿Una actriz ya tiene un estatus cuando puede decir que no? ¿Cuándo ya puede rechazar proyectos?

R.- No, porque a veces no tienes estatus, ni tienes nada, ni tienes ni siquiera un trabajo continuado. Y estás a dos velas y tienes que estar trabajando en otras cosas, sirviendo copas o de dependienta en algún sitio. Porque tienes que mantener un hijo, hablo por mí. Y entonces te ofrecen a lo mejor estar en un espectáculo y las personas que están ahí no te gustan, ¿no? Piensas: «Yo no quiero ir a eso. Yo quiero conseguir otra cosa para mi vida profesional». Entonces lo tienes que rechazar sin estatus. Y sin poder pagar el piso [Ríe].

P.- Además, usted ha trabajado de todo.

R.- Sí, a mí me gusta trabajar. Me gusta. Lo que más me gusta es mi trabajo, a lo que me dedico. Yo he pasado muchas temporadas, años y meses, temporadas muy largas, sin trabajar, pero con uno que estaba ahí, como un pollito, pidiendo. Con el colegio, teniendo un piso donde el chiquillo pueda dormir y pueda vivir. Y todo eso había que pagarlo.

P.- ¿Y a las actrices jóvenes les da consejos?

R.- A veces, pero a ver, no soy muy de dar consejos porque no soy quién. A mí cuando me preguntan, más que las actrices me pregunta gente en la calle. Gente que está estudiando, está en el colegio, está estudiando su carrera o lo que sea, pero también les gustaría dedicarse a esto. Entonces si me preguntan, ahí sí que doy mi opinión. O cuando he ido a hablar a la universidad sobre cine y hay mucha gente que te pregunta: «¿Qué puedo hacer para conseguir esto y tal?». Pues yo les digo sobre todo mi experiencia y lo que yo he hecho y cómo lo he hecho. A algunas les puede servir y a otras no.

P.- ¿Y nota que ahora para actrices y actores jóvenes importa mucho el hecho de cuántos seguidores tengan en Instagram o cuánta gente les sigue por redes?

R.- A ver, yo creo que está mezclado, ¿sabes? En los jóvenes, yo creo que sí. Hay algunos productores que dicen: «No, tráeme a esta en vez de esta, o tráeme a este en vez de este, porque este tiene más seguidores en tal. Y este no tiene tantos y este va a llegar a más público». Como los productores ponen su dinero, pues claro… Oye, los productores ya sabes que siempre miran por lo suyo.

Entonces, bueno, pues puede que sí, pero depende, porque cuando hay un director que te dice: «Yo te quiero a ti»… A mí esto me ha pasado. Hacía una película y el director me quería a mí. Luego hablaba con el productor, le llamaba, me decía que no me quería. Entonces le decía al director: «Oye, que me ha dicho que no me quiere dar esto y tal, y que no lo voy a hacer, que me decida porque hay como 50 para el mismo papel». Y él me decía: «Bueno, pues yo te voy a defender porque yo no quiero 50, yo te quiero a ti». Eso era antes de que estuvieran los jefes de casting.

Loles León mientras es entrevistada. | Carmen Suárez

P.- ¿Ha cambiado mucho eso?

R.- Sí.

P.- ¿A mejor o a peor?

R.- Ha cambiado a diferente. Está cambiando el mundo a diferente. El mundo ya no es como era antes. Entonces teníamos una humanidad organizada. Ahora tenemos una humanidad deshumanizada y desorganizada. ¿Y entonces? Bueno, pues hay que adaptarse.

P.- Entiendo que habrá escuchado, por ejemplo, a personas como Almodóvar o Mario Vaquerizo decir esto de la libertad que había antes y que ahora no hay. ¿Está de acuerdo con ellos?

