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Cultura

La fuerza liberadora del reguetón

THE OBJECTIVE conversa con Sandra López de Santiago sobre el sello independiente de música urbana que dirige

La fuerza liberadora del reguetón

Los artistas Soribah y Kaydy Cain. | Giuseppe Marconi

Honey Money Entertainment es el sello independiente que representa figuras como Kaydy Cain, Yassir, Caballo de Rally, Marko Italia, Grauu o Daby. El proyecto asienta sus raíces en Carabanchel, desde un espacio de encuentro, donde confluyen las grabaciones y una barbería, al puro estilo de trap y reguetón.

THE OBJECTIVE conversa con Sandra López de Santiago, para hablar de Honey Money Entertainment, el sello independiente de música urbana que dirige junto a Daniel Gómez Carrero a.k.a Kaydy Cain. «El proyecto también ofrece distribución digital, editorial, management, booking, además de la representación de artistas».

Sandra López de Santiago. | Giuseppe Marconi

PREGUNTA.- ¿Cómo se inicia en la industria de la música?

RESPUESTA.- Mi idilio con la música urbana es reciente. Siempre trabajé en marketing para empresas multinacionales. Pero es verdad que estuve mucho en el área de móviles y las telecomunicaciones invierten bastante en música. Recuerdo cuando se integró una versión del walkman a los teléfonos, y luego el mp3, que sin duda revolucionó el mundo. El sonido y la cámara eran muy importantes para captar público, así que teníamos que hacer muchas acciones vinculadas con la música. En 2015 en Sony, fui parte de un proyecto en el que hicimos unas carcasas diseñadas por María Escoté y al evento invitamos a Kaydy Cain, Yung Beef, Khaled y Steve Lean, que en ese momento conformaban el grupo Purgan. Vivían en Barcelona y hacían trap, ellos fueron de los primeros que lo importaron de Atlanta, cantándolo en español. Desde siempre, me parecieron muy talentosos y nos hicimos amigos.

Marko Italia junto a Caste. | Giuseppe Marconi

P.- ¿Cómo se creó Honey Money Entertainment?

R.- En 2018 me reencontré con Kaydy Cain, ya como solista, todos los chicos del grupo Purgan, habían empezado sus carreras en solitario. Me contó que tenía muchos proyectos en mente y como me gustaba mucho su música, le dije, un poco en broma, que le iría mejor si yo «lo cogía por banda». Fue un comentario muy espontáneo, porque yo no me imaginaba llevando la carrera de un artista. Mi sorpresa fue cuando me escribió para decirme que me tomaba la palabra y que quería que nos asociemos.

P.- Todos los artistas del sello pertenecen a una generación que nació teniendo acceso a internet…

R.- Y fue la primera generación que tuvo acceso ilimitado, podían consumir toda la música que les gustaba. Desde pequeños, tenían a mano el mejor rap, hip hop o trap, algo impensable en generaciones anteriores.  Antes si querías escuchar las canciones que te gustaban, tenías que tener la suerte de conocer a un «musiquita» que tuviese una colección de discos y te quisiese grabar un casete. Eso también te limitaba el poder investigar sobre géneros o conocer nueva música.

«Llevamos 16 artistas, pero también tenemos productores que producen dentro y fuera del sello.»

P.- A Kaydy Cain se le conoció como cantante de trap, pero también tiene hits de reguetón…

R.- Cuando Purgan, que hacía trap se reunía a grabar, siempre Kaydy y Yung Beef, llegaban antes al estudio y mientras esperaban al resto, grababan temas de reguetón bajo el nombre de La magia del amor. Por ese entonces, el género estaba aún muy denostado en España. También era un momento raro para la música, porque salíamos del indie, pero tampoco pasaba nada nuevo, todo estaba un poco repetitivo. Ellos grababan en la zona del Razzmatazz y luego se juntaban mucho por El Rabal y se empezó a crear un movimiento en torno a esta movida. Siempre fueron muy revolucionarios y musicalmente hablando, nunca hubo nada que los cohibiera.

P.- ¿Siempre se produjeron de forma independiente?

R.- No, estuvieron fichados por una multinacional, pero se separaron. Creo que influyó mucho el que pertenecieran a la generación posterior al drástico cambio que experimentó la industria musical. Se dieron cuenta que gracias a la tecnología podían en gran medida autogestionarse. Cuando Kaydy me propuso unirme al equipo y llevarle el management, acepté porque sentía que nadie los había guiado en cómo explotar más su talento.  En un principio lo hice paralelamente a mi trabajo, pero el proyecto fue creciendo y pese a que no fue fácil renunciar a la estabilidad que ofrece pertenecer a una gran empresa, creo que valió la pena apostar por ello. 

