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'Kohrra': India entrega una de las mejores miniseries en la historia de Netflix

Desde el país asiático llega un thriller policial que recuerda al clásico moderno ‘True Detective’, pero con crítica social

‘Kohrra’: India entrega una de las mejores miniseries en la historia de Netflix

Una escena de 'Kohrra'. | Netflix

Dirigida con una enorme sensibilidad que recuerda a la primera temporada de True Detective (Nic Pizzolatto), pero con la intensidad de Vivir y morir en Los Ángeles (William Friedkin), llega a Netflix Kohrra, una miniserie de seis capítulos que, a mi entender, va directa al podio de las mejores producciones disponibles en la historia del servicio de streaming.

Escrita a tres manos por Gunjit Chopra, Sudip Sharma y Diggi Sisodia, Niebla de invierno, como se tradujo al mercado hispano, cuenta la historia de un crimen que implica a varias familias muy importantes de Punjab, el corazón de la comunidad sij de la India. Las víctimas son un joven que estaba a punto de celebrar su boda arreglada y su mejor amigo, un ciudadano extranjero. 

Para resolver el suceso, el caso es encargado a dos policías locales, el veterano Balbir (Suvinder Vicky) y su mano derecha, el joven Amarpal (Barun Sobti). Ambos comparten el uso de la violencia para atar cabos, mientras lidian con situaciones personales complicadas. A medida que avanza la investigación, encontrarán que la verdad es tan compleja como sus propias vidas privadas.

No es un país para mujeres

En 2012, la India se convirtió en el foco de la violencia machista luego de que una mujer falleciera tras una violación grupal. El ataque a Jyoti Singh Pandy fue tan brutal que sus intestinos fueron desgarrados. Luego, el mismo crimen se repitió en Punjab. A diferencia del primero, la mujer de 29 años logró sobrevivir. Eran apenas dos casos conocidos de muchos que, según estadísticas, se repetían cada 20 minutos en la India.

Los delitos por agresión sexual son solo una parte de la generalizada violencia y discriminación que sufren las mujeres en este país. Según algunos investigadores, esto provocaría la muerte de entre uno y dos millones de mujeres al año. Hace una década, se calculaba que  cada 12 meses eran quemadas vivas 100.000 mujeres y 125.000 morían víctimas de agresiones físicas. Diez años después, eso no ha cambiado mucho, según CNN.

Precisamente, lo que convierte a Kohrra en un producto por encima del promedio que podemos ver en Netflix es la oscuridad de todos los personajes. Además de la impunidad con la que actúa la fuerza policial —los derechos humanos no son más que un enunciado— la crianza en una sociedad machista permea todo el argumento. Lo vemos cuando la prometida del fallecido es juzgada por su vida sexual y también en la relación violenta entre Balbir y su hija.

Entonces, lo verdaderamente valioso de la miniserie no es exactamente el crimen que relata, algo ya visto en otras producciones, sino la descripción, con pequeñas pinceladas, de la sociedad que se mueve al ritmo el delito; una sociedad atada a un pasado, que no supera el orden de castas y en la que las mujeres lo tienen muy complicado para escoger a sus parejas. Incluso para expresar sus sentimientos.

‘Kohrra’: el hombre y sus consecuencias

Kohrra es una serie muy masculina. El director, Randdep Jha (Justicia bajo fuego), no juzga a sus personajes; los dota, por el contrario, de una verosimilitud que hiela la sangre. Balbir y Amarpal no se cuestionan si la violencia con la que actúan está bien o está mal. Siguen sus instintos, como se les ha enseñado durante años en la policía. Si para lograr una confesión deben torturar, lo harán. Si para encontrar a un sospechoso necesitan chantajear, también. No hay, en este sentido, una clara distinción entre «buenos y malos». 

Igual sucede con el retrato que se hace de los padres (hombres) en la serie. Bajo la idea de que el bien final debe prevalecer por encima de los sentimientos, los hijos no son más que títeres, que deben cumplir un destino ya trazado. Las esposas son apenas acompañantes, que presencian desde la distancia cómo se escribe el futuro de unos jóvenes dependientes de la dote (gracias a esto pueden conseguir o no un «buen» esposo/a).

Sin embargo, al final, tanto los policías como los progenitores se darán cuenta de que la la soberbia con la que actuaron precipitaron los hechos. Si bien no se puede hablar de un arrepentimiento, sí es cierto que el viaje propuesto en la miniserie lleva a los protagonistas hacia un lugar diferente del que parten. Entienden —aunque eso no signifique un cambio profundo— que lo sucedido fue el lógico desenlace de una sociedad que oprime y en la que ellos son los principales opresores.

«El amor es un puto fastidio», dice uno de los personajes más poderosos hacia el final de la historia. Se refiere a que las personas que se enamoran suelen actuar irracionalmente y socavan el orden establecido. Eso resume el pensamiento de esta obra que pone en primer plano el recelo y la incapacidad de una sociedad por adecuarse a un mundo diferente.

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