R.- La libertad creo que es una cosa muy personal y que cada uno tiene su forma de libertad. Porque mi libertad no es igual que la tuya. Yo creo que no, los tiempos pasados siempre han sido peores que estos. Porque yo tengo mucha edad y yo he salido a la calle a pedir libertad y a mí me han pegado los grises. Y he salido a la calle a pedir igualdad y a luchar por todo lo que se tiene ahora. Quiero decir que todo el que ahora grita y se expresa, todo eso es algo que hemos luchado unas generaciones, las de los años 60, 70 y 80, 90. Y yo soy de las de finales de los 60 y todos los 70.

P.- La cuestión es si hay un clima, por lo que dicen ellos, de excesiva corrección política, de autocensura o de cierta pérdida de libertades. ¿Y eso lo ve o lo nota?

R.- A ver, yo creo que va por sectores y dependiendo, porque ahora mismo si hablas de libertad, tienes que hablar de la autonomía de Madrid, de la comunidad autónoma, que es la que más libertad tiene. Bueno, pues a lo mejor también se la han buscado y se la han trabajado. Y la libertad es algo que la puedes buscar tú, si ves que no la tienes y que la puede buscar cada uno. Yo siempre he tenido libertad. Me ha costado lo que me haya costado, ya te lo he dicho antes, pero siempre he tenido libertad porque me he buscado la libertad y me la he trabajado.

P.- Hace poco fue noticia y quería preguntarle por ello, y es que el CIS sacó unos resultados interesantes sobre las relaciones sociales y afectivas postpandemia donde señalaba que casi la mitad de la población -es decir el 47,6%- está muy de acuerdo o de acuerdo con que una persona pueda tener múltiples relaciones afectivo-sexuales a la vez y consensuadas. Lo que es el poliamor. ¿Loles León lo ha practicado?

R.- No, a mí me lo han hecho, pero sin saberlo [Ríe].

«Conmigo han practicado el poliamor, pero sin yo saberlo»

P.- Pero es que no noto a la mitad de la población a favor del poliamor.

R.- A ver, es que hay de todo ahora mismo. Yo creo que son «policomportamientos». Entonces ahí existen las quejas, porque ahora tu pareja se va con otra persona después de un tiempo, pero tú a esa pareja la has conseguido metiéndote también en la vida de otra que tenía antes. Es que es todo un barullo. Tú dices: «A ver, cariño, que cuando tú lo has hecho estaba bien y cuando te lo han hecho está mal». Vamos a tener un poquito primero de madurez y luego pues esto, acostarte con quien te dé la gana o con quien te guste.

Yo entiendo que si me preguntas ahora y si volvemos al principio de la conversación, hay gente que no lo hará, pero hay gente que sí que lo va a hacer. Pues bueno, hay gente a la que la naturaleza le pide eso. Entonces hay gente que se trabaja el poliamor mucho, porque le gusta y porque su condición es de picaflor. Voy aquí, aquí voy y aquí. Cuando yo era joven, estaba con pareja y yo soy de eso, de mi pareja. Soy de monogamia. Pero esa es mi situación. A lo mejor te has enamorado de uno que la monogamia ni se le ha pasado por la cabeza. Y entonces, claro, se va a ir. Aquí, aquí, aquí, allá. Y te pueden decir: «No, pero si ves que siempre vuelvo». Agradecida y emocionada. Soy la elegida [en tono irónico].

P.- Pero si está bien que lo hagan. Pero que avisen antes de hacerlo.

R.- No, porque la gracia creo es que te lo encuentres todo por sorpresa.

P.- Sí, que te encuentres a tu pareja y digas: «¿Eras poliamoroso? No lo sabía».

R.- No lo sabía. Pero ahora ya lo sé. Y entonces puede llegar en que sí. Que tengas una pareja que esté de acuerdo en el poliamor, pero puede ser que a lo mejor incluso te diga: «No, yo sí, pero tú no». Oh, vamos a las manifestaciones. A luchar por estos que dicen esto. Pero no solo por ellos, sino por ellas. Que también están las de ellos. El mundo está lleno de personas buenas y malas. Sin género.

