La covid hundió el cine en España: vamos a las salas un 40% menos que antes de la pandemia

Los datos no mienten. Aunque el año 2022 marcó una relativa recuperación de la industria cinematográfica tras el durísimo bienio 2020-2021, marcado por la pandemia, las cifras de recaudación siguen muy lejos de los tiempos precovid y no se avista una vuelta a los números de hace unos años.

En concreto, según la Estadística de Cinematografía: Producción, Exhibición, Distribución y Fomento publicada por el Ministerio de Cultura, las salas de cine en España recaudaron 367,5 millones de euros. La cifra representa un 228% de incremento respecto a 2020 y un 145% respecto a 2021, pero no llega al 60% de la taquilla de 2019, último año antes de la pandemia.

La tendencia en el número de espectadores ha sido paralela, con 104,9 millones en 2019, a los que siguieron los de tiempos de pandemia (27 millones en 2020 y 41,7, en 2021) y los 59,1 de 2022.

Este dato es muy preocupante teniendo en cuenta que a lo largo de 2022 la situación sanitaria fue dejando de ser un problema mayoritario, hasta el punto de que el Gobierno retiró la obligatoriedad de la mascarilla en cines en el mes de abril de ese año. Tampoco se ha salvado la taquilla del 2022 pese a que se estrenaron películas tan taquilleras como Avatar: la forma del agua (sus más de 2.300 millones de dólares de recaudación la convirtieron en la tercera película más exitosa de la historia) o Top Gun: Maverick (casi 1.500 millones).

La batalla entre los estudios y las salas

Cabe preguntarse, entonces, si la pandemia supuso algo más que un golpe coyuntural al sector de la producción de películas y su exhibición en salas. Lo cierto es que la situación causada por el covid acentuó una batalla que venía de lejos entre los estudios y las empresas de exhibición, la de la llamada theatrical window. Este concepto se define como el tiempo en que una película está exclusivamente en cines, antes de quedar accesible para el público en otros canales como el video on demand o las plataformas de streaming.

Los estudios ya llevaban tiempo tratando de imponerles a las salas una ventana de exhibición en cines de menor duración. Una pugna especialmente presente en el cine estadounidense, pero que también afecta a España por la importancia del mercado norteamericano. Fue con la llegada de la pandemia, cuando las salas tuvieron que cerrar por los confinamientos, cuando los estudios ganaron poder de negociación y empezaron a ganarles el pulso a los exhibidores. Por ejemplo, durante el 2021, estudios como Warner o Disney estrenaron sus grandes películas del año en cines y en streaming de manera casi o totalmente simultánea. Lo hicieron a través de sus respectivas plataformas, HBO Max y Disney+ respectivamente, en las que se publicaron filmes como Dune, Matrix Resurrection, Mulan, Luca o Viuda negra.

Por otra parte, grandes estudios como Disney, Paramount y Warner alcanzaron un acuerdo con las salas para que la ventana de exclusividad en cines se limite a 45 días (antes de la pandemia estaba en 74). Universal fue más allá y, a cambio de ceder a las salas un porcentaje de las ventas del video on demand, logró acortar la ventana hasta los 31 días para sus grandes estrenos y hasta los 17 días para películas más pequeñas.

Todos estos movimientos han venido a reforzar una tendencia cada vez más arraigada entre los espectadores, la de esperar a que las películas lleguen a las plataformas de streaming o a los paquetes televisivos. En este sentido, los datos apuntan a una clara dirección: aunque ni mucho menos el hábito de ir al cine está en peligro de extinción en el corto plazo, sí se ha instalado en un paulatino languidecer. Sólo el tiempo dirá si la gran pantalla recupera su gloria perdida o se convierte en un elemento cada vez más residual, como los periódicos de papel.