¿Qué hace de la 'Barbie' de Greta Gerwig el taquillazo de la década?
Es el mejor estreno dirigido por una mujer en la historia de EEUU, duplicando las ganancias del ‘Oppenheimer’ de Nolan
El día más esperado del año, con permiso del 23 de julio —para algunos decepcionante, pero para todos sorprendente—, ya ha pasado. Barbie fue estrenada el pasado día 21, y la acogida de público ha estado a la altura de la campaña de marketing que suscitó tal expectación antes de su estreno. Pero, ¿esa expectación responde a algo real? ¿Qué hace de la Barbie de Greta Gerwig (Lady Bird, Mujercitas) el taqulliazo más importante de (seguramente) la presente década?
Si atendemos a la sinopsis oficial de la película, esta reza así: «Barbie lleva una vida ideal en Barbieland, allí todo es perfecto, con chupi fiestas llenas de música y color, y todos los días son el mejor día. Claro que Barbie se hace algunas preguntas, cuestiones bastante incómodas que no encajan con el mundo idílico en el que ella y las demás Barbies viven. Cuando Barbie se dé cuenta de que es capaz de apoyar los talones en el suelo, y tener los pies planos, decidirá calzarse unos zapatos sin tacones y viajar hasta el mundo real».
Realmente, es la historia autoparódica de una chica que busca su auténtica identidad en un mundo de fantasía, la premisa no es demasiado complicada. Tampoco necesita serlo, porque la ejecución es sencillamente perfecta. Y así lo atestiguan los millones y millones de personas que ya han ido a una sala a ver la película. Barbie ha hecho historia convirtiéndose en el mejor estreno dirigido por una mujer en Estados Unidos. En su primer fin de semana, la cinta de Greta Gerwig ha duplicado las ganancias del Oppenheimer de Christopher Nolan. Y la barbiefiebre, además, es global. La película logró el mejor estreno del año en España, superando los 700.000 espectadores.
La reapropiación de un símbolo
Barbie funciona, para empezar, porque juega con el imaginario colectivo de millones de niñas –y otros tantos niños–. Niñas que, hoy adultas, tuvieron algún día a una o varias de las muñecas de Mattel entre sus manos. Su mundo visual es reconocible, con ese rosa, ese plástico que destila cualquier cosa menos buena calidad. Algo tan reconocible como el sabor de la Coca-Cola. El universo Barbie se recrea perfectamente en la película, y lo han logrado con decorados y sin abusar del croma. Un acierto.
Lo que hace Greta Gerwig –junto con Noah Baumbach, su pareja y coguionista– con su versión de la Barbie es dotarle de una visión audaz y convenientemente feminista a una muñeca que, aunque haya perpetuado los estereotipos de género, supuso toda una revolución en su momento. La aparición de la Barbie en las estanterías de las jugueterías supuso un auténtico impacto social desde su lanzamiento en 1959. Aunque es un juguete, su influencia va más allá del mundo del entretenimiento y ha dejado un impacto significativo en la cultura y en las percepciones sociales de la feminidad, la belleza y las aspiraciones de las niñas y jóvenes de todo el mundo. Esta Barbie le da la vuelta a la Barbie original.
Por ejemplo, y aunque la Barbie original se asociaba con roles tradicionales de género, a lo largo de los años Mattel ha intentado actualizar su imagen y representarla en diversas profesiones y roles más allá de ser simplemente una modelo o ama de casa. También en diversas razas. Esto ha ayudado a desafiar algunos estereotipos de género y ha permitido que las niñas imaginen una amplia gama de posibilidades para su futuro. Y la película hace mucho hincapié en esto, poniendo de relevancia el poder de cada una de estas Barbies en su mundo, Barbieland, un mundo radicalmente opuesto al que pisa el común de los mortales todos los días. Gerwig logra apropiarse del símbolo que es Barbie para contar una historia diferente y con el foco puesto en el movimiento feminista actual. Hay mucho más que podría desafiar la Barbie, y Gerwig también tiene cosas que decir sobre esto.
Todo el mundo está invitado a la fiesta feminista de Barbie
Uno de los puntos fuertes de la promoción de la película de la que todo el mundo hablaba desde mucho antes de estrenarse es precisamente su elenco. Y, concretamente, sus dos protagonistas: Margot Robbie, en la piel de Barbie, y Ryan Gosling, en el papel de Ken. Ambos están mayúsculos, especialmente él, que representa a la perfección la masculinidad frágil. El resto del reparto está igualmente estupendo, como Kate McKinnon en el papel de una Barbie rara y estridente que sale de la norma. Tan necesaria como las Barbies estereotípicas.
También resalta Emma Mackey –conocida por interpretar a Maeve Wiley en Sex Education–, que aunque hace un papel pequeñito, lo borda. En general, más allá de Robbie y Gosling, el resto del reparto es fundamentalmente coral. Y se entienden a la perfección, coordinados como en una coreografía de una fiesta en casa de Barbie al son de Dance The Night de Dua Lipa, la canción principal de la película.
Precisamente, la banda sonora de Barbie es otra de las delicias que nos deja este taquillazo. No solo las canciones originales y compuestas expresamente para la película, sino los temazos que recupera. Desde los Bee Gees a las Destiny’s Child, pasando por la banda sonora original de Grease. Porque otra cosa que hace a la perfección Greta Gerwig es homenajear a grandes clásicos, como con la recreación de 2001: Una odisea del espacio que hace al principio. Guiños continuos que funcionan con quien tienen que funcionar, que es el espectador.
Barbie va camino de ser el taquillazo de la década, y es un alivio para la industria. No solo económico, que también –un éxito empuja a otros, que se lo digan a Nolan y su Oppenheimer–, sino moral. Ha triunfado una película inteligente, divertida, una superproducción que nos plantea una fiesta feminista a la que todos estamos invitados. Quien quiera, que vaya. Quien no, se lo pierde. Larga vida a la Barbie de Greta Gerwig.
