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Cultura

Yon Bengoechea, entre la ilusión y la realidad

El fotógrafo y cineasta ha recibido el premio a la Mejor Película por su corto ‘Antes del Todo’ en el festival Notodofilmfest

Yon Bengoechea, entre la ilusión y la realidad

Yon Bengoechea. | Solecker

Yon Bengoechea ha recibido el Premio a la Mejor Película por su corto Antes del Todo en el festival Notodofilmfest. En el film, el fotógrafo y cineasta utiliza la comedia para reflexionar sobre los propios orígenes del universo y los objetos de la cotidianidad. El cortometraje, de dos minutos de duración, es el quinto que realiza el director grancanario. El hilo conductor de sus proyectos, dice, siempre está relacionado con una «curiosidad innata, algunas veces histórica, otras sociológica».

PREGUNTA.- Empezó haciendo fotografía, en su archivo vemos una conexión muy cercana con América Latina. ¿Qué trabajos realizó en la región? 

RESPUESTA.– Estudié Sociología en la Universidad del País Vasco, al terminar la carrera hice un máster de cooperación internacional en el marco de las Naciones Unidas. Luego gané una beca para ir a Cuba como técnico de proyecto como cooperante. Estuve allí dos años, trabajando para la FAO. Monitorizaba proyectos técnicos en torno a la alimentación y agricultura, específicamente con apicultura y ganadería. El trabajo consistía en poner en práctica el concepto de «soberanía alimentaria», que tiene como pilar conseguir que los países consigan lo máximo de productos posibles por ellos mismos, evitando la especulación internacional. Es una teoría que no prohíbe ni deslegitima la exportación de alimento, pero sí prioriza el consumo de alimentos nacionales. 

P.- ¿Cómo llegó a Colombia?

R.- Llegué trabajando de freelance como fotógrafo y videógrafo. Trabajé un tiempo para UNICEF en el desierto de La Guajira, donde vive el pueblo indígena Wayuú. Los proyectos que hice estaban enfocados a visibilizar la contaminación y escasez del agua, así como los problemas de alimentación porque la desnutrición infantil, es uno de los principales lastres de la población. La Guajira es una península, que si bien, tiene mar, es muy desértica y hay muy pocos recursos. La comunidad de los wayuú se ubica entre las fronteras de Colombia y Venezuela, se les permite cierta autonomía, pero hay muy poca presencia gubernamental. La zona es además muy conflictiva por el desarrollo de proyectos mineros y el tráfico ilegal, debido a su ubicación geográfica. 

P.- Su primer cortometraje lo dirigió en La Candelaria, un barrio histórico colonial de Bogotá, con la famosa Lady Zumba de protagonista…

R.– El corto se llamó Smartwatch, lo trabajé con parte del colectivo trans de La Candelaria. Fue en el año 2016, el momento del auge de los relojes inteligentes. El personaje del corto tiene un corazón artificial, y por tanto se entiende que no tiene alma y es rechazado socialmente. La actriz fue Lady Zunga, una artista y activista trans que cambió oficialmente su nombre a las letras del abecedario, se llamó ABCDEFG. Decía que siempre la calificaban como LGTB, o como HC por hardcore, así que ella misma decidió asignarse las siglas del abecedario. Lamentablemente se suicidó unos años después. Colombia es muy conservadora y religiosa, se demoniza mucho la diversidad sexual y se le margina, pero también se encuentra mucha calidad humana. La Candelaria, por su parte es una ciudad muy abierta, juvenil y artística. 

P.- Hasta el momento, ha dirigido cinco cortometrajes. ¿Dé dónde parte cada historia?

R.- Para Smartwatch fue un gran referente el libro Cyborg de Donna Haraway. Sobre todo, para tratar el tema de la «otredad» y ese binomio entre lo natural/artificial, y como metáfora social entre una persona heteronormativa y una persona transexual. En el caso de Antes del Todo, fue por una inquietud científica, al enterarme que el oro es un elemento que emerge de las estrellas. Se forma en el momento más crítico de una estrella, cuando su núcleo está más caliente antes de explotar, el fenómeno se llama «supernova». Luego es lanzado al espacio sideral como partículas, que son como nebulosas que luego con la gravedad van formando nuevos cuerpos o planetas. Yo siempre he sido muy teórico, y en este corto me interesaba apelar al humor. El cerdito dorado de «oro», protagonista del corto, me lo dio una tía a la que se lo obsequiaron al abrir una cuenta en un banco. Lo he tenido durante años dentro de una alcancía. La ilusión, el entusiasmo, el milagro de la naturaleza como contraposición a la realidad, también fueron elementos que me interesaban exponer.

