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Cinco razones por las que deberías estar viendo la serie coreana 'Bloodhounds'

El lanzamiento de Netflix es una joya de acción, con unas coreografías de acción muy bien logradas. Excelente para ver de un solo tirón

Cinco razones por las que deberías estar viendo la serie coreana ‘Bloodhounds’

Uno de los protagonistas de 'Bloodhounds'. | Netflix

Bloodhounds, traducida como Sabuesos o Perros de caza en diferentes partes del mundo, es todo un éxito de audiencia. La serie sobre dos jóvenes boxeadores que se enfrentan a la mafia de prestamistas, tras su lanzamiento en Netflix la segunda semana de junio, se ubicó en el top 10 de lo más visto y en solo tres días registró 27,97 millones de horas de visualización; un éxito instantáneo. 

En España, donde reinan dramas como Valeria o Perfil falso, aún no termina de despegar. Así que vamos a explicar, con un mínimo de spoilers (nada que no diga la misma sinopsis y el tráiler), las razones por las que esta producción de Corea del Sur debería ser prioridad a la hora de escoger una opción en el servicio de streaming.

La química de los protagonistas

Los boxeadores, que al principio se enfrentan en el ring y luego se unen para acabar con las mafias que se aprovechan de personas con deudas, son Woo Do Hwan (Kim Geon-woo) y Lee Sang Yi (Hong Woo-jin). Ambos son bastante conocidos, si sigues las producciones de Corea del Sur. El primero es reconocible por Save Me (2017) y El Rey: Monarca eterno (2020) y al segundo se le vio en El amor es como un chachachá y Youth of May (2021).

Kim Geon Woo es disciplinado, su modelo a seguir es Manny Pacquiao, el boxeador filipino que «pelea con el corazón» y «nunca se rinde», según sus propias palabras. Mientras que Hong Woo-jin es más atrevido y admira a Floyd Mayweather porque «hace más dinero» que sus rivales. Cuando ambos chocan en el cuadrilátero, estas diferencias favorecerán a uno más que al otro, pero luego, estas dos formas de ver la vida se complementarán y serán la clave para conseguir sus objetivos.

Ambos actores son carismáticos y desarrollan un gran físico para darle credibilidad a sus motivaciones. Pasan con nota alta los registros del drama a la acción, incluso le agregan algo de comedia a la serie, para relajar la tensión que se vive en los ocho episodios que dura el show.

Las escenas de acción

Corea del Sur es prolífico a la hora de regalarnos violencia y coreografías de acción, sobre todo en las peleas, que nos dejan con la boca abierta. Esta es una tradición de larga data y que el maestro Park Chan-wook llevó a una nueva era con su magnífica Old Boy (2003). Los combates a puño limpio, o entre pandillas que manejan objetos contundentes, y protagonistas que solo usan sus manos, son comunes en las producciones audiovisuales asiáticas. Esto se debe a que el uso de armas de fuego es sancionado e investigado de inmediato por las autoridades, sin embargo las muertes por golpizas o cuchillos se entienden como ajustes entre riñas internas de pandilleros.

Es por ello que si te preguntas por qué no se echa mano de una pistola para acabar con los protagonistas, debes entender que, por ejemplo, en 2014 solo se registró una muerte por arma de fuego en Corea del Sur. Los surcoreanos pueden obtener licencias de escopeta y rifles de aire comprimido para cazar, pero deben guardar las armas en comisarías y emplearlas sólo durante la temporada legal de caza. 

Entonces, en este contexto, es verosímil que los villanos de Bloodhounds utilicen implementos como palas, bates, objetos cortopunzantes o de hierro para sus peleas. Mientras que, en el típico viaje del héroe, quien representa a la bondad suele apelar a sus manos para combatir la injusticia. 

Los villanos

Las deudas por préstamos es un problema no solo en Corea del Sur sino en toda Asia. Es cierto que hay empresas especializadas en estafar a los estratos más débiles o que se aprovechan de aquellas personas que están a punto de perder sus emprendimientos o empresas familiares. De hecho, la famosa serie El juego del calamar se basa en las diferencias económicas en Corea del Sur que propician los endeudamientos.

Según datos de Sarah Son, profesora de Estudios Coreanos en la Universidad de Sheffield, para el portal The Conversation, «los surcoreanos enfrentan un aumento de la deuda en relación con los ingresos, y una subida reciente de las tasas de interés. Esto ha dejado en una situación aún más precaria a quienes carecen de recursos para hacer frente a eventos imprevistos, como un despido repentino o una enfermedad familiar».

En este contexto, el veterano Park Sung-woong (Kim Myung-gil) hace un gran trabajo como el líder de unos estafadores que se aprovechan de la vulnerabilidad que muestran sus víctimas. No solo eso, sino que se luce a la hora de establecerse como antagonista, representando el lado oscuro de una sociedad más que consumista. Es capaz de sacarle hasta el último dólar a la dueña de un puesto mínimo de comida sin que le tiemble el pulso.

Igualmente, Kim Myung-gil se rodea de un grupo de matones, cada uno con características especiales, que brinda más profundidad a la trama y a la vez hacen más entretenidos los combates en cada capítulo.

La covid-19 en ‘Bloodhounds’

Han pasado pocos años desde que enfrentamos una pandemia entonces desconocida. Aún nos cuesta reflexionar sobre cómo la covid-19 afectó nuestras vidas. En Bloodhounds, la crisis económica que generó esta enfermedad le brinda un contexto histórico importante a la serie, de manera que la hace creíble y cercana.

Joo-hwan Kim (Midnight Runners) hace un gran trabajo mostrando cómo la pandemia afectó a las inversiones y a las personas de altos y bajos recursos. Pero además, el realizador se las ingenia para que esta realidad también ayude a entender cómo es posible el hackeo de teléfonos (la necesidad de usar códigos QR y fotografías para ingresar a sitios).

De esta forma, la covid-19, aunque no es lo central del relato, sí permea el conflicto, dotándolo de profundidad. Aunque pareciera solo un detalle, realmente es una demostración de cómo en Corea del Sur se echa mano de los hechos verídicos para explorar sus conflictos nacionales en sus ficciones.

La combinación de géneros

Quienes siguen las películas y series coreanas pueden estar familiarizados con ello, sin embargo los que asisten por primera vez a este tipo de producciones se pueden sorprender al ver cómo en un mismo capítulo puede haber drama, comedia y acción, incluso algunas escenas con un toque de gore, pues no falta la sangre en Bloodhounds

Lo anterior es bastante normal, al igual que la celebración de la comida y la bebida para establecer nexos entre extraños. La sociedad coreana gira en torno a ciertos protocolos y compartir algunos rituales son sinónimo de amistad y respeto. Entonces, aunque se trata esencialmente de una serie de acción, Joo-hwan Kim se encarga de darle otros registros a los actores de manera que esto no se convierta en una típica obra de Hollywood, en la que los protagonistas parecieran no tener debilidades ni vidas personales más allá de los golpes.

Al final de cuentas, Bloodhounds es un trabajo que celebra el triunfo del bien sobre el mal; una idea sencilla, pero en este caso, muy bien ejecutada.

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