'Sound of Freedom': ¿importan más las ballenas que los niños?
«Con independencia de la calidad cinematográfica, es una película sobre un tema tan grave como desconocido»
Cuando me pidieron en THE OBJECTIVE un artículo sobre Sound of Freedom (sonido de libertad) tenía claro que ni me pedían ni yo iba a hacer una crítica cinematográfica. Primero porque no soy crítica y segundo porque siendo una película que estrenamos en A Contracorriente, distribuidora de la que soy socia, me costaría mucho la objetividad.
Tenemos una buena relación con Angel Studios, la empresa que está coordinando toda la distribución internacional. Y la tenemos porque hace ya más de dos años nos enteramos de la existencia de The Chosen, la serie sobre la vida de Jesús de Nazareth, y tras muchísimo trabajo conseguimos que nos confiasen su distribución en España. Es una serie que hemos publicado en DVD y puede verse a través de nuestra propia plataforma Acontra+, en Movistar y esperemos que pronto en televisión en abierto.
Cuando nos enteramos de la existencia de Sound of Freedom fue poco antes de su estreno en Estados Unidos. Nos pareció una película con una temática difícil, el robo y tráfico de niños para su explotación sexual, pero cuando vimos su ambicioso plan de lanzamiento y su gran acogida decidimos acelerar para hacernos con sus derechos para España.
Conforme pasaban las semanas y la película arrasaba en EEUU (más espectadores que Indiana Jones y Misión imposible), íbamos teniendo un sentimiento contradictorio: felices por el éxito y por pensar que podríamos ser capaces de replicarlo en España, pero preocupados por el nivel de polémica y de polarización que la película estaba generando, algo que ni por asomo sospechábamos tras ver la película.
Con independencia de la calidad cinematográfica, que la tiene, aunque algunos se la nieguen a veces sin ni siquiera haberla visto, pero en la que no voy a entrar, Sound of Freedom es una película sobre un tema tan grave como desconocido: la explotación sexual en la infancia. Basada en hechos reales, cuenta la historia de Tim Ballard, un exagente del FBI que dedicó una gran parte de su vida al rescate de estos niños.
«Es curioso que un tema tan importante y que mueve tantos miles de millones, más incluso que la droga, sea tan desconocido»
Para que el tema no eche a nadie de las salas, hago un spoiler: no hay ni una sola escena que te obligue a retirar los ojos de la pantalla. Está rodada con exquisita elegancia y sin ningún tipo de escena escabrosa. La película evita la sordidez y, enfatizando el trabajo de los héroes, resulta, además de emocionante y llena de suspense, incluso luminosa.
Es curioso que un tema tan importante y que mueve tantos miles de millones, más incluso que la droga, sea tan desconocido para la mayor parte de la sociedad.
Con una temática así nos costaba entender la polarización, pero es evidente que en parte se produce por dos de las personas que están detrás del proyecto (Eduardo Verástegui, productor y actor, y Jim Caviezel, protagonista de la película que también lo fue de La pasión de Cristo) y por el apoyo recibido desde ciertos sectores más conservadores.
Eduardo Verástegui es un actor y productor mexicano; hace un mes, el 7 de septiembre, decidió ser candidato a la presidencia de México desde su posición independiente pero claramente de derechas. Yo entiendo que haya gente a la que esto no le guste, pero creo que su ideología no se ve en absoluto reflejada en la película y mal vamos si prejuzgamos las películas por la forma de pensar de quienes están detrás.
Jim Caviezel fue el elegido para encarnar a su protagonista, el exagente Tim Ballard. Y fue elegido tras el no de varios actores… Todo el mundo conoce la militancia católica de Caviezel y su defensa de posiciones republicanas.
La película llevaba producida cinco años, financiada por Fox antes de convertirse en Disney, pero nadie se había atrevido a estrenarla hasta que llegó Angel Studios.
«La película llevaba producida cinco años, pero nadie se había atrevido a estrenarla hasta que llegó Angel Studios»
Preocupados con la politización en torno a la película, he de reconocer que en cierto modo nos ha favorecido. La gente no es tonta y quiere tener su propia opinión. En un momento en que se estrenan más de 10 películas todas las semanas, para una distribuidora independiente es difícil hacerse un hueco entre los potenciales espectadores. No ya que quieran ir a verla; simplemente que les suene el estreno. Y es evidente que con Sound of Freedom se ha conseguido. Hemos hecho un importante esfuerzo, humano y económico, en su lanzamiento, pero el boca a boca y las redes sociales están haciendo el resto.
Ojalá sea un éxito como película, pero sobre todo, ojalá pongamos nuestro granito de arena para concienciar a la sociedad del inmenso problema que como humanidad tenemos con el tráfico infantil y que la película ayude a promover cambios legislativos que protejan a nuestros niños, que son el futuro… Parece que a veces nos preocupamos más por una ballena varada o por una especie animal que se extingue, que por cuidar a la infancia.
Amalia Blanco Lucas es socia fundadora y consejera de A Contracorriente Films.