P.- ¿Cómo plantearon la estrategia del sello? Entraban a competir con una industria muy potente…

R.- Primero montamos Honey Money Entertainment que es el sello. El management consiste en acompañar y ver qué decisiones tomar, a mi lo que más me costó, fue conocer las peculiaridades de la industria. Cuando nos asociamos pensamos que también debíamos montar una editorial, que registrase la música para que se recauden los derechos de autor. Trabajamos con artistas que hacen distintos géneros, algunos hacen trap, afrobeat, otros, reguetón, no queremos encasillarnos. Lo más complicado es que somos un equipo pequeño y tenemos que abarcar mucho. Llevamos 16 artistas, pero también tenemos productores que producen dentro y fuera del sello. 

P.- ¿Y cómo nace la idea de crear Honey Money Barber Shop?

R.- Kaydy tenía su estudio en casa, lo cual funcionaba muy bien durante la pandemia. Luego quiso tener el espacio de trabajo en otro lugar, y cuando encontró el local, le pareció una buena idea montar una barbería. Entre los artistas de música urbana, siempre se han compartido tendencias y estéticas puntuales, como los cortes degradados, que son peinados que requieren de muchos cuidados. Yo bromeo contándoles lo mucho que nos ha costado a las mujeres poder pasar de las peluquerías, para que ahora sean ellos los que las reclaman… Pero Honey Barber Shop es más que una barbería, es también un estudio de grabación y se ha convertido en un espacio de encuentro para la gente que le gusta la movida «trapera», en pleno Carabanchel. 

«El reguetón viene originalmente de Panamá y Puerto Rico»

P.- Hay mucha confusión sobre los géneros y subgéneros de la música urbana, ahora se habla del drill, que también proviene del rap ¿Cuáles son los orígenes del trap y del reguetón?

R.- El origen del rap proviene de los Estados Unidos y es un género que surge entre la población afroamericana. El trap es una mezcla del hip hop y del rap, y en sus letras se narran historias de vida, la mayoría vinculadas a los guetos y a los barrios marginales de donde surge. Sus primeros exponentes se escuchan en Atlanta, en Georgia, a inicios de los años noventa, cuando empieza todo el movimiento, con productores que utilizaban bajos muy fuertes para hacer las mezclas. El reguetón, por su parte, viene originalmente de Panamá y Puerto Rico, aunque hay mucho debate sobre en cuál de los dos países, se haya su verdadero origen. Se dice que, de Panamá porque cuando Estados Unidos decide construir el Canal, llegan muchos jamaiquinos como mano de obra. Si bien en Jamaica se habla inglés, su música tradicional y la que llegan escuchando es el reggae. Desde Panamá y Puerto Rico los jóvenes que migran a los Estados Unidos, empiezan a pinchar y animar fiestas, pero ya hablando en español. Nueva York es de las primeras ciudades que acoge el sonido y de ahí se expande al mundo. 

P.- Se dice que la industria del reguetón es muy machista… 

R.- El machismo es algo a lo que siempre nos hemos enfrentado. Y ocurre en todos los géneros, la sociedad siempre ha sido machista y lo sigue siendo.  Es cierto que el reguetón tiene letras machistas, pero las de Julio Iglesias tampoco eran feministas. El machismo se refleja en muchas cosas, no veo que el reguetón lo sea especialmente. Por lo contrario, hay figuras como Ivy Queen que tiene himnos feministas de absoluta reivindicación. A veces parece que nos olvidamos que en nuestro país, hace cuarenta años una mujer no podía abrir una cuenta en el banco, por decir lo menos. El reguetón es también una forma de expresión para muchas mujeres, una manera de evidenciar su realidad, porque también se erigió como un género liberador. Es cierto que en sus letras se habla mucho de sexo y eso perturba. Lo que hay que entender es que pertenece a una generación que ha crecido con una libertad sexual, contrapuesta al tabú que representó la sexualidad anteriormente. Por eso el reguetón también sonroja y eso está bien.

P.- Hay además una contraparte muy conservadora, pienso en el pop de Taylor Swift, quien ya se ha convertido en billonaria, batiendo todos los récords de audiencia en sus giras…

R.- Creo que en la música como en la política estamos muy polarizados y el reguetón y el pop son muestra de ello. Hay hordas de conservadurismo y por contraposición un segmento muy liberalizado. Felizmente, también las modas se van permeando de un lado a otro. Cuando yo era chica, si eras punkie eras punkie y si eras rockera eras rockera, y así te movías sólo con tu tribu. Hoy en día se fluye de una corriente a otra y se escucha a Adele con la misma fidelidad que a Bad Bunny. A mí me han parado señoras para decirme que han escuchado la música de los «chavales» y que van a ir a la barbería a cortarse el pelo, porque también hay mucha gente que no tiene prejuicios y la música es muestra de ello.

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