'The Architect', la miniserie noruega que dibuja un futuro cercano de la crisis de vivienda
Llega a las pantallas españolas con el respaldo del Festival de Berlín, donde obtuvo este año el premio a la mejor serie
Según la Real Academia, una distopía es una representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana. «Ficticia» y «alineación» son los términos clave de esta definición. Distopías hay muchas, y televisivas todavía más. La más famosa de los últimos años, seguramente, sea Black Mirror, una serie de culto que va por su sexta temporada. Hay una mucho más pequeñita que la serie original de Netflix, noruega, que puede verse en Filmin, y que causa furor entre el público europeo. Su título: The Architect.
The Architect, que llega a las pantallas españolas con el respaldo del Festival de Berlín, donde obtuvo el premio a la mejor serie, nos sitúa en un futuro no muy lejano en el centro de Oslo. El precio de la vivienda se ha disparado a sumas grotescas, pero el colapso que todos esperan no acaba de llegar. El motivo: los propietarios encuentran constantemente soluciones creativas para meter a la mayor cantidad de personas posible en un apartamento, y cuando ya no hay apartamentos asequibles, los vecinos de la ciudad optan por mudarse a los garajes, donde ya no hay coches porque están prohibidos. Es el caso de la joven arquitecta Julie (Eili Harboe), que se ve obligada a vivir en el garaje por la subida de precios del alquiler. Una situación que le da una idea que podría cambiarle la vida. Bueno, a ella y a otras muchas personas.
Un futuro demasiado cercano
En una hora y 20 minutos –la miniserie cuenta con cuatro capítulos de 20 minutos de duración cada uno–, The Architect da en el clavo. Parte de su éxito reside en que dibuja un futuro demasiado cercano, y lo hace –además– usando la comedia negra como hilo conductor de una realidad más probable de lo que nos gustaría admitir. La crisis de vivienda en las grandes ciudades, especialmente las europeas, es un problema apremiante que afecta a millones de personas. El aumento de los precios de la vivienda, la escasez de viviendas asequibles y el crecimiento urbano descontrolado –incluidas la gentrificación y turistificación del centro de las ciudades– han llevado a una situación en ocasiones límite. En España, Madrid o Barcelona son testigos de excepción de todo esto, pero no solo ellas. Es una problemática que cada vez afecta más a otras grandes ciudades españolas.
Esta realidad, que ni de lejos afecta solo a España –de hecho, es un problema más acuciante según más al norte de Europa nos situemos– es el punto de partida para imaginar un futuro no muy lejano en el que sea prácticamente imposible conseguir una hipoteca o alquilar una casa. De hecho, The Architect se inspira en la experiencia personal vivida por dos de sus guionistas. Ellos son Nora Landsrød y Kristian Kilde, víctimas también de la desmesurada escalada de precios en el mercado inmobiliario. Con un presupuesto limitado, apenas podían permitirse una plaza de garaje.
Una situación absurda que les impulsó a escribir una historia original pero que podría ser realidad. La protagonista se ve forzada a participar en un concurso para diseñar mil viviendas en el centro de Oslo como una estrategia para asegurarse una vivienda propia. Esas viviendas, cómo no, son en realidad infraviviendas, un concepto tan en boga en estos días.
The Architect: la simulación del documental
Lo cercano dentro de lo distópico lleva a concebir esta producción casi como un falso documental. A esta sensación contribuye el uso de zooms bruscos, casi tanto como los de The Office. La artífice de todo esto es la joven directora Kerren Lumer-Klabbers, prácticamente una desconocida, pero que ejecuta a la perfección sus intenciones en el que es su primer trabajo televisivo.
La serie no solo se ocupa del conflicto habitacional, sino que trata otros muchos temas. Por ejemplo, la precariedad laboral. No solo económica, sino puramente laboral. Julie, al mismo tiempo que dibuja esas mil infraviviendas, busca obtener un puesto de trabajo que esté a la altura de su formación y experiencia. A pesar de que hace ya años que se licenció, y que profesionales de su misma promoción ya están despuntando en la arquitectura, ella sigue siendo una mera becaria de un gran estudio. Otro conflicto que nos suena a plena realidad, especialmente a los que nos dedicamos a juntar letras. La precariedad económica, por su lado, se manifiesta en los elevadísimos tipos de interés, que empujan a algunos personajes a situaciones de pura violencia, como la autolesión para cobrar un seguro.
The Architect es una producción, como decíamos, pequeñita. Con un presupuesto muy limitado para una obra de ciencia ficción –de ahí, probablemente, su corta duración–, esta miniserie tira de puro ingenio. El talento es el principal aliado de quienes no cuentan con recursos, y aquí queda de manifiesto.
Mención especial para la actriz protagonista, Eili Harboe, una actriz noruega pero conocida internacionalmente por su trabajo en producciones internacionales como la exitosa Succession. Y, también, para todo el equipo de fotografía, que con poco nos trasladan a un futuro no muy lejano y reconocible. Una distopía muy actual, ficticia –sí– pero muestra de una alienación totalmente vigente. No se la pierdan, se ve en una –o media– tarde.