P.- ¿Ha entendido a los hombres o a los hombres no hay quien nos entienda?

R.- Sí. Los hombres son diferentes de las mujeres. Las mujeres somos diferentes de los hombres. ¿Pero qué pasa? Que esa es la guinda de la vida. Yo no me iría con un hombre igual que yo.

P.- El sexo sin amor, ¿qué es?

R.- Una cosa que te queda muy bien y te apaña [Ríe].

P.- ¿De sexo sigue aprendiendo? ¿Es una materia que nunca se acaba?

R.- Nunca se acaba de conocer el sexo por completo. Nunca. El sexo es algo siempre diferente, pues el cuerpo nunca está igual. Hoy te puede apetecer tener sexo. Y bueno, pues a lo mejor lo empleas con alguien que no te entiende, o sí.

P.- ¿Ha disfrutado más con los aparatos que con algunos hombres?

R.- Son diferentes los disfrutes, porque claro, el humano es distinto. El aparato no te abraza, ni te besa, ni lo abrazas. Tú lo abrazas, tú lo besas, pero ese estadio lo tienes vacío.

P.- ¿Duele más una amistad que se rompe a un amor que se acaba?

R.- Sí, eso lo tengo experimentado. Sí, porque es la deslealtad. El amor es la infidelidad, pero la infidelidad hasta que la entendí, no la perdonaba. Sufría mucho y luego ya fui entendiéndolo. Porque hay una cosa también buenísima cuando tu pareja te es infiel. Te enfadas al principio, pero luego dices: «Chico, vamos a experimentar en la cama lo que te ha enseñado esa». Y me viene bien porque siempre hay cosas novedosas.

P.- ¿Nunca ha sido infiel?

R.- Sí, muy pocas veces, cuando me lo han hecho. Digo ahora yo estas cosas de revancha. Pero no mucho, porque ¿sabes qué pasa? Que a mí me gustan las cosas fáciles y que estén siempre ordenadas, armoniosas. Todo eso. Y además es que cuando me enamoro, me enamoro. Me voy enamorando poco a poco. Cuando ya voy viendo que digo «me está aburriendo todo esto», entonces otra vez abro la puerta.

P.- ¿Al amor lo mata la convivencia?

R.- Sí, la convivencia mata el amor. Lo he dicho al revés, pero la idea es la misma. La convivencia mata muchas cosas. Mata amistades, familias, negocios, todo. La convivencia mata casi todo.

«Me han llegado a decir que se hacen una gayola viéndome»

P.- ¿Usted vive sola?

R.- Sí, sí. Muy bien. Yo me he elegido a mí.

P.- ¿Cuán importante para sentirse joven es seguir sintiéndose deseada?

R.- Bueno, mira, como yo te cuento, cuando tienes la menopausia, entonces sí que es un periodo en el que te desaparecen las hormonas, los estrógenos y todo el rollo, que eso es importantísimo para estar viva. Viva, activa y con todo. Y empieza la menopausia a quitarte los dientes, los pelos, las ganas, la vista. Te duele aquí, te duele allí, no duermes y te vienen muchas cosas. Entonces, en ese periodo en que tienes todo esto, te asustas, pero buscas la manera de solucionar eso, porque existe. Existen fórmulas y entonces buscas las fórmulas y te vas a ginecólogo y le dices: «Yo así no quiero vivir».

No quiero ser transparente, porque te sientes transparente. No quiero estar ausente, quiero estar otra vez aquí. Te dan tu medicación, te dan tus estrógenos y aquello vuelve a fluir y vuelve a estar otra vez bien. Rejuveneces y todo. Empiezan las hormonas que se oyen como de aquí a la Plaza España y viene el mambo. Empezamos otra vez.

