'The Creator': dejen de joder con la Inteligencia Artificial
La película de Gareth Edwards se pierde en un rimbombante homenaje al género de ciencia ficción
Pareciera que han pasado siglos desde que Gareth Edwards nos dejó con la boca abierta. Era un desconocido para el gran público cuando presentó Monsters, conquistando a la crítica y especialmente a los fanáticos de la ciencia ficción. La caótica historia de amor, con unas criaturas realmente de temer de fondo, fue elogiada y su nombre fue publicitado como una de las grandes promesas del género, al lado Neill Blomkamp (District 9). Sin embargo, 13 años después, el director británico parece empecinado en dejar su mejor registro con los fuegos artificiales, olvidándose de lo más importante en cualquier creación cinematográfica: el guion.
Después de 2010, Edwards hizo Godzilla (2014), una elección lógica dada la manera como presentó a los bichos en su debut. No fue para nada memorable. Sin embargo, se le dio el gran poder para llegar a un público más amplio con Rogue One: Una historia de Star Wars (2016). En esta producción, se debe acotar que Tony Gilroy fue llamado para auxiliarlo y hacer varios cambios, algunos de ellos clave, como la aparición de Darth Vader que no estaba en el guion original. Quien sabe si esa experiencia fue demasiado traumática, aunque Edwards siempre ha defendido su autoría en el producto completo. Lo cierto es que ha tardado siete años en mostrarnos su nueva criatura: The Creator.
En The Creator, el foco está puesto en la Inteligencia Artificial, tema de moda del que ha opinado hasta Bad Bunny, que ya es mucho decir. Pareciera que la inteligencia artificial nos tiene a todos con los nervios de punta, sobre todo a los periodistas que tardamos horas para escribir reseñas como estas. De hecho es bastante probable que la IA conseguiría detectar en minutos todas las referencias que hay en la nueva película de Edwards, que van desde Terminator hasta Inteligencia Artificial, desde El Planeta de los Simios a la propia District 9, de la que hablamos arriba. La lista es interminable y reconocible, y tal vez esa sea la gran falla de la cinta: es tanto lo que quiere decir el director británico, y tantos los homenajes al género, que se pierde en el camino y no encuentra su propia voz.
Eso sí, desde el apartado visual, la película es un espectáculo. Cada detalle está milimétricamente estudiado. El movimiento de los no-humanos, es sorprendente. El CGI funciona a perfección cuando nos muestran esos híbridos entre carne y tuercas. Incluso resulta aterrador que esas imágenes nos parezcan tan naturales, pensando en la evolución de la robótica. En este sentido, el seguidor de la ciencia ficción adorará ciertas unidades que se inmolan como si fueran kamikazes.
Sin embargo, el elaborado trabajo visual se pierde ante una historia mil veces contada, con grandes huecos en su desarrollo. Estamos hablando de una producción que dura más de dos horas y la mayoría del metraje se gasta en una dinámica muy floja: mostrar el escape del protagonista y su «encargo» ante la inminente llegada del enemigo. Como si se tratara de un videojuego, los personajes principales van sorteando dificultades hasta que llega la misión final.
Personajes sin alma
Suponemos que Edwards no escogió a mega estrellas para disponer de un amplio presupuesto para los efectos especiales, decisión respetable pero que incide en el producto final. Tal vez un actor con mayor registro que John David Washington (interpreta a Joshua), habría subido de nivel la previsible historia.
Para que The Creator funcionara, urgía que la química entre Washington y Alphie (Madeleine Yuna Voiles) se saliera de la pantalla. No es el caso. En ningún momento el espectador siente que hay una conexión profunda entre ellos, y menos entre Washington y su pareja, Maya (Gemma Chan).
Aquí todo es tan desabrido, que buenos actores secundarios, como el eterno Ken Watanabe (Harun) o Marc Menchaca (McBride), pasan sin pena ni gloria por la pantalla. Se salva la siempre rendidora Allison Janney (Colonel Howell), gracias a esa capacidad de mimetizarse de acuerdo a las exigencias del papel. Tiene ese brillante punto de mala leche que le exigía el rol.
¿Fue Edwards una promesa fallida? En el cine como en la política, siempre hay oportunidad de volver. Seguiremos esperando el regreso de ese joven que nos maravilló con una obra que es referencia entre los fanáticos indies de la ciencia ficción. Mientras eso pasa, no queda más que disfrutar de esos fuegos pirotécnicos que se le dan de manera natural y que en The Creator están en primer plano.