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Cultura

'Griselda': Sofía Vergara se pone en la piel de una mujer temida hasta por Pablo Escobar

Los creadores del universo ‘Narcos’ se alían con la actriz colombiana para retratar a la ‘madrina de la cocaína’

El primer capítulo de Griselda, la serie original de Netflix protagonizada y producida por Sofía Vergara, arranca con una cita atribuida al narcotraficante más conocido de todos los tiempos, Pablo Escobar. «El único hombre al que le he temido en mi vida fue una mujer llamada Griselda Blanco». No hay constancia de que esto realmente lo dijera el narco colombiano, pero –como dirían los italianos– se non è vero, è ben trovato. La serie, que navega a través de la idea de que el machismo de la época en la que vivió esta narcotraficante determinó, en parte, su destino, recurre sin embargo a la validación de un hombre para exponer la relevancia del personaje. Por lo menos, sirve para ejemplificar lo violento y despiadado de la protagonista de esta historia. Si Pablo Escobar te teme, es que eres realmente temible.

Griselda es un biopic que recrea la vida real de la ambiciosa narcotraficante colombiana Griselda Blanco, creadora de uno de los cárteles de la droga más rentables de la historia. Madre de tres hijos, en el Miami de los años 70 y 80 utilizó su letal mezcla de encanto e insospechada crueldad para desenvolverse con pericia en un mundo dominado por los hombres. Griselda no es el primer acercamiento de la ficción a esta figura que ha fascinado a tantísimos. En 2017, por ejemplo, fue Catherine Zeta-Jones la encargada de encarnar a Griselda Blanco en la película Griselda: La reina de la cocaína. Una película que pasó, por cierto, si pena ni gloria. La serie de Netflix sí está cosechando, desde su estreno hace apenas unos días, un éxito notable.

Sofía Vergara, piedra angular de Griselda

En su primer proyecto dramático, Sofía Vergara es mucho más que la actriz protagonista. La intérprete colombiana, a la que le llegó la fama gracias a su papel en la exitosa Modern Family, visitó nuestro país recientemente y tuvo la oportunidad de explicar su implicación en esta serie. Aparte de su viral aparición en El Hormiguero de Pablo Motos, en diversas entrevistas explicó cómo llevaba muchos años persiguiendo contar la historia de Griselda Blanco, una mujer que rompió muchísimos esquemas desde la criminalidad. Ser humano, por un lado, y monstruo, por el otro. Prefirió esperar a que ella, la auténtica Griselda Blanco, muriera y pasara un tiempo prudencial para contar su historia. Su final fue similar al de muchos otros narcos, ya pueden imaginar cuál.

Volviendo a Vergara, que como decíamos firma su primer trabajo dramático en la pantalla, ella es además productora ejecutiva de la serie, y responsable de decisiones como que la producción cuente con mucho talento latino, delante y detrás de las cámaras. Su alianza con los responsables del universo Narcos parecía algo evidente. Esta es una serie bilingüe, en la que conviven el inglés y el español con total naturalidad, y que reivindica que en Hollywood también pueden escribirse historias en castellano. En cuanto a su desempeño como actriz, supera con creces las expectativas que podríamos tener previamente. El trabajo de caracterización es mayúsculo y nos olvidamos de quién está detrás de esas prótesis. Sofía Vergara da así un salto en su carrera lanzándose no solo al drama, sino contando como ella quiere una historia que llevaba tiempo persiguiendo.

¿Un subgénero sobreexplotado?

El de los biopic centrados en narcotraficantes es un subgénero que ha vivido su auge en la última década. A la mencionada Narcos —y Narcos: México— se le suman otros tantos títulos, como el de El Chapo, u otros que no nos presentan personajes reales pero que han erigido iconos televisivos, como Breaking Bad. Una proliferación que empieza a saturar a la audiencia. Cuando hablamos de historias de artistas, o de científicos, hablamos generalmente del auge y caída de una persona con un talento transformador. Generalmente, para bien. En el caso de los narcos, es distinto. Estas producciones pueden caer en humanizar a auténticos monstruos cuyo gran talento es asesinar y vender droga. No es que no sean personajes relevantes, seguro que lo son. No es que sus historias no sean interesantes, que también lo son. Sin embargo, llega un momento en el que nos planteamos: ¿realmente merece la pena?

Lo que está claro es que estas historias interesan, y mientras interesen se seguirán contando, aunque este subgénero, el de los biopics de narcos, empiece a estar sobreexplotado. Por lo menos, en el caso de Griselda, se nos presenta una historia con un trasfondo realmente interesante: Griselda Blanco, la dueña de Miami, la madrina de la coca, era una mujer. Y fue eso, precisamente, lo que le permitió pasar desapercibida durante tanto tiempo. La serie nos la muestra, primero, como una madre desesperada y, luego, como una lunática ávida de poder —dinero ya le sobraba— que cava su propia tumba. A través de los seis capítulos podemos profundizar, aunque sea un poco, en la psicología del personaje. Poco más se le puede pedir a una ficción de estas características.

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