‘Rituales’, un viaje por las tradiciones culturales
El arquitecto y escritor malagueño Ignacio Jáuregui publica un nuevo libro, entre el ensayo y la literatura de viajes
Ignacio Jáuregui. | Mapas y Compañía
«Rituales serán, a efectos de este libro, prácticas muy diferentes entre sí que podríamos agrupar bajo este paraguas: ‘maneras de hacer codificadas, con un componente impráctico, que perduran en el tiempo transmitidas a través de generaciones y que sirven, en último término, como vínculos de pertenencia’», escribe el escritor y arquitecto malagueño Ignacio Jáuregui (1967) en su último libro Rituales. Un viaje por el hilo que nos une. De Jerusalén a Benarés (2023), publicado por la editorial Fórcola.
«Me puse a recopilar experiencias buscando un hilo común que me permitiera hacer un libro misceláneo de entrenamiento científico-geográfico, y me di cuenta de que me había metido en todo tipo de historias que tenían que ver con la ritualidad. Cuando viajas te atrae la forma de funcionar de otras civilizaciones, de otros pueblos, y lo que ves en lo externo. No te puedes meter en los comedores de la gente, lo que ves es una manifestación externa y lo que le he encontrado es un componente común de ritualidad que me ha interesado mucho», explica a THE OBJECTIVE en una conversación telefónica.
Un ritual es una celebración religiosa o cultural de un acontecimiento importante y transformador en la vida de un individuo. Además, los rituales y las ceremonias tienen lugar en acontecimientos importantes de un pueblo y en el ciclo repetitivo de las religiones, las culturas y la naturaleza. Los símbolos y las acciones rituales tienen una importancia fundamental. La idea de este volumen no es exponer las creencias del propio escritor, sino más bien ofrecer una visión pura de un mero observador que registra lo que ve, como su nombre en redes indica, un «paseante invisible».
El autor divide el libro en tres partes: «Entre creyentes», «Presencias» y «Ceremonias». Un rito también describe acciones de la vida cotidiana que siempre se repiten de la misma manera. Por tanto, representan un elemento estructural de la vida. Esto incluye también los procesos e interacciones constantes que regulan y dan forma a la vida junto con otras personas.
Sensaciones
«Todo lo que he escrito está relacionado con eso, con la mirada, la observación de lo ajeno, de fenómenos que me interesan mucho más que la interpretación o la narrativa. Es decir, que están en el origen. Soy un individuo que ha nacido en un determinado sitio, en una determinada cultura. Es decir, tengo un punto de vista. La invisibilidad absoluta sería un proceso de objetividad que tampoco gustaría ni al lector ni al propio escritor. Pero es bueno tenerlo como horizonte, para no pesar demasiado en el texto», dice Jáuregui.
La mirada es algo muy importante en sus textos. Defiende que en cualquier formato de viaje puede surgir «un chispazo de verdad o un momento de conocimiento» porque todo está en nuestra manera de ver, en el aspecto externo del viaje. Del mismo modo, esa mirada se recoge a través de la fotografía, aspecto fundamental en su manera de construir el relato. «La fotografía ha sido muy importante, como forma de documentación, como registro de una ceremonia. Porque una ceremonia tiene un transcurso. No hago vídeos, pero sí 20.000 fotografías. Es una muy buena memoria la que tengo a través de ellas, una memoria sensorial. La fotografía, digamos, despierta rápido el recuerdo de las sensaciones, de los sonidos, pero también de lo que yo mismo estaba pensando en el momento». Así se percibe dentro del álbum que aporta en este volumen, 67 imágenes que muestran las ceremonias explicadas, con una sensibilidad extraordinaria. Posiblemente este sea uno de los ensayos –según Jáuregui «un diario de viajes»– más sugerente que se ha publicado durante la última década.
Rituales es un libro que recoge una vida entera. Son treinta años de viajes los que recopilan estas páginas. Desde el norte y el sur de la India, hasta Marruecos, desde Jerusalén hasta Italia, desde Rusia hasta Inglaterra, Estados Unidos, Sri Lanka o Tailandia, entre otros. Un recorrido por los rituales del islam, del cristianismo, de la complejísima religión hindú, del budismo. Jáuregui escribe que para él la idea de Chesterton –«es cierto que las prácticas rituales que ha podido uno conocer se parecen mucho más entre sí que las visiones del mundo que cada una celebra»– resulta más interesante si se observa por el lado contrario. «Las divergencias teológicas no tienen mayor importancia, lo que importa de verdad es aquello que tienen de humanidad común todos estos gestos que, seguramente, nacieron mucho antes que ellas y que sirven a una necesidad compartida».
Humanidad compartida
La celebración de la Epifanía en Etiopía, de una misa ortodoxa en Moscú o de un bautizo en Shravanabelagola, India. «Si uno puede escribir esto, si llegado de la otra punta del mundo puede uno, asomado impúdicamente a esta celebración familiar –refiriéndose al bautizo–, interpretar los gestos y asignar los papeles sin miedo a equivocarse demasiado es porque se trata aquí de rasgos básicos de humanidad compartida: presentar la criatura que has traído al mundo, celebrar el prodigio con los tuyos, encomendarte a quien haga falta para que el dolor no le dé alcance, cómo no entender eso».
Jáuregui cuenta que el intervalo de los viajes es de unos 30 años. El libro está construido con «mucha materia de acarreo». Son viajes hechos «poco a poco», saboreando lo más antiguo de las civilizaciones: los ritos y tradiciones que se pasan de generación a generación. Cada viaje equivale a un cuaderno. Pero, ¿cómo se comprime tanto material para edificar un libro como este? «Hay de todo. Al principio, cuando era más joven y más voluntarioso, tenía cuadernos sistemáticos. En vez de dormir, me ponía a escribir. Cuando me compré una cámara digital, mi método cambió. He ido sustituyendo el cuaderno escrito por la fotografía, de manera que hago muchas más fotos de las que necesito para tener un registro temporal. Ya tenía un cuaderno de la India, del que salió un librito publicado en 2010 (India, primera mirada). Entonces ya tenía material para la primera parte del libro, del norte de la India. Luego, en cambio, en los viajes del sur de la India, que son mucho más tardíos, me vine con notas mucho más taquigráficas ya. Entonces, en esos dos viajes de la India, estarían los dos extremos de mi método».
En su libro Desgracia, Coetzee sostiene que no hay nada malo en los rituales porque su invención ha servido para hacer más llevaderos los momentos difíciles. En todas las culturas se celebran acontecimientos elementales y transformadores en el curso de la vida de una persona. Ya sean seculares, culturales o religiosos, los elementos simbólicos siguen siendo hoy piezas de apoyo fundamentales en los rituales de celebración. Los participantes se sienten conectados a un todo mayor y forman parte de la comunidad, encuentran el sosiego en esas ceremonias, unas veces tan pomposas, otras tan delicadas y discretas. Eso pretende demostrar Jáuregui en su diario de viajes: que los ritos, en vez de separarnos como humanidad, nos acercan cada vez más a nuestros orígenes. Y hacen que la llama de la vela nunca se apague.