Entonces, como está ahí la medicación, tú la utilizas, y entonces, en ese momento, vuelves otra vez. A estar, a querer y a ser. Y puede ser que la inapetencia esa te haya hecho sentir que tú no vales, que ya no te ven y que ya no estás en ese mercado. Pero eso es una cosa que piensas tú, porque los tíos te siguen viendo, las tías te siguen viendo. Yo como tengo de todo tipo, le gusto a todo. Los animales también te siguen viendo. Por ejemplo, no me gustan los perros, pero un perro se tira para mí.

P.- ¿Sigue siendo el mito sexual de mucha gente?

R.- Sí. Te lo digo porque me lo ponen.

P.- Le dirán también barbaridades.

R.- Pero las barbaridades a mí me hacen mucha gracia. Por Twitter fue lo último. Me dicen, por ejemplo: «Me hago una gayola viéndote» [Ríe].

P.- Siempre se moja mucho con su opinión, ¿Tiene opinión sobre la gestación subrogada?

R.- Sí, la tengo. A ver, hay mucha polémica con todo esto, pero yo creo que volvemos otra vez a lo mismo. ¿Quién soy yo para decirle a alguien que no utilice su libertad? Yo no soy nadie. Respeto a la mujer que alquila su vientre como a quien lo quiere alquilar. Como la persona que no puede tener hijos y quiere subrogar porque hay otra mujer que tiene esa posibilidad. Esto es el mundo.

Quiero decir que el mundo se mueve. Yo creo que hay mujeres que comparten sus posibilidades con otras mujeres que no las tienen. Que está el dinero por en medio, por supuesto. Si hay una mujer que tiene algo que le puede facilitar a otra mujer que no lo tiene, y esta señora no tiene ese dinero, a lo mejor para alimentar a sus hijos… Y esta tiene de sobra para alimentarlos. ¿Quién eres para opinar? Yo no soy quién para decir que estas mujeres hagan lo que su pensamiento y su corazón y su alma decidan. Es la libertad individual y sobre eso no opino ni digo que me parece mal, ni nada.

P.- Vamos dejando El purgatorio con pocas preguntas cortas. ¿Cree en el horóscopo?

R.- Sí.

P.- ¿Volvería a vivir en Barcelona?

R.- No, estoy muy a gusto. Madrid es mi ciudad.

P.- ¿Le han llegado a llamar charnega en Cataluña?

R.- Sí, charnega, colona, españolista.

P.- Ha estado tres veces en los Oscar. Como dirían en mi pueblo, ¿Es pa’ tanto?

R.- Sí, es pa’ tanto y pa’ más. A mí me gusta ir a los Oscar. Pero a ver, yo ahora, por ejemplo, ni los veo. Porque siempre a lo mejor me tengo que levantar temprano y no los veo y no me molesta no verlos. Los Oscar tuvieron su momento y el momento fue cuando nominaron a Mujeres al borde de un ataque de nervios. Yo creo que ahí fue un momento en el que España hizo así un boom, aunque antes había estado Garci. Pero en ese momento España hizo boom porque también España había cambiado un poco e ir a los Oscar creo que era una cuestión de esta generación que fuimos. Y estábamos ahí, intentando cambiar un poco el cine en España, y cambió.

P.- Ha participado en Master Chef. ¿Lo menos importante allí es la comida?

R.- ¿Lo menos importante? A lo mejor, lo que dura menos tiempo. Esa hora y media o dos horas sí se hacen. Y el resto es un tiempo en el cual cuesta mucho todo, pero me lo pasé bien.

P.- ¿Tiene claro su voto para las elecciones municipales, autonómicas o generales?

R.- Yo voto siempre a la izquierda. Soy de izquierdas y votaré a la izquierda.

P.- ¿Es usted yolandista?

R.- Yolandista no, mira, yo siempre voto al Partido Socialista. Porque esto es lo que era mi familia, mi madre, mi abuelo y todos. Y siempre voto al PSOE.

P.- Loles, quede con Dios, gracias por venir.

R.- No puedo, porque es que me recogen dentro de poco. No me puedo quedar ni con Dios ni con nadie.

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