Cortesía de Yon Bengoechea.

Síntesis

P.- ¿De qué depende el tiempo de duración de un cortometraje?

R.- En el caso de Antes del Todo, la línea de trabajo era más experimental, bastante conceptual, los dos minutos que dura, fueron ideales para narrar la historia. Los tiempos son variables, por eso es muy agradable asistir a festivales de cortometrajes, en una sola sesión se pueden ver ideas muy creativas, diversas y compactas. Un corto es también una síntesis, hay narrativas que por naturaleza deben ser un largometraje y otras un corto y hay que saber definirlo e identificarlo. Al igual que en el arte contemporáneo donde a veces existe un exceso de codificación, en cine también puede ocurrir esa exageración. Pueden, haber planos que no aportan nada y otros que por más largos que sean son justificados, pero hay que saber escuchar lo que se necesita.

P.- Notodofilmfest lleva más de dos décadas apoyando y dando escaparate a las artes audiovisuales. Es un gran reconocimiento recibir el Premio a Mejor Película…

R.- Sobre todo, porque es un festival internacional que da oportunidad a directores noveles. El fundador del festival es Javier Fesser, director de El milagro de P. Tinto, un clásico de humor y surrealismo español. Lo organiza La Fábrica y siempre tienen un jurado de cineastas de primer nivel como Guillermo del Toro, Isabel Coixet, Álex de la Iglesia, este año estuvo J.A. Bayona, entre varios otros. 

Cortesía de Yon Bengoechea.

P.- ¿Qué similitudes y diferencias encuentra trabajando en cine y fotografía?

R.– El cine y la fotografía están muy conectados. El cine no deja de ser 24, 25 o 30 fotos por segundo, aunque es verdad que la forma de contar las cosas es muy diferente. El cine se constituye por fotogramas, cuando sacas una película en film son 24 fotos por segundo y en digital también. La ilusión óptica del movimiento se logra gracias a la secuencialidad. Yo en este corto intenté hacer una fusión entre mi lado de fotógrafo y de cineasta, sobre todo para recrear al personaje principal, protagonizado por David Pantaleón. Creo que en esencia son lo mismo y ambas disciplinas te permiten un mundo de posibilidades. 

Técnica

P.- Para sus fotografías utiliza siempre la cámara analógica…

R.– De adolescente recuerdo utilizar mucho la cámara digital. Soy de la generación que creció con esa tecnología. Volví a la analógica por ver fotos de mi infancia. Las veía estéticamente impresionantes. La curiosidad de entender por qué me gustaba el resultado de lo analógico, fue lo que me llevo a investigar y a querer utilizarlo como herramienta. La cámara digital es muy útil y barata, pero en el film encuentro más valor. También tiene un componente limitado de tiempo, porque el carrete tienes 36 fotos y eso te ayuda a ser más consciente y reflexivo. Trabajo sobre en todo en blanco y negro porque siento que, al no tener color, se puede conceptualizar de una forma más directa lo que uno quiere trasmitir.

P.- Para revelar sus imágenes utiliza una técnica casi en desuso…

R.Es la técnica de platino/paladio, muy escasa actualmente, pese a que se utilizó mucho a finales del siglo XIX. El platino es lo más estable que hay en fotografía, le llaman copia «noble» porque dura hasta mil años. La conocí gracias a Francisco Hernández, un fotógrafo granadino que me enseñó la técnica, luego de fallecer, su mujer me donó los químicos. Conseguirlos es bastante difícil, porque es una técnica muy cara de desarrollar. Cuando se creó, iba a ser la técnica estándar para hacer fotografía, pero en Estados Unidos donde se desarrollaba, se dieron cuenta que casi todo el platino estaba en minas rusas. El acceso era muy limitado, por eso se decantaron por las placas de plata. 

P.- ¿Cuál será su próximo corto o muestra fotográfica? 

R.- Inauguraré la primera semana de febrero en la galería Sin Título de Gran Canaria, la exposición está comisariada por Elena Marrero. La temática es un estudio sobre la representación micro y macro de la luz y otros elementos, a través de la fotografía. En este proyecto he utilizado pequeños zooms, que ayudan a reinterpretar lo cotidiano, muchas veces generando imágenes ambiguas. Como fotógrafo, colaboro con distintas instituciones, como con el Ejército español. Del registro que creo para este tipo de trabajos, también surgen imágenes que luego retomo para proyectos personales.

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