La izquierda apuñalada
«El PSOE eleva a debate cualquier asunto al mismo tiempo que hace la ley, no con anterioridad, lo que sería de justicia»
La izquierda traicionada, así se llama el sólido ensayo del abogado Guillermo del Valle sobre los apuñalamientos del PSOE a una izquierda que no representa, donde también se afea a Sumar la deriva autoritaria. Cualquier socialdemócrata suscribiría el trabajo del portavoz de El jacobino, organización política llamada por derecho propio a sustituir al PSOE y a devolver la dignidad a la izquierda. Se pueden y se deben discutir los postulados del ensayo, que abarca todos los temas calientes, incluidos la inmigración y la nueva ley sobre los transexuales. Esa es su mayor aportación, abrir el dialogo desde la izquierda que el PSOE se ha apropiado para desvirtuar y mancillar el sentido de la crítica, primer escalón que la izquierda democrática en su día subió y que ahora, contraria a la democracia, desciende camino de la desaparición como en el resto de Europa.
El ensayo reivindica los valores de la revolución francesa: igualdad, libertad y fraternidad. Los mismos, acierta el autor, que promulgaron las Cortes de Cádiz. Añade la máxima del revolucionario Marat: indivisibilidad. Y sí, concuerda con la derecha en que el PSOE está descomponiendo la patria, coincide con la derecha en que en ese partido no se reconoce la mayoría, por mucho que le votaran obedeciendo la máxima prefiero malo conocido que malo por conocer. El ensayo dispara desde la dialéctica a Vox y a Bildu, partidos hermanados en el fascismo, solo que Vox no fue generado por un entramado terrorista.
En el trabajo, y esta es su primera virtud, no hay ni un resquicio de rabia ni de llamamiento a la emoción de las bajas pasiones. Reivindica la actualidad del razonamiento y de lo universal del socialismo. La gente de El Jacobino se parece mucho a la gente del PSOE de los años ochenta y los primeros noventa, personas jóvenes con capacidad política, discurso, cabeza y hambre de igualdad. Los militantes del PSOE descontentos y los antiguos militantes que se marcharon con la primera traición a los valores de la socialdemocracia encontrarán en El Jacobino una organización capaz de devolver su sitio y su aroma de libertad a la izquierda, y una mesa donde la discrepancia funciona de motor.
Los antiguos militantes de Ciudadanos, los de la izquierda moderada y gradual, condenados al olvido debido al desatino de sus lideres, hallarán en El Jacobino una formación capacitada para transformar la sociedad. Para ello lo primero es contar con valores de hierro, los que el PSOE malea y convierte en plastilina con el único objetivo de mandar. Los dirigentes del PSOE transmitieron a sus cuadros que se iban a perpetuar en el poder, algo que ha dejado a miles de cargos municipales y autonómicos en la calle. El Jacobino, termino a madurar, tiende a convertirse en el núcleo de los socialdemócratas con vocación de servicio público.
Viene a contar Guillermo del Valle en su primer tratado político que el PSOE eleva a debate cualquier asunto al mismo tiempo que hace la ley, no con anterioridad, lo que sería de justicia, de la justicia social que el PSOE omite en cada acto de gobierno, en cada discurso, en estos cinco años de traición continua a la izquierda y también al centro izquierda, donde se reúne la clase trabajadora, el cuerpo claro que ahorman la clase obrera y la clase media: el nosotros y no el yo, el qué hay de lo nuestro y no el qué hay de lo mío. El ensayo clama con claridad y profundidad a la vieja aspiración de la izquierda, la defensa de los colectivos donde el yo se suma al tú y al él conformando el nosotros con el fin de que seamos iguales, libres, solidarios y opuestos a favorecer a las élites que se dedican a hacer caja. El trabajo explica el casamiento del PSOE y los poderosos, y el olvido de los vulnerables, arrinconados por la supuesta izquierda.
Guillermo del Valle escribe: «El esencialismo identitario plantea como algo unívoco y atemporal, duradero, eterno y no cambiante. Es el absurdo reaccionario que más ha pavimentado de sangre la historia de la humanidad». El adjetivo reaccionario salpimienta el texto de la primera a la última frase. Expone que no hay formaciones tan reaccionarias como los nacionalismos, el PSOE y Sumar, que tienen poco o nada de progresistas. La conclusión, de sobra argumentada sin un atisbo de sectarismo, se congratula por la realidad clara y cruda de la racionalidad. Los insatisfechos de las filas del PSOE, los de ayer que se dieron de baja y los de hoy que aguantan mordiendo los labios, con la lectura de La izquierda traicionada, verán un abanico de posibilidades y la confianza de ser de izquierdas, la izquierda diversa que recela de la mentira y abjura de los pactos con los nacionalistas.
Los votantes socialistas lectores de ensayo se darán de bruces con el presente y avistarán un futuro posible y necesario, razones para la esperanza, el subtítulo del tratado.